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Carlos Javier Hualpa Vacas

Eyvi Liset Ágreda Marchena, de 22 años, ha sido sometida a una tercera cirugía, una intervención netamente de limpieza de tejidos. El trabajo de reconstrucción ni siquiera ha empezado. Tiene quemado el 53% del cuerpo: el rostro, los brazos, la espalda, el vientre, los glúteos. Las vías respiratorias están comprometidas. Tiene trastornos gástricos, musculares y el miércoles sufrió un cuadro de insuficiencia renal transitoria. Javier Hualpa, el hombre que la acosaba y le prendió fuego en un bus, dice que está arrepentido.

Hualpa jura que se le nubló la mente, que la noche del ataque, el martes 24 de abril, estaba fuera de sí. Pero el crimen lo premeditó todo un mes. Y el acoso sexual al que sometía a la joven se remonta al 2015, cuando por primera vez ella le dijo que no estaba interesada en él, que tenía novio. Pero él insistía llamándola, mandándole mensajes y haciéndole reglaje.

“Hace tres años se conocieron. Liset trabajaba en una empresa que ofrecía el servicio de cafetería. Él era chef. Ella mesera. Ahí la comenzó a asediar”, cuenta Sandra Aguirre Marchena, hermana mayor de la víctima. Aguirre explica que en el centro laboral tomaron acciones para respaldar a Eyvi, aunque esto no disuadía al acosador. Luego, su hermana cambió de trabajo.

Eyvi no denunció el acoso sexual ante la policía pero, como medida de seguridad, le pedía a un amigo que la acompañara a veces a tomar el carro. Sobre todo en estas semanas, que vio nuevamente una silueta que la seguía por las calles. “Le dijo a mi otra hermana, con la que vive, que este sujeto la vigilaba”, señala Sandra Aguirre.

El martes 24 de abril, según lo contado por el mismo Hualpa, este se subió a varios buses para buscar a Eyvi. En cuanto la vio tomar asiento, se acercó, la empapó de gasolina, le prendió fuego y huyó de la escena con el brazo ardiendo. “Una de las pasajeras lo escuchó decir: ‘Si no eres mía, de nadie’”, cuenta la hermana de Eyvi.

—Leyes sin respaldo—
En lo que va del año, solo 69 mujeres que sufrieron acoso han sido atendidas por el Ministerio de la Mujer. La mayor parte de víctimas no denuncia a sus perseguidores. “Uno de los motivos es el temor a la represalia, sobre todo en el ámbito educativo y laboral”, explica Fabiola Maza, del colectivo Ni Una Menos. “El otro es que cuando una víctima de acoso acude a una comisaría pasa por un escrutinio. Le revisan la ‘hoja de vida’. ¿Estás limpia para ser considerada víctima?”, agrega.

Semanas atrás, la periodista Melissa Peschiera denunció que era acosada por José Andrade Veteta, un sujeto con supuestas alteraciones mentales, que la abordaba en la calle y hasta filmaba a sus hijos. Tras ser detenido por la policía, el Poder Judicial lo liberó por “falta de pruebas”.

En el Perú, el mayor obstáculo para las víctimas es que el acoso no es un delito incluido en el Código Penal. Apenas se considera una falta administrativa. La viceministra de la Mujer, Silvia Loli, cuenta que la ley para prevenir y sancionar el acoso sexual en espacios públicos (promulgada en el 2015) proponía, inicialmente, una sanción penal. “Pero el Congreso no llegó a un acuerdo. Solo se aprobaron las políticas preventivas y sanciones administrativas [como multas] que pueden establecer los gobiernos locales”, dice Loli.

La ley, por supuesto, terminó siendo poco efectiva, como dice Diana Portal, vocera de la Defensoría del Pueblo. “No es clara ni disuasiva”, insiste. Y por si no fuera suficiente, pocos municipios han establecido sanciones para los acosadores.
La Municipalidad de Lima, por ejemplo, aún no ha publicado ninguna ordenanza al respecto. Así que no ha castigado a ningún acosador, aunque se reportaron 10 casos en el 2017 y 3 en lo que va del 2018. Las víctimas tenían entre 17 y 29 años.

“Lo que hemos hecho es acompañar a las víctimas con apoyo psicológico y asesorarlas para que interpongan la denuncia en la comisaría correspondiente”, dice la abogada Carmen Martínez, subgerente de Servicios Integrales de la Gerencia de la Mujer de la comuna. Añade: “Tenemos una ordenanza en proyecto que incluirá la sanción no solo de los acosadores de a pie sino de los establecimientos comerciales que permitan el acoso. También se exigirá la colocación de carteles preventivos en obras de construcción”.

Tampoco existe una sanción para el acoso a través de redes sociales. A la cuenta de Eyvi, en Facebook, han llegado muchos mensajes de apoyo de familiares, amigos y extraños. Pero, también, se han filtrado los insultos de algunos individuos que elevan al nivel de hazaña el crimen de Hualpa. “Héroe” le dicen al desfigurador confeso. “Quemémoslas a todas”, escribe otro que se esconde tras el nombre de Giancarlo Chumpitaz. Le dicen a Eyvi que debió acceder a las exigencias de su atacante y que esperan que se cure pronto para que pueda complacer los deseos de otro.

—Nueve meses de prisión preventiva—
Carlos Javier Hualpa Vacas  cumplirá nueve meses de prisión preventiva. Así lo ordenó ayer el Juzgado Penal de Turno Permanente de la Corte Superior de Justicia de Lima luego de que la Segunda Fiscalía Penal de Miraflores lo acusara de feminicidio agravado en grado de tentativa contra Eyvi Ágreda, de lesiones graves contra otros siete pasajeros del ómnibus y del delito contra la seguridad pública.

El fiscal Humberto Ruiz Peralta sostuvo que el sujeto –quien hoy será internado en un penal– actuó con gran crueldad y alevosía al rociar a la víctima con gasolina y prenderle fuego. También que el ataque fue planificado, que el individuo puso en peligro la vida de otros pasajeros y que luego trató de tergiversar los hechos.

La defensa de Hualpa no objetó ningún punto y aseguró que no apelaría la orden de prisión preventiva. “Si me dan 20, 30 años, lo asumo. Todo lo que se tenga que hacer, que lo hagan porque me lo merezco”, dijo. “Estoy bien arrepentido”, añadió el detenido cuando le dieron la palabra. Luego, lloró.

Pidió perdón a la familia de la universitaria a quien quemó y a su propia madre por el daño causado. “A otras personas que quieran hacer lo mismo que yo les digo que no lo hagan, porque no es lo correcto”, comentó. Y recalcó: “Pido disculpas a las personas que estuvieron en el bus, no quería hacerles daño”.

—Consciente de sus actos—
El peritaje psicológico mostrado ayer por la fiscalía determinó que Carlos Javier Hualpa Vacas no estaba alejado de la realidad cuando prendió fuego a Eyvi Ágreda y otros pasajeros de un bus de la línea 8, el último martes en Miraflores. Concluyó también que el imputado es un tipo agresivo, "sensible a las críticas" y que responde con "escasa espontaneidad".

La hermana de Eyvi Ágreda, Sandra Aguirre, ruega a los otros pasajeros del bus, que hubieran resultado afectados o no tras el atentado, que presenten sus testimonios ante la fiscalía para lograr una condena mayor.

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