
Las vacaciones de verano están llegando a su fin. Ahora, el uniforme está listo sobre la silla, la mochila cargada con útiles escolares espera en la puerta y el sonido de la alarma marca el inicio de una nueva rutina. En definitiva, el regreso a clases puede generar una mezcla de emociones: para muchos niños, representa una aventura que despierta su curiosidad y entusiasmo, pero para otros, viene acompañado de un nudo en el estómago, noches de sueño inquieto y una sensación difícil de describir.
La ansiedad ante el retorno escolar es una realidad más común de los que imaginamos. Los cambios en los horarios, el reencuentro con compañeros, el miedo a lo desconocido o incluso experiencias pasadas de bullying pueden convertirse en un detonante de estrés infantil. Por ello, como padres, muchas veces nos enfrentamos a preguntas sin respuestas: ¿Por qué mi hijo se angustia tanto por volver al colegio? ¿Es solo nerviosismo o algo más serio? ¿Cómo puedo ayudarlo a enfrentar este cambio sin que el estrés lo desborde?
¿Por qué los niños se estresan ante el regreso a clases?
El regreso a clases puede generar estrés en los niños porque su cerebro, aún en desarrollo, es especialmente sensible a los cambios y la incertidumbre. La amígdala, la región encargada de procesar el miedo y la ansiedad, tiende a activarse más de lo necesario cuando hay una alteración en la rutina, como explicó María Alexandra Becker, especialista en psicología infanto-juvenil a Hogar y Familia. Esto puede elevar los niveles de cortisol, la hormona del estrés, y desencadenar una respuesta de “lucha o huida” ante las nuevas exigencias académicas y sociales.
Además, como señaló la psicóloga Tatiana Mogollón Carrillo, aunque el cerebro infantil es altamente plástico y adaptable, también necesita cierta estabilidad para sentirse seguro. Volver a clases implica dejar la comodidad del hogar, separarse de los padres y enfrentarse a un entorno con nuevas reglas y expectativas.
Sin embargo, no todo el estrés es negativo: en dosis adecuadas, puede motivar al niño a adaptarse y aprender. El problema surge cuando esta reacción es excesiva o prolongada, afectando su bienestar emocional y físico, aseguró Juan Pablo Ponce, psicólogo y docente de Continental Florida University.

“El miedo a lo desconocido es uno de los principales desencadenantes: enfrentarse a nuevos profesores, compañeros o cambios en la dinámica escolar puede generar inseguridad. Además, de la adaptación a una rutina más estructurada (levantarse temprano y asumir responsabilidades académicas), si el niño ha tenido experiencias negativas previas, como dificultades de aprendizaje, problemas con otros alumnos o acoso escolar, es probable que la ansiedad sea mayor. Igualmente, algunos niños pueden sentirse angustiados por la necesidad de obtener buenos resultados o de cumplir con múltiples actividades extracurriculares. De hecho, una agenda demasiado recargada puede generar más estrés que beneficios”.

¿Quiénes son más propensos a experimentar ansiedad?
Algunos niños son más propensos a experimentar ansiedad por el regreso a clases que otros. Según la psicóloga, aquellos con trastornos del desarrollo como déficit de atención e hiperactividad o autismo, o que han pasado por cambios recientes en su vida, como mudanzas, divorcio de los padres o pérdidas significativas.
Por su parte, el experto de Continental Florida University añadió que los niños con antecedentes de ansiedad o trastornos emocionales, como el trastorno de ansiedad generalizada o el trastorno de ansiedad social, son más vulnerables, al igual que los que han sufrido traumas o bullying.
¿Cómo diferenciar entre un nerviosismo normal y una ansiedad significativa?
Es natural que los niños sientan inquietud antes de regresar a clases, ya que enfrentar un nuevo comienzo siempre genera expectativas. En la mayoría de los casos, el nerviosismo es leve y desaparece rápidamente una vez que el niño se adapta. Sin embargo, cuando esta incertidumbre es intensa y afecta su vida diaria hasta el punto de limitarlo, puede tratarse de ansiedad.
Por ello, Tatiana Mogollón recalcó la importancia de que los padres estén atentos ante las siguientes señales de ansiedad:
- Dolores de cabeza o estómago.
- Alteraciones de sueño.
- Irritabilidad.
- Llanto frecuente.
- Retraimiento social.
- Dificultad para concentrarse.
“También pueden presentar conductas regresivas, como apego excesivo a los padres, chuparse el dedo o mojar la cama. En casos más severos, pueden aparecer cambios bruscos en los hábitos alimenticios y ataques de ansiedad con respiración acelerada y sudoración excesiva”.
Es importante tener en cuenta que, la ansiedad no tratada en la infancia puede afectar significativamente el desarrollo y bienestar del niño a largo plazo. En el ámbito académico, puede dificultar el aprendizaje, afectando su rendimiento escolar. Además, el psicólogo destacó que puede dañar su autoestima, generando sentimientos de inseguridad y baja confianza en sí mismo.

En el plano social, la ansiedad puede interferir en la creación de amistades y en el establecimiento de vínculos afectivos, lo que puede llevar al aislamiento y dificultades en la vida adulta. “Si no se aborda, el impacto puede extenderse más allá de la niñez, aumentando el riesgo de desarrollar trastornos de ansiedad generalizada o depresión en la adolescencia y adultez. También puede dificultar la capacidad para manejar el estrés y adaptarse a situaciones nuevas en el futuro”, agregó Becker.
¿Cómo ayudar a los niños a manejar la ansiedad antes de volver al colegio?
Comunicación abierta
Según Juan Pablo Ponce, una comunicación abierta y el diálogo son clave para preparar a los niños emocionalmente para el regreso a clases. Por lo tanto, los padres deben crear un espacio seguro donde sus hijos se sientan cómodos para expresar sus preocupaciones, miedos, deseos y/o expectativas. Es importante escucharlos activamente, validar sus sentimientos y responder sus preguntas de manera honesta y clara.
“Los padres deben anticiparles lo que sucederá. De igual manera, pueden ayudarlos a familiarizarse con el entorno escolar visitando el colegio antes del inicio de las clases, conociendo a los maestros y hablando sobre las actividades y experiencias positivas que pueden esperar en el nuevo año escolar”.
Rutina efectiva
Establecer una rutina efectiva facilita la adaptación escolar de los niños. Involucrarlos en su creación no solo los hace sentir parte del proceso, sino que también fomenta su compromiso con el cumplimiento de la misma.
Para ello, es recomendable establecer horarios regulares para despertarse, comer, estudiar, jugar y dormir. Básicamente, una estructura predecible les ayuda a comprender la secuencia de sus actividades diarias, brindándoles seguridad y reduciendo la incertidumbre. No obstante, es fundamental mantener cierta flexibilidad para ajustarla según sus necesidades y actividades.
“Contar con rutinas claras y consistentes les proporciona una sensación de control y estabilidad. Crear un espacio tranquilo y organizado también puede contribuir a que se sientan más preparados y cómodos en su día a día”, afirmó Becker.
Refuerzo positivo
El refuerzo positivo puede ser una herramienta muy útil para reducir la ansiedad por el regreso a clases. Consiste en elogiar y recompensar las conductas positivas que el niño realiza en relación con la escuela.

Para aplicarlo correctamente, Mogollón mencionó que, es clave que el refuerzo sea específico y sincero, enfocándose en el esfuerzo y el progreso en lugar de solo en los resultados. Frases como “Felicidades por…” o “Me encanta que…” fomentan una mentalidad positiva y refuerzan su confianza. Además, es recomendable evitar recompensas materiales excesivas y priorizar el reconocimiento verbal y emocional.
Validación emocional
Los padres pueden validar las emociones de sus hijos reconociendo y aceptando sus sentimientos sin minimizarlos ni dramatizarlos. Según el psicólogo de Continental Florida University, es fundamental que los niños sepan que sus emociones son normales e importantes.
Para lograrlo, es clave escucharlos de manera activa, mostrando interés genuino y empatía. Permitir que el niño exprese sus temores sin exagerar la situación ayuda a normalizar sus emociones. Frases como “Entiendo que te sientas nervioso, pero sé que poco a poco te adaptarás” o “Es normal sentir ansiedad ante un cambio grande, hablemos de ello” pueden hacer que se sientan comprendidos y seguros, manifestó Tatiana Mogollón.
Además, ayudarles a identificar y nombrar sus emociones puede hacer que estas se sientan más manejables. Preguntas como “Parece que estás sintiendo ansiedad por volver a la escuela. ¿Es eso cierto? ¿Qué crees que podría ayudarte a sentirte mejor?” les permiten reflexionar sobre sus sentimientos y buscar soluciones. Compartir experiencias propias, diciendo “Yo también me siento nervioso a veces, pero hay cosas que hago para sentirme mejor. ¿Te gustaría que te enseñe algunas?” también puede ser una estrategia efectiva para brindarles herramientas de afrontamiento sin reforzar su ansiedad, recomendó la experta en psicología infantil.
Actividades y juegos
Realizar actividades y juegos antes del regreso a clases ayuda a reducir la ansiedad anticipatoria. Estas dinámicas brindan un espacio seguro donde los niños pueden expresar y procesar sus emociones, al mismo tiempo que fortalecen sus habilidades de afrontamiento y resiliencia.
Los juegos de rol permiten simular diversas situaciones escolares, ayudándolos a prepararse para lo que enfrentarán. Actividades creativas como dibujar o escribir sobre el colegio también les dan una forma de expresar sus sentimientos a través del arte. Además, juegos de mesa, rompecabezas o de construcción no solo ofrecen una distracción positiva, sino que también fomentan la concentración, la creatividad y la resolución de problemas. Un ejemplo es el uso de bloques para recrear escenarios escolares, lo que puede ayudarles a visualizar y sentirse más cómodos con el entorno.
“Compartir estas actividades en familia refuerza el vínculo afectivo y el sentido de apoyo, aspectos esenciales para su bienestar emocional y su confianza al volver a clases”, añadió María Alexandra Becker.
La visualización positiva también puede ser una herramienta útil para ayudar a los niños a afrontar el regreso a clases con mayor confianza. Al imaginarse en situaciones exitosas dentro de la escuela, como hacer nuevos amigos, entender las lecciones o disfrutar del recreo, pueden reducir su ansiedad y desarrollar una actitud más segura y optimista. Para que esta técnica sea más efectiva, los padres pueden guiar al menor con preguntas como: “¿Cómo te imaginas tu primer día?”, “¿Qué es lo que más te gustaría hacer?” o “¿Cómo te sentirías logrando algo nuevo?”.
Frases para calmar la ansiedad de tu hijo antes de la vuelta al colegio
- “Es normal sentir nervios antes de algo nuevo, pero confío en que lo harás muy bien”
- “Estoy aquí para apoyarte en lo que necesites, siempre puedes hablar conmigo”
- “Piensa en las cosas que más te gustan del colegio, seguro hay algo emocionante esperándote”
- “Cada día es una nueva oportunidad para aprender y hacer nuevos amigos”
- “Si algo te preocupa, respira profundo y recuérdate que eres fuerte y capaz”
- “Los primeros días pueden ser difíciles, pero pronto te acostumbrarás y te sentirás mejor”
- “Si cometes errores, no pasa nada. Todos aprendemos poco a poco”
- “Recuerda que tus profesores y compañeros también están ahí para ayudarte”
- “Estoy orgulloso/a de ti por enfrentarte a nuevos retos con valentía”
- “Lo más importante no es ser perfecto, sino disfrutar el proceso y hacer lo mejor que puedas”
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