La Fiscalía pidió ayer a los jueces del Colegiado B de la Segunda Sala Penal de Reos en Cárcel que la acusación contra Eva Bracamonte cambie de parricidio a homicidio calificado por lucro en la modalidad de instigadora. En su alegato enfatizó que Bracamonte y su madre, Myriam Fefer, tenían una relación disfuncional. Según fuentes del Ministerio Público este cambio se hizo porque considera que las pruebas que tienen, respecto a la herencia y la mala relación, tienen más peso y podrían darle más solidez a sus argumentos.
“¿Qué motivó que la propia hija instigue el asesinato de su madre? La respuesta a esta interrogante la hallamos, en primer lugar, en el hogar disfuncional en que creció la acusada, donde a la ausencia de la figura paterna generó su inmadurez emocional que provocó, su comportamiento rebelde y de confrontación permanente con su madre, quien a su vez también tenía un carácter fuerte, dominante y autoritario que chocaba con la rebeldía de su hija”, dice el documento en su primera parte.
El documento explica que la herencia que Eva Bracamonte recibió de su abuelo, Enrique Fefer, sería “el caldo de cultivo de las ambiciones económicas entre madre e hija, por cuanto la finada consideraba suyo ese legado”.
El documento continúa: “Posteriormente, el hecho que desencadenó esta confrontación fue la suspensión, por actos de vandalismo, de la hoy acusada de la Universidad la Católica, por cuanto ésta y una amiga durante la noche y utilizando armas blancas, procedió a destruir pancartas publicitarias, lo que motivó que la agraviada decida, que el castigo seria el viaje a Israel; efectivamente, éste fue un viaje, no de placer o premio, como la acusada ha querido aparentar, sino ingresando a un Kibut (donde sus miembros tienen que realizar trabajos manuales para su manutención), decisión que fue acatada por la acusada pese a su mayoría de edad, no sin antes y a exigencia de su madre, dejar el poder amplio para la administración del legado recibido de su abuelo, conforme fue lo planeado [sic]”.
Respecto a Alejandro Trujillo Ospina, condenado por matar a Myriam Fefer, el alegato de la Fiscalía dice lo siguiente:
“Probaremos en juicio, y con evidencia objetiva el vínculo del sicario con la acusada, por cuanto, el sicario, comenzó a tener bonanza económica: De no haber tenido un sólo peso en Argentina “milagrosamente” comenzó a tener holgura económica, buena comida en el penal, tarjetas telefónicas a discreción etc, etc, al punto de tener abogados rentados desde Argentina, que lo asesoraron, en todas sus declaraciones y en el juicio oral, incluso hasta en la Corte Suprema y lo paradójico es que lo guiaban para buscar una sentencia que era perjudicial para él, es decir que acepte los cargos por el delito de robo con subsecuente muerte, delito que implica cadena perpetua, solo para colaborar con la tesis de la acusada, su impunidad. Nos preguntamos: de dónde salió dicho dinero para correr con todos los gastos que ello implica?”.
El documento fiscal termina de la siguiente forma: “Lo cierto es que existe evidencia suficiente de que la acusada contrató al sicario Trujillo Ospina, para matar a su madre la agraviada Miriam Fefer Salleres, y casi luego de enterrarla comenzó a llevar la vida que deseaba y disponer de su bienes como es de público conocimiento”.
La próxima audiencia del caso será el viernes 13 por la tarde.