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Los niños alimentados con lactancia exclusiva tienen 13% menos riesgo de obesidad y un desarrollo más saludable
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Pocas decisiones generan tanta conversación—y a veces tanta presión— como la forma de alimentar a un bebé. La lactancia materna exclusiva suele colocarse en el centro del debate: mientras algunos la defienden como el método ideal para un desarrollo óptimo, otros la consideran una expectativa difícil de cumplir, sobre todo cuando la vida laboral o las circunstancias personales se interponen.
Por ello, el tema sigue siendo una fuente de dudas, comparaciones y hasta sentimientos de culpa. En un contexto donde se idealiza la lactancia, muchas madres se preguntan si el esfuerzo realmente se traduce en una ventaja tangible para el desarrollo físico y neurológico de sus hijos, o si, como tantas veces ocurre en la crianza, el ritmo del crecimiento infantil depende de mucho más que de un solo factor.
Sin embargo, los organismos internacionales como la Organización Mundial de la Salud (OMS) como UNICEF son claros: recomiendan la lactancia materna exclusiva durante los primeros seis meses de vida, comenzando en la primera hora después del parto. Según explicó Paola Díaz, médico general de Sanitas Consultorios Médicos a Hogar y Familia, esto significa que el bebé solo recibe leche materna —sin ningún otro alimento o líquido, salvo vitaminas, minerales o medicamentos cuando son necesarios— porque en esa etapa la leche cubre completamente sus necesidades nutricionales.
“La leche materna no solo aporta grasas, carbohidratos y azúcares como la lactosa, que alimenta directamente el cerebro, sino también micronutrientes esenciales como el selenio, el cobre y el manganeso, indispensables para el crecimiento y el desarrollo armónico. Además, a través del amamantamiento, la madre transmite anticuerpos y células inmunológicas que fortalecen las defensas naturales del bebé frente a múltiples enfermedades”, afirmó Sarah Vega, neonatóloga pediatra de la Unidad de Lactancia Materna de la Clínica Ricardo Palma.
Incluso, como recalcó Ana María Sotillo, pediatra de Clínica Internacional y consultora internacional certificada en lactancia materna, se sugiere continuar la lactancia más allá de los seis meses, combinándola con alimentos complementarios hasta los dos años o más, ya que sus beneficios —tanto físicos como emocionales— se prolongan en el tiempo.
¿Cuáles son los beneficios de la leche materna?
Protección inmunológica
La leche materna es mucho más que un alimento: es un sistema de defensa activo. Cuando el bebé entra en contacto con virus o bacterias, la madre produce anticuerpos y glóbulos blancos que pasan por la leche, reforzando sus defensas. Por eso, como señaló la neonatóloga Vega, los niños amamantados presentan una menor incidencia de infecciones respiratorias, gastrointestinales, otitis, alergias y hospitalizaciones durante el primer año de vida, y suelen enfermarse con cuadros más leves.

“Su composición incluye moléculas con acción protectora: lactoferrina (inhibe el crecimiento de bacterias patógenas), lisozimas (destruyen bacterias) y oligosacáridos (favorecen el desarrollo de bacterias beneficiosas en el intestino). Además, contiene células inmunitarias vivas (macrófagos y linfocitos). Según la OMS, los bebés alimentados exclusivamente con leche materna presentan un 64% menos de riesgo de infecciones respiratorias graves y 50% menos de diarreas severas durante el primer año de vida”, precisó la doctora Ana María Sotillo.
Prevención de enfermedades crónicas
La lactancia materna también reduce riesgos a largo plazo, como el 13% menos de obesidad infantil, lo que contribuye a prevenir las enfermedades no transmisibles causadas por esta afección. Además, disminuye el riesgo de diabetes tipo 2 en un 35%, así como también amamantar por seis meses o más se asocia con una reducción del 19% en el riesgo de leucemia infantil.
Reducción de riesgo de muerte súbita infantil
Los lactantes amamantados presentan hasta 60% menos riesgo de SMSL en comparación con los no amamantados. El efecto es aún mayor cuando la lactancia es exclusiva durante los primeros meses.
Nutrición para el crecimiento
La leche materna contiene todos los nutrientes esenciales que el bebé necesita en sus primeros meses de vida. Aporta proteínas fácilmente digeribles, lactosa —que proporciona energía al cerebro y mejora la absorción del calcio y el hierro—, y grasas saludables como el DHA, fundamentales para el desarrollo neurológico. Además, es una fuente rica en vitaminas, minerales, enzimas y hormonas que regulan el crecimiento, el sueño y el metabolismo del bebé.
También incluye oligosacáridos que alimentan las bacterias beneficiosas del intestino, anticuerpos que fortalecen el sistema inmunológico y sustancias bioactivas, como el ácido siálico, que contribuyen a la maduración cerebral. Por su composición única, la leche materna es considerada el alimento ideal para la nutrición integral del recién nacido.
Impulso al desarrollo cognitivo
La lactancia materna tiene un impacto positivo en el desarrollo neurológico y cognitivo del bebé, ya que proporciona grasas esenciales como el DHA (ácido docosahexaenoico), que es crucial para el desarrollo de las células cerebrales. Además, la lactancia materna ayuda en la formación de conexiones neuronales que son fundamentales para el aprendizaje y el desarrollo de habilidades cognitivas.

Investigaciones científicas demuestran que los niños amamantados tienden a tener un coeficiente intelectual (CI) más alto en comparación con aquellos que recibieron fórmulas infantiles. De hecho, como específico la doctora Sotillo, los adultos que fueron amamantados de niños tienen 3,4 puntos más en los indicadores de desarrollo cognitivo
“Un estudio publicado en el Journal of the American Medical Association (JAMA) en 2020 evidenció que los bebés amamantados tienen un mejor rendimiento cognitivo a los 5 años en comparación con los alimentados con fórmula. Además, investigaciones de la Universidad de Oxford confirmaron que los bebés alimentados exclusivamente con leche materna presentan un desarrollo cerebral más eficiente, debido a la riqueza en ácidos grasos esenciales, hierro y anticuerpos presentes en la leche”, destacó Adán Cruz, pediatra de Centros Médicos MAPFRE.
Vínculo emocional
La lactancia fortalece el apego: la interacción piel con piel, la liberación de oxitocina y los cuidados sincronizados promueven respuestas maternas más sensibles, lo que contribuye al bienestar socioemocional del bebé.
Beneficios para la madre
Las mujeres que amamantan tienen un 32% menos de riesgo de tener diabetes tipo 2, un 26% menos de riesgo de tener cáncer de mama y un 37% menos riesgo de tener cáncer de ovarios, en comparación con aquellas mujeres que no amamantan o que amamantan menos.
¿La lactancia acelera el desarrollo?
De acuerdo con el doctor Cruz, estudios indican que los bebés alimentados exclusivamente con leche materna pueden alcanzar ciertos hitos del desarrollo, como el control de la cabeza o la visión, a una edad más temprana. No obstante, el momento exacto en que se alcanzan estos hitos está influenciado también por factores genéticos y el entorno familiar.
“La lactancia exclusiva no acelera el desarrollo de los hitos motores, pero sí mejora la calidad de estos. La leche materna proporciona nutrientes esenciales que favorecen el desarrollo muscular y la función cognitiva. Por ejemplo, los ácidos grasos Omega-3 y el DHA son fundamentales para el desarrollo cerebral y de la vista. Aunque los bebés alimentados exclusivamente con leche materna pueden alcanzar hitos de desarrollo con una base más sólida, la velocidad con la que lo hacen está determinada también por otros factores como la estimulación, el ambiente y las características individuales del bebé”, aclaró el experto.
Lactancia vs. fórmula: lo que realmente cambia
Según Paola Díaz, las diferencias más significativas entre la leche materna y las fórmulas infantiles en cuanto al aporte para el crecimiento y el desarrollo son:
| Característica | Leche materna | Fórmulas infantiles |
|---|---|---|
| Proteínas | Contiene proteínas bioactivas (alfa-lactoalbúmina, lactoferrina, inmunoglobulinas) que ayudan en la digestión y la inmunidad. | Proteínas de leche de vaca modificadas; más difíciles de digerir y sin función inmunológica. |
| Grasas | Ricas en ácidos grasos poliinsaturados (DHA y ARA) esenciales para el desarrollo cerebral y visual. | Algunas fórmulas los incluyen, pero su biodisponibilidad y proporciones son inferiores. |
| Carbohidratos | Predomina la lactosa y más de 200 oligosacáridos humanos (HMOs) con función prebiótica e inmunológica. | Solo contienen lactosa o maltodextrina; los HMOs sintéticos se añaden parcialmente en fórmulas premium. |
| Micronutrientes | Contiene hierro, zinc, vitaminas y enzimas con alta biodisponibilidad. | Deben fortificarse artificialmente; absorción más baja. |
| Factores inmunológicos | Incluye anticuerpos (IgA, IgG, IgM), citoquinas, células vivas, microbiota y exosomas. | No contiene células vivas ni defensas inmunes activas. |
| Células madre | Presentes en la leche humana; pueden contribuir a la regeneración y desarrollo tisular. | No presentes. |
Sin duda, esto se puede ver reflejado gracias a sus efectos a largo plazo. En términos cognitivos, según la especialista de Sanitas, los niños que fueron amamantados exclusivamente durante seis meses o más tienden a mostrar mejores puntajes en pruebas de inteligencia, memoria y lenguaje. Mientras que, en el plano cardiovascular y metabólico, la lactancia exclusiva se asocia con una menor presión arterial en la infancia y adultez joven.
A nivel inmunológico, Díaz mencionó que los niños alimentados con leche materna exclusiva presentan una menor incidencia de asma, alergias y enfermedades autoinmunes. También tienen menos probabilidades de sufrir infecciones respiratorias recurrentes o padecimientos inflamatorios intestinales, como la enfermedad de Crohn o la colitis ulcerosa. Estos beneficios se atribuyen a la exposición temprana a inmunoglobulinas, citocinas y a la microbiota materna, que fortalecen la tolerancia inmunológica a largo plazo.
En cuanto al desarrollo físico, la succión natural del pecho promueve una mejor formación mandibular y una dentición más alineada, lo que reduce la necesidad de tratamientos de ortodoncia y disminuye la incidencia de apnea del sueño.
“Incluso en la salud mental y emocional se observan efectos positivos: los adultos que fueron amamantados presentan menor riesgo de depresión y ansiedad, posiblemente debido a la interacción afectiva constante que se da durante la lactancia, la cual favorece la autorregulación emocional y la formación de un apego seguro”, aseguró la doctora Paola Díaz.
¿Qué otros factores influyen en el desarrollo?
Aunque la lactancia es la columna vertebral del desarrollo, no es el único pilar, enfatizó Sarah Vega. Durante la primera infancia —especialmente en los tres primeros años de vida—, los niños son muy vulnerables y dependen del cuidado sensible y cariñoso de su entorno que responda de manera oportuna a sus necesidades.
Gestos tan simples como hablarles, mirarlos, cantarles o acariciarlos estimulan su cerebro y fortalecen el vínculo afectivo. “No hay estímulo más poderoso para un bebé que el rostro y la voz de sus padres o cuidadores”, subrayó Vega.
Asimismo, como resaltó Heidi Szugye, directora médica y fundadora de la Clínica de Medicina de la Lactancia de Cleveland Clinic, el entorno emocional también cumple un rol decisivo: un hogar con apego estable y libre de violencia fomenta la confianza y la exploración, mientras que el estrés tóxico o la negligencia pueden alterar el desarrollo del cerebro.
“El papel del vínculo de apego que se forma a través del contacto piel con piel y la lactancia. Este contacto estimula la liberación de oxitocina y prolactina, hormonas que favorecen la calma, la empatía y el bienestar tanto en la madre como en el bebé. Gracias a esta interacción, el niño desarrolla confianza básica y aprende que el mundo es un lugar seguro y predecible. Además, estas experiencias tempranas contribuyen a la autorregulación emocional y a un sistema nervioso más estable, bases del equilibrio emocional futuro”.

En esta misma línea, Paola Díaz agregó que el ritmo de desarrollo infantil también se ve influenciado por factores como la genética, ya que determina el potencial básico de crecimiento y maduración del cerebro, así como también influye en la velocidad del desarrollo neurológico, las habilidades cognitivas y la personalidad. De hecho, existen variaciones genéticas que modulan cómo el niño responde a estímulos ambientales o nutricionales.
¿Cuáles son los desafíos de la lactancia exclusiva?
Entre los principales desafíos de la lactancia exclusiva se encuentran:
- Retorno temprano al trabajo o estudio:La falta de licencia posnatal adecuada, horarios flexibles y espacios para extraer y almacenar la leche son barreras comunes para las madres que desean continuar con la lactancia.
- Falta de información y apoyo profesional:Los mitos sobre la lactancia materna (como “mi leche no alimenta” o “el bebé no se llena”) y la ausencia de orientación adecuada desde el embarazo y las primeras semanas de vida pueden generar inseguridad y abandono temprano. La capacitación del personal de salud es clave.
- Dolor y dificultades técnicas:Problemas de agarre, grietas en los pezones, congestión mamaria y mastitis pueden hacer que la lactancia sea dolorosa, llevando a muchas madres a suspenderla sin el apoyo adecuado.
- Presión social y falta de apoyo familiar:En algunos entornos, la lactancia es desvalorizada, y el uso de fórmulas es visto como más “moderno”. La falta de comprensión de la familia o la pareja aumenta el estrés de la madre.
- Condiciones socioeconómicas y emocionales:Factores como pobreza, estrés, desnutrición o depresión posparto son obstáculos significativos. La salud mental materna afecta directamente la producción de leche y la disposición emocional para amamantar
¿Cuáles son las estrategias para lograr o mantener la lactancia exclusiva?
Según los especialistas en lactancia entre los recursos y apoyos que marcan la diferencia, se encuentran:
- Consejería y acompañamiento profesional:Consultoras en lactancia y personal de salud capacitado (IBCLC, obstetras, enfermeras, pediatras) ayudan a corregir técnicas, resolver dudas y reforzar la confianza materna.Espacios presenciales o virtuales donde las madres pueden compartir experiencias y sentirse acompañadas.

- Políticas laborales y sociales favorables:Licencias posnatales extendidas, salas de lactancia en centros de trabajo, horarios flexibles y campañas educativas son fundamentales para apoyar la lactancia.
- Educación prenatal y familiar:Preparar a la madre y a su entorno antes del parto aumenta la confianza y reduce el abandono. Incluir a la pareja y la familia en la educación mejora el apoyo en casa.
- Apoyo emocional y salud mental:Programas de acompañamiento psicológico o grupos de posparto ayudan a manejar el estrés, la culpa o el cansancio. Cuidar la salud mental de la madre es cuidar la continuidad de la lactancia.
No obstante, si una madre no puede mantener la lactancia exclusiva, es crucial entender que esto no la define como menos capaz o menos amorosa. De acuerdo con la doctora Díaz, la ciencia y la práctica clínica ofrecen alternativas seguras y estrategias complementarias para garantizar el desarrollo saludable del bebé:
Fórmulas infantiles: una opción segura y controlada
- Las fórmulas de inicio son el sustituto más adecuado cuando la lactancia materna no es viable (por causas médicas, falta de producción o decisión informada).
- Están diseñadas científicamente para cubrir las necesidades nutricionales del lactante y se regulan por organismos internacionales (OMS, FAO, Codex Alimentarius).
- Es importante que se prepare y administre correctamente, con agua segura, utensilios limpios y bajo orientación del pediatra.
Lactancia mixta o diferida
- Algunas madres logran mantener una lactancia parcial (combinando leche materna y fórmula).
- Incluso pequeñas cantidades de leche materna aportan anticuerpos, enzimas y hormonas beneficiosas.
- Si el problema es la succión directa, puede usarse extracción de leche y alimentación con vaso o biberón, manteniendo el contacto piel a piel.
Acompañamiento profesional
- Contar con el apoyo del pediatra, nutricionista infantil o consultora en lactancia ayuda a elegir la mejor alternativa y monitorear el crecimiento del bebé.
- El acompañamiento emocional a la madre también es esencial para evitar sentimientos de culpa o frustración.
“Es importante recordar que la leche materna no “acelera” el desarrollo, pero lo hace más equilibrado, fortaleciendo la inmunidad, la maduración cerebral y el vínculo emocional con mamá. Además, cada bebé tiene su propio ritmo, y la lactancia crea las mejores condiciones para un desarrollo saludable. Por eso, si no es posible amamantar exclusivamente, lo más importante es el amor y la cercanía, ya que el contacto, las caricias y la atención también construyen vínculos fuertes y cerebros sanos”, concluyó la experta.
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