El laboratorio Sinpharm envió en septiembre pasado 3.200 dosis adicionales de sus vacunas de Beijing que fueron destinadas para el personal de los ensayos clínicos y utilizadas también para vacunar en secreto a funcionarios y sus allegados. (Foto referencial: Anthony Niño de Guzmán)
El laboratorio Sinpharm envió en septiembre pasado 3.200 dosis adicionales de sus vacunas de Beijing que fueron destinadas para el personal de los ensayos clínicos y utilizadas también para vacunar en secreto a funcionarios y sus allegados. (Foto referencial: Anthony Niño de Guzmán)
/ ANTHONY NINO
Rodrigo Cruz

Carlos Castillo es un personaje central en el caso ‘Vacunagate’. No solo era el exasesor de Inmunización del Ministerio de Salud (Minsa). Desde agosto del año pasado, era el que representaba a ese sector en la comisión multisectorial a cargo de negociar y comprar las vacunas contra el COVID-19. Castillo fue uno de los primeros funcionarios que se vacunaron en secreto con la dosis de Sinopharm. De acuerdo a la Comisión Carbone, que entregó sus resultados , este médico de 65 años ajenas a los ensayos clínicos para que sean inmunizadas, como él, a espaldas de la opinión pública.

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Por el nivel de detalle en cómo sucedieron los hechos, Castillo Solórzano fue uno de los primeros en ser citado por la Fiscalía Anticorrupción de Lima Norte para brindar testimonio. El pasado 2 de marzo, el exasesor del Minsa respondió, entre otras coas, sobre cómo empezó el acercamiento del gobierno peruano con el laboratorio chino y, en especial, sobre cómo se elaboró la lista de personas no vinculadas a las pruebas de Fase III en el país que terminaron recibiendo la vacuna de Sinopharm.

Este Diario ha tenido acceso a la declaración del médico. Ante el fiscal provincial Marco Carrasco, Castillo contó que esta historia comenzó el 14 de abril del 2020. Ese día la farmacéutica le propuso a la embajada de Perú en China que realicen en territorio peruano los ensayos clínicos de Fase III de su candidata a vacuna. Un día antes, el gobierno chino había anunciado que tanto el producto de Sinopharm como el de Sinovac eran los primeros en el mundo que iban a comenzar con esa etapa de evaluaciones.

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De acuerdo a Castillo, no hubo respuesta del gobierno peruano hasta el 8 de junio, cuando Luis Quesada Inchaústegui, embajador de Perú en China, visitó las instalaciones de Sinopharm y demostró el interés para que se realicen las pruebas en el país. Cuatro días después, el médico asegura que recibió un correo electrónico en su cuenta del Minsa informando del acercamiento que tuvo la embajada peruana con el laboratorio y solicitando información respecto del interés de Perú en ser parte de los ensayos clínicos y de contar con esas vacunas una vez quede demostrado su eficacia y seguridad en los exámenes.

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Castillo dijo que la siguiente reunión ocurrió el 26 de junio de manera virtual. En ella, participaron representantes del Instituto Nacional de Salud (INS), Minsa, Ministerio de Relaciones Exteriores, Concytec y las universidades Cayetano Heredia y San Marcos. El médico indicó que el laboratorio deseaba que las pruebas se hagan a través de un acuerdo gobierno a gobierno. Castillo dice que se les explicó que ello no podía suceder debido a que el Minsa es la autoridad regulatoria en este tipo de evaluaciones, de modo que tenían que buscar una entidad privada para que la realice. De esa forma, se llegó a un acuerdo entre Sinopharm y la universidad Cayetano Heredia.

Las comunicaciones continuaron hasta el 4 de agosto, recuerda el médico. Ese día, a través del cuerpo diplomático de Perú en China, recibieron una comunicación de Sinopharm en la que manifiestan su deseo de contar con una opinión favorable del gobierno para que la Cayetano realice los exámenes de su candidata a vacuna. De acuerdo a Castillo, la respuesta se dio al día siguiente a través de un oficio enviado por correo electrónico por la entonces viceministra de Salud Pública Nancy Zerpa Tawara. Trece días después, el INS autoriza a la Cayetano que realice en el país los ensayos clínicos de Sinopharm por el plazo de un año.

Respecto al lote adicional de vacunas utilizadas en el vacunagate, Castillo dijo a la fiscalía que el 25 de agosto recibió una correo de Jaime Casafranca Aguilar, funcionario de la Cancillería en China, donde, entre otras cosas, se le informa que Sinopharm esperaba la autorización del Minsa para aplicar las 3.200 dosis de “vacuna de emergencia” en el Perú, dos mil de las cuales debían ir al equipo que trabajaba en los ensayos clínicos y la diferencia a la embajada china en el país. Un día antes, el embajador Quesada había hecho ese requerimiento al laboratorio.

El 2 de septiembre, la delegación china de Sinopharm es recibida en el aeropuerto Jorge Chávez por la entonces ministra de Salud, Pilar Mazzetti, y el excanciller Mario López Chávarri.
El 2 de septiembre, la delegación china de Sinopharm es recibida en el aeropuerto Jorge Chávez por la entonces ministra de Salud, Pilar Mazzetti, y el excanciller Mario López Chávarri.

“La cantidad de 2.000 dosis de vacunas para el personal a cargo del ensayo clínico fue un número conversado por la Universidad Cayetano Heredia, Universidad San Marcos, en las conversaciones telefónicas también participaba el Minsa y el RREE. Con respecto a las 1.200 dosis para le embajada China, desconozco cómo salió esa cantidad”, declaró Castillo ante el Ministerio Público.

Como informó este Diario, el 25 de agosto, el entonces apoderado legal de la Cayetano, Juan Miyahira, solicitó al INS la importación de las 27.800 dosis destinadas a los ensayos clínicos. En ese grupo, estaban siendo consideradas las 3.200 vacunas adicionales. Al día siguiente, el INS autorizó el pedido y lo remitió a la Digemid quienes aprueban, el 31 de agosto, el ingreso de esos productos para fines exclusivos del estudio. Las vacunas llegaron, como es público, el 2 de septiembre a territorio nacional.

En cuanto a la lista de personas que recibirían las vacunas fuera de los ensayos clínicos, Castillo narró al fiscal que fue el médico Germán Málaga, responsable de esas pruebas en la Cayetano, quien le comunicó sobre la posibilidad de que sean inmunizados el personal que trabajaba en respuesta a la pandemia. Acto seguido, Castillo dice que le informó de ello al entonces viceministro de Salud Pública, Luis Suárez Ognio. Como constancia de ello, dice que existen conversaciones en WhatsApp.

“Fue él (Suárez Ognio) quien tomó la decisión de proteger al equipo”, dijo durante el interrogatorio.

El 12 de setiembre de 2020, Suárez-Ognio recibió la primera dosis de la vacuna experimental de Sinopharm fuera de los ensayos clínicos.
El 12 de setiembre de 2020, Suárez-Ognio recibió la primera dosis de la vacuna experimental de Sinopharm fuera de los ensayos clínicos.

De acuerdo a Castillo, el ex viceministro designó a su asesora Gladys Ramírez, entonces Ejecutiva Adjunto II del Viceministerio de Salud Pública, para que “realizara la lista de las personas del Minsa y allegados” que recibirían la vacuna experimental para que luego él se lo comunicara a la Cayetano Heredia. Además, relató que la relación también le fue enviada por WhatsApp en un archivo de Excel en la que aparece como autora la funcionaria Paola Quevedo Ramos, personal de confianza de Suárez Ognio.

Este Diario se comunicó con el exviceministro, quien dijo que el rol de Castillo era el de comunicar a la Cayetano quienes irían a recibir la dosis de Sinopharm.

Suárez Ognio insistió que no hubo nada irregular en la vacunación del personal del Minsa fuera de los ensayos clínicos.

“No eran vacunas destinadas al ensayo. Fue una invitación de la universidad Cayetano para recibir voluntariamente y bajo propio riesgo la vacuna experimental para proteger al equipo de salud pública que tenía bajo responsabilidad la conducción de la respuesta frente a la pandemia”, dijo el exviceiministro.

“No le quitamos la vacuna a nadie no nos saltamos la cola. Recibimos una vacuna experimental de la cual se conocía poco de su eficacia”, indicó. Y añadió que instituciones como la Organización Mundial de la Salud (OMS) prevén este tipo de protección para los que forman parte de los equipos de investigación y los que intervienen en el control de la pandemia.

Tanto Suárez Ognio como Ramírez Prada y Quevedo Ramos recibieron la dosis de Sinopharm. Ramírez Prada aprovechó para que cinco de sus familiares (padre, sobrinas y hermano) fueran inmunizados. Quevedo Ramos, en tanto, se vacunó junto con su esposo. El exviceiministro, por su parte, recibió tres dosis de Sinopharm e hizo que inocularan . Castillo Solorzano se vacunó junto con su esposa que había llegado de EE.UU.


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