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León XIV: el papel del nuevo papa en la disolución del Sodalicio
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El estrecho vínculo del papa León XIV con el Perú no solo se limita a su nacionalidad peruana y su labor misionera de cuatro décadas en distintas ciudades del país, especialmente en Chiclayo, sino también a su papel clave en la supresión del Sodalicio de Vida Cristiana, organización católica peruana cuyo caso significó un punto de quiebre en la atención a las denuncias por abusos en contextos religiosos.

Roberto Prevost, nombre de nacimiento del nuevo papa, fue activo escucha de las víctimas del Sodalicio y contribuyó a la expulsión de los miembros que eran parte del clero. José Enrique Escardó, el primer exsodálite en denunciar abusos en la organización fundada por Luis Figari en 1970, se reunió con él en enero pasado y mantuvo comunicación escrita vía Whatsapp hasta el lunes pasado.
“Conozco al nuevo papa desde el 2019. El 24 de enero de 2025, luego de mi audiencia privada con el papa Francisco en el Vaticano, tuve una reunión de una hora con él en el Dicasterio de los Obispos. En ella, escuchó con atención mis ideas y mostró su total acuerdo y respaldo a mi lucha contra la violencia física, psicológica, espiritual y sexual en la Iglesia católica. En los últimos años, el papa León XIV ha sido pieza clave en el desmantelamiento del Sodalicio y por ello le estoy agradecido", contó en la red social X.
El también presidente la Red de Sobrevivientes Perú dijo esperar que el nuevo papa continúe el camino que inició Francisco para dar justicia a todas las víctimas de violencia eclesial en el mundo. “El caso Sodalicio es solo la punta del iceberg, tal y como se los dije a Francisco y a él en nuestras reuniones. En mi calidad de presidente de la Red de Sobrevivientes Perú espero poder tener audiencia con él en los próximos meses para conversar sobre las acciones pendientes y necesarias en beneficio de todas las víctimas, no solo las del Sodalicio”, añadió.
Esto es lo peor que le pudo pasar al Sodalicio. Papa peruano que botó al exarzobispo de Piura y Tumbes José Antonio Eguren, mi abusador psicológico. pic.twitter.com/aEf1lqiL0h
— 𝔧𝔢𝔢𝔰𝔵𝔬𝔯𝔠𝔦𝔰𝔪𝔬 (@JEESxorcismo) May 8, 2025
Como prefecto del Dicasterio para los Obispos, Prevost recibió el informe de la misión especial que investigó, por orden del papa Francisco, las graves denuncias de abusos psicológicos, físicos y sexuales dentro de la organización. A diferencia de otras pesquisas iniciadas en los últimos años, dicha misión, integrada por Charles Scicluna, arzobispo de Malta, y el sacerdote Jordi Bertomeu, incluyó dos temas poco tratados: la persecución legal contra los periodistas investigadores y las denuncias relacionadas al papel económico de la organización y sociedades vinculadas.
Por eso, en su visita a Perú en julio del 2023, la misión Sicluna-Bertomeu recibió a un grupo de comuneros de Catacaos, Piura, quienes denunciaban el despojo de tierras ancestrales y la criminalización por las empresas vinculadas al Sodalicio.

“El papel de León XIV fue determinante, de perfil bajo. Gracias a su gestión se destituyó a Eguren, que había convertido el Sodalicio en un lugar de mucho dinero, no fue una decisión fácil y eso ha hecho que sea víctima de una campaña de enlodamiento de parte de este grupo”, explica al programa Hora 25 la periodista Paola Ugaz, quien junto a Pedro Salinas publicó el libro ‘Mitad monjes, mitad soldados’ en el año 2015. Aunque la primera denuncia de Escardó se publicó en el año 2000, fue ese libro el que recopilar treinta crudos testimonios de víctimas que evidenciaban los mecanismos de sujeción a los que estaban sometidos los jóvenes integrantes de la organización religiosa.

La recomendación de Prevost fue remover al arzobispo José Eguren Anselmi por la sospecha de manos manejos en la cúpula económica del Sodalicio. Finalmente, el 2 de abril de 2024 Eguren renunció a ser obispo de Piura. En una entrevista al medio Religión Digital, días antes del cónclave, Salinas reiteró que Prevost fue uno de los cinco obispos que, cuando tuvo un rol directivo en la Conferencia Episcopal Peruana, hizo cosas a favor de las víctimas del Sodalicio junto con el cardenal y arzobispo de Lima, Carlos Castillo, el cardenal Pedro Barreto, el obispo exsodálite Kay Martín Schmalhausen y el exobispo de Caravelí Reinaldo Nann.

En comunicación con El Comercio, Salinas también recordó que ser cardenal no solo es rango honorífico o de elector. “Es un asesor del papa. Y me consta que el padre Jorge [Bergoglio] confiaba en los consejos y recomendaciones de Robert Prevost. Su papel en Caso Sodalicio fue clave. Prevost tuvo un rol crucial y empático a lo largo de la historia del Caso Sodalicio. Está narrado en mis dos últimos libros: Sin noticias de dios (2022) y La verdad nos hizo libres (Debate, 2025). Pensar que Prevost va a frenar lo que hizo el padre Jorge en el Caso Sodalicio, sería ir contra su propia línea de acción en este tópico”, indicó.
Las campañas de desprestigio que menciona Salinas están relacionadas a la denuncia de supuestos encubrimientos durante su periodo como Obispo de Chiclayo, las cuales fueron descartadas por investigaciones periodísticas serias. “Detrás de las falsas denuncias existe el evidente propósito de desacreditarlo y enlodarlo. Le he dedicado no pocos podcasts a estas campañas del exSodalicio contra Prevost. No he sido el único. El portal español Religión Digital y el norteamericano Crux, han hecho lo propio: desbaratar las patrañas. Las víctimas son reales. Los depredadores, también. Pero es falso que el entonces obispo de Chiclayo haya encubierto los casos”, añadió.
Lo cierto es que cinco meses después de la renuncia a la arquidiócesis de Piura y Tumbes, el 25 de setiembre del 2024, Francisco expulsó a 10 miembros de la cúpula del Sodalicio, entre ellos a monseñor José Antonio Eguren Anselmi, a quien Escardó señala como uno de los principales responsables de los abusos que vivió en el Sodalicio entre los años 1986 y 1989.
La expulsión de todo el grupo se sustentó en el “escándalo producido por el número y la gravedad de los abusos denunciados por las víctimas, particularmente contrarias a las enseñanzas del evangelio de la Iglesia Católica”, de acuerdo con la Nunciatura Apostólica en el Perú.

Específicamente se informó de cinco tipo de abusos: 1) abuso físico, incluso con sadismo y violencia; 2) abuso de conciencia, con métodos sectarios para quebrar la voluntad de los subordinados; 3) abuso espiritual, con instrumentalización en el fuero externo de la información obtenida en el fuero interno no sacramental o dirección espiritual: 4) abuso de cargo y de autoridad, con episodios de hackeo de comunicaciones y acoso en el lugar de trabajo así como encubrimiento de los delitos cometidos en el seno de la institución; 5) abuso en la administración de bienes eclesiásticos y 6) abuso en el ejercicio del apostolado del periodismo.
Ese fue el preámbulo de la decisión final del papa Francisco de suprimir del Sodalicio y de todas las ramas fundadas por Figari. El último capítulo se selló el 14 de abril de este año, cuando el superior general de extinta organización religiosa firmó el decreto de supresión tras dos décadas de denuncias de abusos sexuales, físicos y psicológicos contra ex miembros.
En un comunicado, el Sodalicio pidió perdón para las víctimas de abusos cometidos incluso desde la misma creación de la sociedad de vida apostólica. El Informe Final de Reparaciones, que acompañó el pronunciamiento final, reconoce 98 víctimas de abusos, 37 de ellas por abusos sexuales (17 cuando eran menores de entre 11 y 17 años) entre 1971 y 2025.
A la disolución del Sodalicio se suma la supresión de todos los grupos religiosos fundados por Figari: la Fraternidad Mariana de la Reconciliación (FMR), las Siervas del Plan de Dios y el Movimiento de Vida Cristiana. Mons. Jordi Bertomeu Farnós fue nombrado como Comisario Apostólico para las tareas de la supresión. Él se encargará, en primer lugar, de garantizar que los bienes de la suprimida organización sirvan para resarcir a las víctimas.

Figari fue Superior General por casi 40 años, hasta su renuncia en el año 2010. A él se le señala como perpetrador y encubridor de abusos psicológicos, físicos y sexuales. En el año 2017, un informe realizado por una comisión de expertos convocada por el mismo Sodalicio reconoció los abusos contra al menos 19 menores y 10 adultos.
En el momento de la supresión, el Sodalicio contaba con 135 miembros en los 9 países donde estaba presente. Juan Carlos Boldt Pérez, último Vicario General del SCV, informó a El Comercio que será decisión personal de cada exmiembro laico vincularse, si así lo desea, con alguna congregación o institución existente. En el caso de los sacerdotes que deseen seguir con el ministerio, deberán entrar en un proceso de vincularse con alguna comunidad religiosa o diócesis en la cual el Obispo del lugar los acepte. Sobre las empresas vinculadas del Sodalicio, Boldt Pérez dijo que “todos los entes a nombre del Sodalicio tanto en el ámbito civil como eclesial serán extintos”. Sin embargo, asociaciones como Asociación San Juan Bautista, la red de colegios sodálites y la Fundación Acción Solidaria seguirán funcionando.