Redacción EC

PAMELA SANDOVAL DEL ÁGUILA @padmejones

Confiesa tener un lado ‘nerd’ y tentar la posibilidad de encerrarse un año entero en una biblioteca para investigar sobre , la ciudad que desde hace nueve años recorre con ojos de niño explorador. La historia limeña, enfatiza, lo atrapa no solo para contarla, sino también para escribirla de manera tal que enganche a quienes vivimos aquí y no siempre somos conscientes del privilegio.

Mañana es tu debut como columnista del Diario. ¿Le darás con palo a algunas autoridades? Quizás sí. Si hay algo coyuntural en ese momento, un jalón de orejas es necesario desde mi punto de vista.

¿Sentiste que Gonzalete contribuyó con la buena aceptación de un programa cultural? Yo he llevado a al programa, no a Gonzalete. Todo lo que hago es con ánimo jocundo, con alegría. Creo que la base de todo trabajo está en divertirse y divertir uno, de alguna forma.

¿Qué te llevó al programa? Me llamaron para otro espacio, en el que una partecita era de historia. Jamás salió al aire, se reestructuró y dije que esa partecita de cinco minutos era la que más me gustaba. Ahora que sé más de Lima, pues han pasado ocho años, sigo encontrando ángulos y cosas nuevas más profundas, que siguen sorprendiéndome y me vinculan con nuestra historia e idiosincrasia.

Has hablado de magnicidios, de arquitectura, de las “Tradiciones” de Palma. De todos esos temas, ¿cuál fue el que más te interesó? El de magnicidios porque son historias poco conocidas, pero nada diferentes de historias mundiales como las de Lincoln o Kennedy. Aquí todos sabemos que Sánchez Cerro fue asesinado, pero no cuáles eran los motivos ni dónde ocurrió. No se trata de buscar al culpable, sino de generar conciencia sobre dónde estamos caminando. A veces entramos a un lugar y no sabemos qué sucedió ahí. Hay que cambiar eso, vincular espacios de nuestra ciudad con hechos del pasado para vincular también nuestro presente, que está a la vuelta de la esquina y es tan, pero tan circular [risas].

¿Qué impresión te deja ese repaso histórico? ¿Los limeños seguimos pisándonos la cola o estamos más abiertos a nuevas ideas? Sería fácil decirte que Lima está mejorando, pero no es la imagen completa. Estamos mejorando en ciertos aspectos,sí, pero hay nuevas demandas y problemas de lado.

¿Por ejemplo? La recuperación de Lima como atracción turística. Se hacen pequeñas cosas, pero no hay un plan integral. Es alucinante que a tres cuadras de Palacio de Gobierno, un vecino del Jr. Trujillo del Rímac me diga: “Oye, por acá no vengas porque roban”. Es lamentable también la falta de conciencia de nosotros mismos para cuidar lo que tenemos. En ocho años he visto, por lo menos dos veces, recuperarse la Alameda de los Descalzos. No pasa ni un año y otra vez hay grafitis, robo de bancas. Ahora es un espacio cerrado. Estoy muy preocupado también por el grafiti, no el que embellece sino el ‘tageo’, que es poner un nombre como quien dice yo estuve aquí. Por favor, un poquito más de conciencia. Sé que los recursos no dan para un vigilante en cada cuadra, pero entonces que se apliquen sanciones.

¿Se ha hecho poco por enseñar a los limeños a querer la ciudad? Hubo esfuerzos en las gestiones de los tres últimos alcaldes, pero ninguno emprendió una gran campaña integral. Y si la hubo, perdió fuerza. Pero no es solo la gestión pública, hace falta una alianza público-privada. A los empresarios les conviene hacer respetar la ciudad. Nacen hasta negocios de una recuperación.

Como en el eje peatonal Ica-Ucayali, en el Cercado. He conversado con alguna gente ahí y me dicen que sí, ha ayudado, pero es un proceso lento. Si no se hace el seguimiento se perderá. Pasa también con las huacas. He visto que el Ministerio de Cultura tiene proyectos para poner en valor huacas como Mateo Salado, que está realmente preciosa, y antes era un terral. Esto va a generar más visitas, más investigación y le dará mayor valor urbano al área. Es un ejemplo de integración del pasado y el futuro, de una forma espectacular, orgánica.

He leído que quieres escribir un libro sobre Lima. Es una deuda pendiente. Ya escribí uno sobre carnavales en Latinoamérica, una investigación para una empresa que lo regaló a sus clientes.

¿Sobre qué te gustaría escribir? Tengo mi lado ‘nerd’, y quisiera escribir algo bastante sesudo. Me gusta. Pero luego digo por qué no algo más divertido, para niños o padres e hijos, que es otra forma de vincular la ciudad con la familia. A dos personas de dos generaciones distintas. Ahí tienes al presente y el futuro, con el eje que es el pasado limeño. Ese es el tema con Lima, generar vínculos entre la ciudad y su gente, y entre la propia gente. Esos vínculos y esas redes son necesarias para que una ciudad se mantenga viva.

Se ha voceado a personajes de la TV y la gastronomía para postular a cargos públicos. ¿Te animarías? Vamos a ponerlo así: para meterse a la cocina y cocinar, uno puede tener todas las ganas. Pero comer bien y poder hablar sobre comida no me hacen un buen cocinero.

Es una salida muy diplomática. Y además coyuntural. ¡Ahí lo dejo!

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