Un vehículo del INPE llevó a Guillermo Riera hacia la carceleta del Poder Judicial. Él permanecerá ahí hasta que la junta clasificatoria del INPE decida a qué penal irá. (El Comercio)
Un vehículo del INPE llevó a Guillermo Riera hacia la carceleta del Poder Judicial. Él permanecerá ahí hasta que la junta clasificatoria del INPE decida a qué penal irá. (El Comercio)
Ana Briceño

, el empresario que luego de atropellar y matar a tres personas, en la Costa Verde, huyó a Estados Unidos, está libre desde hace un mes, gracias a la resolución del juez Max Cirilo Diestra, quien es investigado por Oficina de Control de la Magistratura (OCMA), debido a que tomó esa cuestionada decisión. Los familiares de las víctimas sintieron un alivio cuando supieron que la OCMA indagaría al juez, pero se volvieron a sentir defraudados de la justicia peruana cuando se enteraron de que todo el proceso tardará ocho meses y que el juez, mientras tanto, seguirá en su puesto despachando ese caso y otros referidos a accidentes de tránsito y seguridad vial.

Max Cirilo ordenó que se le abran las rejas del penal de Lurigancho a Riera y de inmediato el empresario retomó su vida de antes: las reuniones familiares, los amigos y el trabajo. “Está en Lima, sin problemas. No se va a fugar. Está trabajando para pagar lo que le ha salido todo esto”, dice Fernando Silva, su abogado. Riera se dedica al negocio de realización de espectáculos y ceremonias. Prefiere no dar declaraciones a la prensa.

La pesadilla de estas tres familias empezó el 4 de mayo, a las 7 p.m., cuando Riera llegó en una camioneta al Lima Marina Club, en la Costa Verde, donde estuvo hasta la medianoche. “No bebió licor, las cámaras de seguridad dan cuenta de que no estaba ebrio. La fiscalía ha pedido la documentación de lo que consumió. No figura compra de alcohol, sino jugo de naranja e infusión”, afirma el abogado. La fiscalía no le ha imputado a Riera el presunto agravante de haber estado ebrio cuando atropelló a las tres personas. Cómo hacerlo, si se fugó y nunca se le pudo practicar un dosaje etílico.

A la 1.50 a.m., del 5 de mayo, a la altura de la playa Los Yuyos, en Barranco, Riera perdió el control de la camioneta, invadió el carril contrario y atropelló a cuatro jóvenes que manejaban motocicletas. Tres de ellos murieron en el lugar, pero un cuarto quedo tendido sobre la pista desangrándose y retorciéndose de dolor, pero el empresario ni siquiera de detuvo a mirarlo, menos a auxiliarlo. En ese instante solo pensó en salvarse a sí mismo. Abandonó la camioneta y tomó un taxi. Horas después, compró un pasaje a Miami, donde estaba su esposa. Las cámaras del aeropuerto lo grabaron cuando besaba su pasaporte tras pasar los controles migratorios.

Mientras él se acomodaba en el avión, en la comisaría de Barranco, un empleado de su empresa, intentaba engañar a la policía y a los familiares de las víctimas haciéndose pasar como el conductor que había ocasionado el accidente, pero ante las evidencias, no tuvo otra opción que retractarse. Los documentos de identidad de Riera fueron encontrados en su camioneta, que tenía el parachoque destrozado a raíz del accidente. Las motocicletas de los fallecidos terminaron siendo fierros desintegrados desperdigados en la pista.

Doce días después del accidente, Riera llegó a Perú y declaró en el Ministerio Público que huyó porque estuvo “en shock”. “Mi vida, mi esposa, mi principal soporte estaba en otro país y lo único que quería, sabiendo lo duro que iba hacer afrontar esta situación, era comunicarme con ella”, dijo en una entrevista a Frecuencia Latina.

El 25 de mayo, el juez Max Cirilo estableció que el empresario esté preso de manera preventiva durante nueve meses acusado del delito de homicidio culposo agravado, lesiones culposas agravadas, omisión de socorro y exposición al peligro, y el delito contra la administración pública, en la modalidad de fuga. Sin embargo, no pasaron ni cinco meses y Riera salió libre para afrontar todo desde la comodidad de su casa. Fue el mismo juez Cirilo el que decidió que a Riera se le abran las rejas del penal de Lurigancho.

El abogado Fernando Silva presentó un recurso al juez Max Cirilo para que Riera afronte el proceso judicial en libertad y el magistrado concedió ese pedido. Sus argumentos fueron: “No hay peligro de fuga” y “está acreditado su arraigo familiar y laboral”. Además, sostuvo que “se acredita la existencia de un vínculo conyugal y familiar, así como la atención que debe prestar como jefe de familia frente a sus hijos”. Finalizó su resolución con esta frase: “Ya no resulta razonable continuar con la prisión preventiva”.

El Comercio solicitó una entrevista con el magistrado, pero en la oficina de prensa de la Corte Superior de Justicia de Lima nos precisaron que mientras el caso no se resuelva, es decir, mientras Riera no reciba una sentencia, el juez no dará declaraciones. La fiscalía apeló la resolución de darle libertad a Riera, pero aún no se sabe cuándo el Poder Judicial definirá si volverá a la cárcel para que desde ahí afronte el proceso, como lo exigen los familiares de las víctimas.

La sentencia es la próxima decisión que tomará el juez Max Cirilo. El miércoles, el abogado de Riera pidió en el despacho de este magistrado que el empresario sea procesado por el delito de homicidio culposo simple, cuya pena máxima es de 4 años, y no por homicidio culposo agravado, que se sanciona con hasta 8 años.

“La fiscalía dice que Guillermo cometió homicidio culposo agravado porque condujo a excesiva velocidad, pero no hay prueba de eso, entonces no se cumple el agravante”, sostiene el abogado. Se desconoce hasta el momento a cuanta velocidad iba Riera el día del accidente. La fiscalía no habría brindado esa información al Poder Judicial. Increíblemente, la investigación de la OCMA al juez Cirilo tardará más tiempo (ocho meses) de lo que demorará la lectura de sentencia. Los familiares de las víctimas solo esperan que, esta vez, la justicia no vuelva a favorecer al empresario.

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