
La estafa del amor es una de las modalidades de estafa virtual que más ha crecido en Perú y en el mundo, arrebatando grandes sumas de dinero a sus víctimas. El año pasado, la Policía Nacional del Perú (PNP) recibió 25 denuncias de ciudadanos estafados bajo esta modalidad, acumulando un total superior a un millón de soles.
Uno de los casos más sonados fue el de Julio Emilio Romero Auqui, un hombre de 49 años que fue detenido tras ser acusado por varias mujeres de doparlas y robarles en diferentes partes de Lima. Conocido en el mundo de las aplicaciones de citas como “Julio Magnate”, este sujeto acumula denuncias por delitos como robo, hurto y estafa, entre otros. Según sus diversas redes sociales, Julio Romero se presentaba como un próspero trabajador del sector minero. Las imágenes que utilizaba para atraer a sus víctimas fueron difundidas a través de su perfil en Facebook Parejas.

Por otro lado, se encuentra Consuelo Estrella Rivero Hoyos, una mujer de 40 años y nacionalidad boliviana, acusada de estafar a varios empresarios peruanos a través de Tinder. Consuelo se presentaba como abogada de la Universidad Nacional de San Marcos y como coordinadora del área legal del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en América Latina y el Caribe. Gracias a esta fachada, logró contactar a su primera víctima.
“Pensé que era una persona que quería contactarme para fines profesionales, y fue por Zoom que, en menos de una semana, esta persona me enamoró. Me dijo que trabajaba en un organismo internacional”, relató Julio Chirinos. Se enamoró de la falsa abogada y comenzó una relación con ella. En pocas semanas, Consuelo logró convencerlo de comprar un terreno en Bolivia. “Al cabo de un par de semanas ya estuve compartiendo los gastos de la inversión en un lote de 500 metros cuadrados al norte de Santa Cruz, valorado en unos 150 mil dólares, con cuotas de 800 dólares. La plata se la daba a Consuelo”, explicó.
Lo que Chirinos descubrió más tarde fue que Consuelo no solo mantenía una relación con él, sino que también habría tenido otras parejas durante el mismo periodo. Además, indicó que las salidas del departamento no eran por razones laborales, sino para tener la oportunidad de salir con otros hombres.

Así como estos casos, hay un sinnúmero de situaciones similares que han ocurrido en todo Perú y el mundo. Sin embargo, son pocos los que se atreven a denunciarlas.
Análisis y recomendaciones
De acuerdo con Ricardo Elías, abogado penalista especializado en cibercrimen y socio de Estudio Elías Puelles, lo particular de esta estafa es que, a diferencia de otros tipos de estafas virtuales, no se registran tantas denuncias debido a la vergüenza que sienten las víctimas. Además de perder sus ahorros, también pierden su confianza y dignidad. Esto dificulta la lucha contra estos estafadores, que a menudo operan en grupos organizados.
“Muchas veces, los perfiles son recién creados y no tienen muchas publicaciones, por lo que es importante observar la antigüedad del perfil. También es crucial fijarse en las imágenes, ya que pueden ser fotos poco realistas generadas con inteligencia artificial o bien, imágenes de personas notoriamente conocidas. Además, cuando ya se empieza a conversar con la víctima y esta no desea hacer videollamadas ni compartir su número de teléfono, es un indicio claro de estafa. También suelen inventar historias verosímiles pero fantasiosas sobre su vida. Por último, a menudo son ciberdelincuentes cuando tienen una necesidad urgente de pedir dinero”, explicó.

El experto aconsejó que la mejor manera de protegerse es preguntando al perfil si tiene otras redes sociales para asegurarse de que se trata de una persona real y honesta. Otra recomendación es pedir un número telefónico para verificar quién es el titular de esa línea, a través de plataformas como Yape o Plin. “Además, siempre hay que tener una llamada o videollamada con la persona antes de conocerla en persona. Finalmente, revisar los comentarios de las publicaciones de sus redes sociales puede ayudar a identificar si otras cuentas han reportado alguna estafa”, indicó.
“Uno tiene que ser empático con las víctimas; muchas veces están buscando afecto a través de redes sociales. Si uno se burla de ellas, la víctima no denunciará por vergüenza o no querrá continuar con la investigación. La forma en que se puede denunciar es virtualmente, a través de las plataformas del Ministerio Público. Es importante prevenir haciendo una captura de pantalla del perfil y guardando una copia de su URL como prueba para la fiscalía”, agregó.
Por otro lado, Eduardo Quesquén, experto en ciberseguridad, señaló que las estafas por internet siempre ocurren en diferentes escenarios. “En el caso específico de las apps de citas, debe haber una validación social. Es decir, la forma de validar un perfil es verificando que este no tenga ningún tipo de denuncia. Los estafadores generalmente no usan su nombre real, sino que recurren a testaferros. Si te piden dinero para depositarlo a nombre de un tercero, ya hay motivo para sospechar que es una estafa. En las apps de citas, los estafadores logran su cometido una vez que ganan toda tu confianza. Es un trabajo de ingeniería social que los ciberdelincuentes realizan”, explicó.

Por su parte, el psicólogo Carlos Eduardo Tacuri comentó que “hay personas que tienen una gran necesidad de buscar afecto, por lo que, cuando se les presenta una persona muy agradable y encantadora, caen fácilmente en una estafa. Muchas de las víctimas de esta modalidad son personas muy confiadas o que buscan cariño rápidamente. Lo dan todo por esa persona que les promete una relación. El estafador, para conseguir que le des algo, primero te puede hablar de manera bonita o incluso regalarte cosas, lo que genera confianza”, indicó.
“Existen muchos factores que pueden llevar a las víctimas a no denunciar. Por ejemplo, si se trata de un hombre, en una sociedad machista, puede sentir vergüenza de haber sido estafado por una mujer. Si la víctima forma parte de la comunidad LGBT y fue estafado por otro hombre, tal vez no quiera revelar su orientación sexual. En otros casos, si la víctima tiene pareja, puede temer que se exponga su infidelidad. Además, en situaciones donde se han enviado fotos o videos de índole sexual, puede existir el miedo de que el estafador tome represalias, haciendo público ese material”, explicó.
“Este tipo de estafas puede tener un fuerte impacto en la autoestima de las víctimas. Pueden entrar en una profunda depresión debido al dolor emocional que les genera. Hay una afectación económica, pero también emocional, porque se ha creado un vínculo. Es importante evitar entablar confianza rápidamente con perfiles falsos en apps de citas. Si alguien nos promete un vínculo emocional inmediato y dice estar muy enamorado de nosotros, debemos desconfiar, ya que en la vida real las cosas no funcionan así”, concluyó.