(Foto: Archivo Histórico El Comercio)
(Foto: Archivo Histórico El Comercio)
Lilia Córdova Tábori

El inusitado incremento de los precios de los limones, las frutas y las carnes se acentuó en los mercados de Lima.

Las voces de protesta de las amas de casa prácticamente se pierden en el vacío. Lo cierto es que, con el dinerio del diario, no pueden llenar su canasta familiar y se enfrentan a un verdadero drama.

En algunos casos, los vendedores minoristas incumplen con colocar la pizarra oficial de precios. Cobran según ‘la cara del cliente’. El limón, por ejemplo, está por las nubes: a 30 y 35 intis el kilo.

De la carne ni qué decir. Un kilo de bisteck cuesta hasta 120 intis y el corte único entre 85 y 90 intis. Los mercados están para correr, tal como decía un ama de casa. Mientras tanto las autoridades, que deben hacer frente a este abuso, brillan por su ausencia.

Así informó El Comercio sobre la primavera de precios altos que se vivió en setiembre de 1987. Más de 20 años después, la historia se repite. ¿Especulación? ¿Escasez? ¿El cambio climático? ¿El fenómeno El Niño? Lo cierto es que el precio del limón se ha disparado y no tiene cuando bajar.


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