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Extorsiones y atentados en eventos musicales: el modus operandi, el perfil de los delincuentes y las víctimas, y el testimonio de los artistas
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En medio de una prolongada crisis política, caracterizada por la inestabilidad institucional, los constantes enfrentamientos entre poderes del Estado y la reciente juramentación de un nuevo presidente de la República tras la vacancia presidencial, los ciudadanos denuncian que la delincuencia sigue avanzando sin control. Día a día, pequeñas y medianas empresas, comerciantes, transportistas, artistas y trabajadores independientes son víctimas de extorsión.
La Oficina del Observatorio de Criminalidad del Ministerio Público informó a El Comercio que, entre 2021 y 2025, se registraron un total de 77.659 denuncias por extorsión, de las cuales 18.905 corresponden solo al último año, lo que representa el 25 % del total.
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Carlos Salas Abusada desglosa con rigor las noticias clave del día de lunes a viernes.
Uno de los casos más recientes que encendió las alarmas a nivel nacional fue la balacera registrada durante un concierto de la reconocida orquesta Armonía 10. Este hecho puso nuevamente en evidencia la creciente inseguridad ciudadana. Frente a esta situación, El Comercio investigó el modus operandi de los extorsionadores, el perfil tanto de las víctimas como de los criminales, y el registro de denuncias que se viene acumulando en lo que va del año.

¿Cuál es el modus operandi de estos delincuentes?
Frente a esta realidad, muchos se preguntan: ¿cómo operan estos grupos criminales? Según el criminólogo y especialista en seguridad ciudadana y crimen organizado, Frank Casas, todo empieza con la intención de cobrar cupos bajo la excusa de garantizar la seguridad de los artistas o empresarios.
“Primero, el delincuente identifica a la potencial víctima y consigue el número del mánager o productor, lo cual es relativamente fácil, ya que suele estar publicado para contrataciones. A través de ese contacto, se envía un mensaje amenazante. Si la víctima no accede a pagar, las amenazas escalan: se envían imágenes de armas, balas y mensajes cada vez más violentos”, explicó.
En una segunda fase, los extorsionadores suelen proporcionar datos personales de familiares para aumentar el nivel de presión. “Luego, lanzan disparos al aire cerca de los buses de la empresa, la vivienda o el vehículo particular del afectado. Si aun así no cede, la fase final implica un acto de intimidación más agresivo, con el objetivo de asesinar a algún familiar o incluso a la propia víctima”, agregó.

El perfil de las víctimas
En diálogo con El Comercio, Percy Castillo, exadjunto de Derechos Humanos de la Defensoría del Pueblo y especialista en seguridad ciudadana, explicó que las víctimas suelen estar expuestas al público, tanto en sus presentaciones como en los desplazamientos constantes que implica su labor.
Por su parte, el criminólogo Sebastián Flores Martín indicó que los artistas y empresarios musicales suelen manejar ingresos moderados, pero lo suficientemente atractivos para las bandas criminales. “No estamos hablando de grandes corporaciones. Estas agrupaciones operan con equipos reducidos, lo que facilita que los delincuentes puedan acceder directamente a sus contactos”, detalló.
Frank Casas añadió que muchas de estas víctimas pertenecen a empresas medianas, como el caso de Agua Marina. “No son gigantes, pero sí tienen una estructura con al menos 30 trabajadores, lo que refleja una operación rentable pero a la vez vulnerable. Además, los extorsionadores suelen apuntar a orquestas con uno o dos años de actividad sostenida, ya que eso implica que hay movimiento económico”, explicó.
Las zonas más afectadas
Flores Martín indicó que las orquestas que trabajan en contextos informales son más propensas a ser extorsionadas, aunque aquellas que operan formalmente tampoco están libres de riesgo. “Orquestas como Agua Marina o Armonía 10 suelen presentarse en zonas con alta conflictividad y niveles elevados de delincuencia, como los conos de Lima o el norte chico”, afirmó.

“Los extorsionadores se aprovechan del hecho de que muchas presentaciones se realizan en lugares con poca iluminación, sin presencia policial y con escaso patrullaje. Son espacios vulnerables por naturaleza”, añadió.
Frank Casas sostuvo que los eventos musicales más afectados se realizan en zonas populosas, donde la presencia de serenazgo y efectivos policiales es limitada. “Además, hay un serio déficit de cámaras de vigilancia, lo que impide una reacción rápida ante cualquier incidente”, precisó.
El perfil de los extorsionadores
Percy Castillo explicó que estos delincuentes requieren de una logística específica para operar: alquilan armas, motos, investigan la rutina de sus víctimas, conocen los lugares donde se presentarán y el tipo de seguridad que contratan. “Estos grupos tienen capacidad para planificar acciones delictivas. En ellos puede participar cualquier persona dispuesta a lucrar mediante actos violentos”, señaló.
Canales de cobro y formas de amenaza
Según Sebastián Flores Martín, las extorsiones se realizan mayoritariamente de forma virtual. “Muchos músicos publican sus números de contacto para fines de contratación, lo que permite que los delincuentes les escriban directamente. Les exigen pagos bajo amenaza de impedirles tocar o atentar contra sus vidas”, indicó.

Frank Casas añadió que los pagos suelen solicitarse a través de plataformas como Yape o Plin, ya que estos medios carecen de controles efectivos para rastrear el origen real del dinero. “Generalmente, se utilizan números de terceros, lo que facilita que las transacciones sean prácticamente anónimas”, explicó.
Amenazas a productores y promotores de eventos
Flores Martín advirtió que los productores y dueños de locales también son blanco de estas bandas. “Las organizaciones criminales operan en zonas específicas, principalmente en conos y el norte chico. Allí exigen un cupo por cada presentación que se realice en determinados locales o sectores”, indicó.
Respuesta policial y fallas en inteligencia
Sebastián Flores cuestionó la ausencia de una estrategia integral por parte del Congreso y el Ejecutivo frente al avance de la delincuencia. “No existe un análisis serio ni desde el Legislativo, ni desde el Ejecutivo, ni desde la Policía. Mientras el Congreso aprueba leyes que no son prioritarias, la inseguridad sigue en aumento. Es urgente fortalecer los mecanismos de captura y sanción contra los extorsionadores, así como garantizar una real interoperabilidad entre la Policía, la Fiscalía y el Poder Judicial”, remarcó.
Frank Casas, por su parte, fue enfático al señalar que la inteligencia policial sigue siendo insuficiente. “No hay una política de seguridad clara ni mejoras visibles en la capacidad del Estado para prevenir y desarticular a estos grupos criminales”, expresó.

Diferencias y similitudes con las extorsiones a transportistas y discotecas
Flores Martín explicó que, a diferencia de las orquestas, a los transportistas se les intimida desde el primer momento de forma presencial. “A los músicos se les amenaza por redes sociales o llamadas, pero a los transportistas, desde el primer día, los confrontan en persona”, detalló.
Sobre las similitudes, explicó que ambos tipos de extorsión responden a una misma lógica criminal: mientras más sectores puedan ser controlados, mayor es la ganancia para las bandas. “La respuesta del Estado es igual de ineficiente en ambos casos. Y aunque haya artistas con alto perfil mediático involucrados, la reacción de las autoridades sigue siendo débil. La seguridad no puede seguir siendo reactiva ni improvisada”, subrayó.
Frank Casas también comparó ambos escenarios. “El mercado de extorsión a transportistas es más precario, pero rentable en términos microeconómicos. En cambio, el de artistas musicales involucra figuras más conocidas, lo que lleva a los delincuentes a usar métodos digitales más sofisticados para generar miedo”, explicó.
Finalmente, Percy Castillo concluyó que es crucial llegar a las cabezas de las organizaciones delictivas. “Ya sea mediante interceptación de telecomunicaciones, agentes encubiertos o uso de colaboradores eficaces. Las extorsiones a transportistas o dueños de discotecas pueden ser solo ramas de una misma estructura criminal, liderada por una sola persona que distribuye los sectores a extorsionar”, enfatizó.

Testimonios de músicos y dueños de locales
El cantante peruano Álvaro Rod anunció su retiro de los escenarios, en parte debido a la creciente inseguridad que enfrentan los artistas. “Es muy triste lo que está pasando. Recuerdo que iba a presentarme en el concierto donde asesinaron al ‘Russo’ de Armonía 10; acabábamos de lanzar una canción juntos”, contó a El Comercio.
Agregó que, aunque cuenta con seguridad privada, no se siente tranquilo. “Este año decidí alejarme de los escenarios. El cambio de presidente no ha solucionado nada. Necesitamos un gobierno que tome medidas firmes”, señaló, y llamó a sus colegas a unirse para exigir acciones al Estado.

Juan Pablo Fernández, administrador del local ‘El Huaralino’, también denunció haber recibido amenazas de extorsión en los últimos dos años. “He triplicado la seguridad y presentado denuncias, pero sigo sintiéndome en la mira. Lo que pasó con Agua Marina fue indignante”, afirmó. Explicó que durante los eventos la Policía patrulla constantemente el local, y que la situación afecta tanto a artistas como a empresarios del rubro.
El cantante Bill Orosco ha enfrentado amenazas e incluso un explosivo fue detonado en su casa. “No he pagado cupos, pero vivo con temor. Termino mis shows y me voy con seguridad. He pedido ayuda a las autoridades, pero todo sigue igual”, señaló. Pidió al gobierno tomar cartas en el asunto y expresó su disposición a marchar para exigir soluciones.

Por su parte, el artista Gustavo Ratto expresó su preocupación por la inseguridad, especialmente de cara a su próximo concierto. “La música debe transmitir alegría, no miedo. Lo que vivimos es un reflejo de la crisis que atraviesa el país. Exigimos acciones urgentes y espacios de diálogo con las autoridades”, concluyó.











