En un rincón de su sala, rodeada por parientes y vecinos, Rosalinda Surichaqui hace esfuerzos por comer.
Toma el tenedor con un poco de arroz y guiso, lo lleva a la boca, pero el llanto vence sus fuerzas y repite con voz ronca: “Yo le dije que no, yo le dije. ¡Ay, mi Deysi, yo le dije!”.
Unos pasos más allá, en un ataúd blanco rodeado de flores, un peluche acompaña a su hija, Deysi Katherine Chilquillo Surichaqui, quien murió el último miércoles 8, luego de someterse a una liposucción.
De acuerdo con el certificado de necropsia, emitido ayer, la joven de 23 años falleció de un neumotórax bilateral con perforación pulmonar, sufrido tras una intervención quirúrgica. Según sus deudos, dicha intervención fue practicada por el cirujano plástico Manuel Sánchez Haro, director médico de la clínica A’Beleza, ubicada en San Miguel.
“Mi hija quería hacerse la operación sí o sí. Como no hubo cómo convencerla de que no, la acompañé. Al terminar, el doctor me habló de complicaciones en su antebrazo, lo que me pareció raro, pues la operaron es en la cintura. Me pidió que espere dos horas, pero como a las 3 p.m. me dijo que había malas noticias”, contó Eder Chilquillo, padre de la joven.
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Consultado por El Comercio, Edwin Vásquez, PhD en Cirugía Plástica y miembro de la Sociedad Americana de Cirugía Estética, informó que si bien un neumotórax es probable en intervenciones como una liposucción, uno de naturaleza bilateral suele ser asociado a acciones incorrectas en el quirófano. “En términos generales, un neumotórax bilateral, que es la presencia de aire en la cavidad pulmonar, y que dificulta la respiración, está asociado a un procedimiento quirúrgico, tal vez una manipulación inadecuada de la cánula que perforó estructuras profundas”, opinó el especialista.
—Sin autorización—
Algunas primas de Deysi contaron que la estudiante de contabilidad y auditoría en una universidad privada se había obsesionado con hacerse una liposucción para imitar el estilo de vestir –polos cortos o crop tops– de sus compañeras de estudios. Así, con trabajos eventuales como asistente en La Oroya (Junín) reunió US$2.500 y ubicó en Internet a la clínica A’Beleza, cuya página web ofrece lipoescultura profesional, implante mamario y abdominoplastía delantal.
Hernán Eduardo Pena, de la Superintendencia Nacional de Salud (Susalud), precisó que A’Beleza no contaba con autorización para ofrecer dichos servicios.
En la misma línea, Luis Luna, de la Subgerencia de Defensa Civil de la Municipalidad de San Miguel, aseveró que la clínica solo tenía permiso como consultorio estético para tratamientos no invasivos.
“Al mediodía, personal de la clínica llamó a los bomberos y pidió una ambulancia, pero se negó a detallar cuál era la emergencia. Como trabajamos con los bomberos, enviamos a una unidad médica de la municipalidad, que se comunicó con los trabajadores de la clínica. Al llegar vieron a una joven sobre una camilla, sin signos de vida. Por protocolo, se dio parte a la policía, que recién pudo entrar con una fiscal como a las 7 p.m.”, dijo Luna.
Al cierre de esta edición, agentes de la División de Investigación Criminal de San Miguel pusieron al cirujano Sánchez Haro a disposición del Ministerio Público para las investigaciones del caso.
Con Deisy son tres las personas que fallecen tras someterse a liposucciones este año. En enero, Viviana Rodríguez (29) y Marcela Herrera (64) murieron en San Juan de Lurigancho y Miraflores, respectivamente.
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