¿Daños por desbordes y huaicos son similares a El Niño de 1998?
Martín Acosta González

El fenómeno de El Niño de 1997 y 1998 dejó 358 damnificados y US$3,5 millones en pérdidas en todo el país. Pese a que los daños se concentraron en regiones como Piura, La Libertad, Lambayeque, Tumbes, Ica y Loreto, Lima también resultó afectada en gran medida por las lluvias, desborde de ríos, huaicos y altas temperaturas.

Las aguas del río Huaycoloro, cargadas de lodo y piedra, se abrieron paso con furia por zonas de Huachipa, Campoy, Zárate, Rímac, llegaron al trébol de Caquetá e incluso hasta el cruce de la avenida Perú con Universitaria, en San Martín de Porres. Los daños fueron cuantiosos: los días de huaico dejaron miles de viviendas inundadas y decenas de heridos con cortes e incluso electrocutados. 

Dos décadas después, el panorama es igual de desolador. Miles de personas en Huachipa, por ejemplo, lo han perdido todo nuevamente. Sus viviendas son solo escombros sumergidos entre el agua empozada. La autopista Ramiro Prialé permanece cerrada en un tramo luego de que el caudal del río Huaycoloro hiciera colapsar el puente del mismo nombre. A ello se suman, los tramos bloqueados de la Carretera Central, y los daños generados en diferentes zonas de San Juan de Lurigancho. 

Sin embargo, las situaciones son diferentes. Para este año no se esperaba un fenómeno de El Niño, y aunque de momento las condiciones de calentamiento del mar permiten presumir al Instituto Nacional de Defensa Civil, un fenómeno de esta magnitud, los especialistas aún no pueden confirmarlo.

El Comercio conversó con Sheyla Yauri, especialista del Indeci, sobre las características de estos eventos climatológicos y sus similitudes con un fenómeno de El Niño. Además, si es posible comparar la magnitud de los daños actuales con los registrados en 1998.

“Hay una serie de anomalías de temperaturas en la parte norte. Un calentamiento que en algunas zonas de Talara o Paita, por ejemplo, llega a los 4 grados. Con estas anomalías podríamos decir que se trata de un Niño, pero aún no podemos definirlo de manera concluyente. Podrían tratarse también de calentamientos aislados o temporales”, dijo.

El calentamiento del mar en la zona norte, dice la especialista, agrava las condiciones estacionales de precipitaciones. “Las temporadas de lluvias que se registran en la sierra desde diciembre hasta fines de abril incrementan su magnitud y generan niveles mayores de lluvias”, dijo Sheyla Yauri. Por ello, el nivel de lluvia es mayor y ha provocado la peligrosa crecida de caudales, el desborde de ríos y activación de quebradas.

Daños
El panorama es preocupante debido a que los picos más altos de lluvias se registran en febrero y marzo. Según la especialista del Indeci, las condiciones de calentamiento, obliga a la población a estar alerta pues podrían generarse lluvias más intensas y persistentes. “Esto afectaría como es natural, las cuencas bajas en Lima”.

Si bien la especialista señala que las condiciones son diferentes en comparación a El Niño de 1998, las siguientes semanas serán claves para confirmar si el calentamiento del mar es una condición aislada o temporal. “Desde 1997 ya se presentaban condiciones que nos permitían advertir un Niño fuerte. Ahora no podemos hacer eso, se necesitan algunos meses para determinarlo. Ahora hay una vigilancia de niño costero”, dijo.

Los daños registrados son menores, según el Indeci. Sin embargo, según el especialista en riesgos Manuel Calderón, la Lima de 1998, no es la misma que la actual. “Definitivamente se han hecho algunos trabajos de prevención, aunque no como hubiéramos querido. Además, el Gobierno ha priorizado algunas políticas de prevención, entre ellas simulacros”, dijo.

Contenido sugerido

Contenido GEC