
La infancia es una etapa de la vida fascinante y llena de momentos que se convierten en hitos inolvidables para los padres. Desde las primeras sonrisas, las miradas fijas hasta los balbuceos, cada pequeño logro de un bebé es motivo de celebración. Sin duda, entre los hitos, uno de los más esperados es cuando el bebé logra sentarse por sí solo, el cual es una señal de crecimiento saludable y de un adecuado desarrollo de fuerza, equilibrio y autonomía.
Sin embargo, en un mundo donde la rapidez y la anticipación parecen ser la norma, como padres, podemos caer en la tendencia de querer adelantar esta fase, intentando ayudar a nuestros pequeños a que se sienten antes de tiempo. Aunque pueda parecer un gesto inofensivo, la realidad es que esta etapa del desarrollo depende de una serie de procesos biológicos y neurológicos que, de ser interrumpidos, pueden llegar a afectar significativamente el desarrollo físico y motor del menor, comprometiendo así habilidades cruciales, como el gateo, el equilibrio o la postura a largo plazo.
¿Qué riesgos existen si un bebé se sienta antes de estar preparado?
Forzar a un bebé a sentarse antes de que esté listo, puede conllevar varios riesgos para su desarrollo y bienestar. En primer lugar, como explicó el doctor Pedro Cazorla Salinas, médico pediatra y docente de la carrera de medicina humana de la Universidad San Ignacio de Loyola (USIL) a Hogar y Familia, la columna de un bebé es flexible y está en pleno desarrollo, por lo que sentarlo sin que haya fortalecido los músculos del cuello, la espalda y el tronco puede ejercer presión indebida en dicha zona, afectando su alineación y postura a largo plazo. Además, la falta de desarrollo adecuado de estos músculos puede resultar en debilidad muscular, afectando la coordinación y el equilibrio en el futuro, así como también impedir que cumpla con otros hitos del desarrollo.
“Sentar a un bebé antes de que esté listo puede interferir significativamente en el desarrollo de otras habilidades motoras fundamentales, como gatear, rodar y caminar, las cuales dependen de un progreso natural en la fuerza y la coordinación. Por ello, si se fuerza al bebé a adoptar posturas para las cuales no está preparado, puede limitar el tiempo que dedica a actividades esenciales, como el “tummy time” (tiempo boca abajo), las cuales son vitales para fortalecer los músculos del cuello, espalda y tronco lo que, a su vez, son necesarios para lograr un desarrollo adecuado de estas habilidades motoras. Por lo tanto, al apresurarlo, se puede obstaculizar su progreso natural y limitar su capacidad para alcanzar estos hitos de forma saludable”, aseguró Matthew Badgett, pediatra de Cleveland Clinic.
Asimismo, si un bebé aún no está preparado para sentarse puede volcarse fácilmente si se coloca en esta posición sin una supervisión adecuada, lo que aumenta el riesgo de caídas y posibles lesiones. Además, el uso de dispositivos como cojines o asientos para mantener al bebé en posición sentada puede generar una dependencia a estos soportes, dificultando que aprenda a equilibrarse y a sentarse por sí mismo.

¿Qué etapas del desarrollo deben alcanzarse previamente?
Para evitar riesgos significativos para la salud del bebé, antes de que sea capaz de sentarse sin apoyo, debe alcanzar una serie de etapas clave en su desarrollo físico y motor:
Fortalecimiento de los músculos del cuello y control de la cabeza (3-4 meses)
De acuerdo al doctor Badgett, el control de la cabeza es uno de los primeros hitos motores. Durante los primeros meses, el bebé desarrolla la fuerza necesaria en los músculos del cuello para levantar y mantener la cabeza erguida, lo que es fundamental para sentarse.
Fortalecimiento del tronco y la espalda (5-6 meses)
A medida que los músculos de la espalda y el tronco se fortalecen, el bebé adquiere la capacidad de mantener una postura erguida. Este desarrollo es esencial para sostener el cuerpo en la posición de sentado.
Desarrollo de habilidades motoras gruesas
Además del fortalecimiento muscular, los bebés necesitan desarrollar habilidades motoras gruesas como:
- Rodar: Mejora la coordinación y fortalece los músculos centrales.
- Empujarse con los brazos: Les ayuda a adquirir fuerza para mantener el equilibrio.
- Girar: Aumenta la flexibilidad y contribuye a la coordinación.
Desarrollo de la coordinación y el equilibrio
Estos aspectos son fundamentales para que el bebé logre mantenerse estable mientras está sentado. La combinación de fuerza muscular y práctica de movimientos ayuda a perfeccionar su equilibrio, sostuvo el docente de USIL.
“Alrededor del sexto mes, el bebé debería ser capaz de mantenerse sentado si lo colocamos en esa posición. Sin embargo, si nos referimos a alcanzar la posición sentada por sí mismo (desde la posición acostada y sin ayuda), esto debería lograrse aproximadamente hacia el noveno mes. No obstante, como padres es importante tener en cuenta que cada bebé es único y puede alcanzar estos hitos en momentos ligeramente diferentes”, indicó el doctor Álvaro Prialé, director de la Clínica de Simulación de la Universidad Científica del Sur.
¿Cómo apoyar al desarrollo motor de un bebé sin apresurarlo?
Tummy time
El tummy time es una práctica fundamental para el desarrollo motor del bebé, ya que fortalece los músculos del cuello, los hombros y la espalda, facilitando el control cefálico y preparándolo para futuros hitos como sentarse, gatear y caminar. Según la doctora Jessica Álvarez, pediatra de la Clínica Ricardo Palma, esta posición, que consiste en colocar al bebé boca abajo mientras está despierto y bajo supervisión, debe implementarse desde el primer mes de vida sobre una superficie firme y estable, como una alfombra de goma. Además, es recomendable comenzar con sesiones cortas de 3 a 5 minutos varias veces al día, aumentando gradualmente la duración a medida que el bebé se acostumbra y gana fuerza.
Con el tiempo, este fortalecimiento le permitirá intentar girarse, un hito importante que demuestra que ha adquirido la fortaleza suficiente para sentarse. En general, los bebés logran sentarse de manera independiente entre los cinco y los nueve meses de edad. Sin embargo, en el caso de los bebés prematuros, este proceso puede llevar un poco más de tiempo, por lo que es especialmente importante comenzar la práctica desde el primer o segundo mes, adaptándola al ritmo de cada bebé.
Además de fortalecer la musculatura, el tummy time contribuye al desarrollo de habilidades motoras gruesas, como rodar y empujarse con los brazos. También desempeña un papel clave en la prevención de la plagiocefalia posicional, una condición que ocurre cuando el bebé pasa demasiado tiempo acostado sobre la espalda, lo que puede provocar zonas planas en la cabeza.

“Es común que algunos padres se sientan inseguros al colocar a su bebé en esta posición. Para hacer la experiencia más cómoda, es recomendable elegir momentos adecuados: cuando el bebé esté tranquilo, sin hambre y sin haber sido alimentado recientemente, para evitar molestias o regurgitaciones. Con paciencia y constancia, el tummy time se convierte en un hábito beneficioso que contribuye significativamente al desarrollo motor del bebé”, afirmó la experta.
Por su parte, el médico de Cleveland Clinic destacó que, durante esta actividad, los padres pueden ofrecerle al bebé juguetes que promuevan el alcance y el movimiento, como pelotas suaves o juguetes de colores brillantes. Esto puede incentivarlo a levantar la cabeza y el pecho, fortaleciendo la parte superior del cuerpo, su coordinación y sus habilidades motoras.
Otros ejercicios simples
Se pueden realizar juegos de equilibrio, que consisten en sostener suavemente al bebé mientras está sentado y permitirle inclinarse ligeramente hacia adelante, hacia atrás y a los lados, ya que esta actividad puede ayudar a desarrollar el control del tronco y la estabilidad.
Del mismo modo, como recomendó Matthew Badgett, los padres pueden realizar actividades de rodar y girar. Básicamente, pueden colocarlo de lado y estimularlo con un juguete para que intente rodar hacia adelante o hacia atrás, lo cual fomenta el movimiento y fortalece los músculos abdominales y de la espalda.
“Para llevar a cabo estos movimientos asistidos, es importante proporcionarle al bebé un entorno seguro y cómodo donde pueda explorar y moverse libremente, por lo que los padres deben asegurarse de que el área esté libre de peligros. Igualmente, es fundamental que participen activamente, ya que jugar y hablar con el bebé mientras explora su entorno no solo motiva al menor a moverse más y a desarrollar nuevas habilidades, sino que también fortalece el vínculo entre padres e hijos”.
Posturas que deben evitarse
Durante las primeras etapas del desarrollo, el pediatra recalcó que, es crucial evitar ciertas actividades o posturas que pueden interferir con el desarrollo motor del bebé. Una de ellas es colocar al bebé en una posición sentada o de pie antes de que haya desarrollado la fuerza muscular necesaria, ya que esto puede generar un estrés innecesario en su columna vertebral y articulaciones, afectando negativamente su postura y su desarrollo a largo plazo.

Otro aspecto a considerar es el uso excesivo de dispositivos restrictivos. Accesorios como sillas reclinables, asientos para bebés y portabebés pueden limitar el movimiento libre del bebé y retrasar el fortalecimiento muscular necesario para habilidades como sentarse, gatear y caminar. Por ello, estos dispositivos deben emplearse con moderación y solo por períodos cortos.
“Es importante evitar que el bebé permanezca en la misma posición durante largos períodos. Dejarlo acostado de espaldas durante demasiado tiempo sin alternar posiciones puede aumentar el riesgo de ciertos problemas físicos y afectar su desarrollo motor”, agregó.
¿Cómo identificar si el bebé está listo para sentarse?
Los padres pueden identificar si su bebé está listo para sentarse observando ciertas señales clave en su desarrollo. Una de las primeras es el control de la cabeza y el cuello, lo que significa que el bebé puede mantenerla erguida y estable sin que se incline hacia los lados, adelante o atrás cuando lo cargan. También es importante que el bebé tenga fuerza en el torso, ya que esto le permitirá inclinarse ligeramente hacia adelante y usar sus manos como apoyo cuando está sentado. Según Pedro Cazorla, otra señal es que el bebé muestre interés por su entorno y por mantenerse en una posición más erguida, lo que puede manifestarse en intentos de impulsarse hacia adelante cuando está acostado, similar a un pequeño abdominal.
“Básicamente, si el bebé sostiene bien la cabeza, su espalda se mantiene recta y comienza a colocar sus manos a los costados para equilibrarse, es una señal clara de que está desarrollando la fuerza y el equilibrio necesarios para sentarse con apoyo”, subrayó la pediatra de la Clínica Ricardo Palma.
Sin embargo, como señaló Badgett si un bebé tiene dificultades para sentarse cuando llega el momento esperado, los padres deben prestar atención a ciertos signos que pueden indicar un retraso en el desarrollo motor. Entre las señales de alerta más importantes están la falta de control en la cabeza y el tronco, la rigidez o debilidad muscular excesiva, y una escasa interacción con el entorno.
“Ante estas dificultades, es recomendable consultar primero con un pediatra o un especialista en desarrollo infantil, quien podrá evaluar si es necesario derivar al bebé a un neurólogo o traumatólogo para descartar problemas relacionados con el tono muscular o posibles complicaciones estructurales. La detección temprana de cualquier retraso es clave, ya que permite implementar intervenciones oportunas que pueden mejorar significativamente el desarrollo del niño a largo plazo”, concluyó el doctor Prialé.
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