¿Lo está haciendo bien Castañeda?, por Pedro Ortiz Bisso
¿Lo está haciendo bien Castañeda?, por Pedro Ortiz Bisso
Redacción EC

La pregunta parece absurda si tenemos en cuenta la última encuesta de Pulso Perú, que da al alcalde Luis Castañeda , porcentaje que  –números más, números menos– seguramente se confirmará en el próximo estudio de El Comercio-Ipsos. O la avalancha de críticas en su contra, en particular de los partidarios del villaranismo, muy activos en las redes sociales.

La popularidad no es sinónimo de buen trabajo. Hay cientos de ejemplos que así lo confirman. ¿Qué es lo que caracteriza la gestión Castañeda hasta el momento? En principio, la ausencia de un norte definido. Su visión de ciudad no ha traspasado las fronteras de las frases manidas, propias de un candidato o de quien busca salir del paso. Todos queremos una Lima bonita, segura y con mejores servicios. La pregunta es en qué tipo de metrópoli queremos convertirnos.

Fuera de algunos anuncios (el intercambio Naranjal, el puente Bella Unión, el paso a desnivel en la Av. Wilson), la mirada es chata y cortoplacista. La enumeración de obras tiene sentido si forma parte de un paquete que busque soluciones estructurales. Lo contrario es puro fuego de artificio.

El caso de los murales es otra muestra de esta falta de visión. Ayer, el alcalde dijo que la decisión de borrarlos responde a que no tenían que ver con la historia de la capital. ¿O sea si eran murales de tapadas o vendedores de revolución caliente no hubiera pasado nada? Si quiere que en el Centro de Lima se privilegien las manifestaciones artísticas tradicionales y no haya espacio para las contemporáneas, perfecto. Pero que lo diga sin ambages. Volvemos al punto anterior: ¿Cuál es su visión de ciudad?

Y este tema se enlaza con otro más grave: la transparencia. Cuando se tapó el primer mural, la comuna metropolitana deslindó responsabilidades y señaló que solo había solicitado a los propietarios de los predios que dieran mantenimiento a sus paredes. ¿Por qué no se fue clara y no dijo que la decisión de borrar los murales era suya y punto?

El último tema tiene relación con los dos primeros: la evidente voluntad de borrar todo vestigio de la gestión anterior. La administración Villarán no fue un dechado de virtudes, pero realizó algunos emprendimientos importantes como la reforma del transporte. El sistema de corredores viales y concesiones requería arreglos, mas no desmontarlo a la mala como se ha empezado a hacer. A ello se añaden los despidos de trabajadores y la supresión de gerencias sin una argumentación sólida que lo justifique.

Frente a la sensación de caos que dejó el villaranismo, ponerse un casquito y llenar Lima de letreros con la inscripción “Construyendo” resulta efectivo para ganar popularidad, pero no es sinónimo de eficiencia. Ni mucho menos de desarrollo.

La administración Castañeda tiene derecho a gobernar bajo su propia visión de ciudad. El problema es que no sabemos cuál es. O, lo que es peor, parece que no la tiene.

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