La historia tras la colección numismática Riqueza y Orgullo

Cambistas y anticuarios de los jirones Ocoña y Caylloma, en el Cercado, coinciden: ni bien el Banco Central de Reserva () anuncia la emisión de una nueva moneda de la serie Riqueza y Orgullo del Perú, reciben al menos 70 consultas en la semana sobre canjes y compras de estas piezas, grabadas con algún motivo arqueológico, arquitectónico o natural del país.



“Han pasado seis años desde que acuñamos la primera moneda, el Tumi, y seguimos sorprendidos por la acogida. Una vez me topé con una señora cuando le decía a su hijita: ‘Mira, aquí es donde hacen las moneditas’”, comenta Abraham de la Melena, funcionario del BCR que desde marzo del 2010 integra el equipo que decide los diseños.

Más de 40 mil álbumes de monedas de la serie Riqueza y Orgullo del Perú fueron vendidos por el BCR entre el 2010 y el 2012.(Juan Ponce/El Comercio)

Riqueza y Orgullo del Perú está compuesta por 26 monedas de S/1, acuñadas en un cospel (disco con borde) de alpaca, aleación de cobre, níquel y zinc. Hoy se emite la última pieza dedicada a Tacna, en la que se aprecia el Arco Parabólico de la plaza principal de la Ciudad Heroica.

La moneda que cierra la colección se emitió justo un mes después de haberse celebrado el aniversario 87 de la reincorporación de Tacna al Perú, hecho ocurrido el 28 de agosto de 1929.

—Nuevos mercados—

De acuerdo con Pedro de la Puente, de la Sociedad Numismática del Perú, antes de la emisión de Riqueza y Orgullo, lo habitual en nuestro medio era encontrar a ciudadanos que coleccionaban monedas conmemorativas. Dichas piezas, avaluadas entre los S/124 y S/567, son acuñadas desde 1954 en oro y plata.

“Con Riqueza y Orgullo, en la que cada moneda nueva cuesta su valor nominal, se despertó el interés por la numismática en personas ajenas a ella. Además, con los álbumes y cromos de la serie se alimentó el interés por el acervo cultural representado en las monedas”, afirma.

Según registros periodísticos, este repentino afán por la numismática provocó que, para noviembre del 2010, la moneda del Tumi se ofertara en S/5, mientras que el ejemplar en su estuche de colección –que el BCR distribuyó por S/2 ni bien lanzó la moneda, tal como hace hoy con la moneda de Tacna– costase S/10. Hoy, estas monedas se ofertan en Internet y locales del Cercado por S/5, S/50 y S/70 (US$21,08). 

Según el BCR, hasta el 14 de julio pasado, cuando salió la moneda alusiva a la cerámica shipibo-konibo, se habían emitido en total 266 millones de piezas de la serie. De ellas, más de 120 millones habrían salido de circulación gracias a los coleccionistas. “Conservar estas monedas también es una forma de inversión, pues son pequeñas obras de arte. La moneda de Huaytará, por ejemplo, fue nombrada La Mejor de Curso Legal del Mundo, en el 2015. Y la de Petroglifos de Pusharo fue La Más Bonita del 2015 para la Sociedad Numismática de Argentina”, explica De la Melena.

—Trabajo en equipo—

Cada diseño de Riqueza y Orgullo demandó la colaboración de historiadores y arquitectos. Ellos asesoraron a Eduardo Paredes y Felipe Escalante, diseñador industrial y grabador del BCR, respectivamente, para dibujar y modelar las piezas en la planta ubicada en la Casa de la Moneda. “Tardamos de dos a tres meses en cada moneda porque a veces íbamos hasta el lugar donde está el motivo”, recuerda Paredes, cuya pieza preferida es la de Huarautambo, en Pasco.

Según De la Melena, el BCR evalúa emitir una nueva serie numismática, alusiva al bicentenario de la independencia. De confirmarse, coleccionistas: prepárense. 

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