Andrea Ampuero –a la izquierda– y Linda Velásquez son dos de los 25 miembros que forman la organización fundada por Sara Castro (centro). (Alessandro Currarino / AFP)
Andrea Ampuero –a la izquierda– y Linda Velásquez son dos de los 25 miembros que forman la organización fundada por Sara Castro (centro). (Alessandro Currarino / AFP)
Renzo Giner Vásquez

Velas aromáticas, gorros multicolores, instrumentos musicales de todo tipo y narices rojas por montones colman la oficina de Sara Castro, fundadora de Payasos de Emergencia, una organización de clowns que busca sanar mediante risas a diferentes poblaciones vulnerables.

—“Soy el loco que cree que la risa lo cura todo”, la frase es de Patch Adams pero en ti encaja perfecto…
[Risas] Sí. La locura y profundidad que trae el payaso es la que necesitamos. A veces creemos que estar locos es algo muy malo, está mal catalogado. Yo creo que todos deberíamos tener un poco de locura.

—¿Tú la tienes?
Muchísima. Pero una locura ligada al entusiasmo, al placer por la vida, al amarme para ir con el otro y amar con locura. Esta locura habla de entregarse a un amor incondicional.

—¿De verdad es tan efectiva la risa?
Claro que sí. Pero es una consecuencia de todo nuestro absurdo. Esto tiene que ver más con el encuentro con el otro y estar con el corazón abierto. El humor es el lado más amable del amor, nosotros sanamos con ambos. Por eso digo que somos los guardianes de la alegría.

—Yo siento que el ritmo de vida actual hace que nos olvidemos de buscar ser felices. ¿Qué opinas?
¡Uff, sí! Estamos como ciegos, solo enfocándonos en las metas. Por eso vivimos estresados, deprimidos, desubicados, hasta que logramos la meta y nos damos cuenta de que el regalo era todo el proceso. Nosotros buscamos enseñar a disfrutar el día a día, el agradecimiento, el contacto real con el otro. Y eso termina aplicándose en todo: para tener una pareja, un círculo social saludable o emprender un gran proyecto.

—Hace seis años comenzaste este proyecto, pero coincidió con un momento complicado de tu vida…
Sí, totalmente. Tuve una productora que se fue a la quiebra; en ese momento era lo peor que me podía pasar, todo estaba en contra, me fui a lo más hondo del hoyo a verme en la oscuridad. Pero creo que debes pasar por algo así para conocer tu luz. Alguien que ríe de corazón es porque sabe qué es lo que cuesta esto, conoce la pena, la frustración. Ahora agradezco que haya pasado eso porque para salir conecté con distintas técnicas y comencé a ver que tras una gran crisis hay un gran maestro queriéndote dar una gran lección. Luego decidí unir el clown con todos estos conocimientos y cree la metodología ALUH (Amor Lúdico Holístico).

—¿El concepto central de ALUH es que el amor cura?
Sí, el amor sana. Para eso usamos técnicas de aromaterapia o cuarzo, por ejemplo.

—¿Trabajan con todo tipo de poblaciones vulnerables?
Sí. Hospitales, albergues, asentamientos humanos, asilos y cárceles, donde me encanta trabajar. Es más, estamos tramitando el permiso para ir por tercera vez a Santa Mónica.

—Hacer reír a la gente es uno de los trabajos más difíciles que hay. ¿Con las poblaciones vulnerables el trabajo es más arduo?
Al contrario, es muchísimo más fácil que llegar al público de un teatro. Cuando entramos a un hospital hay una vibración muy baja, mucho dolor, pero les recordamos que todos tenemos vibraciones muy altas. Y para eso no hay que ponerse nada [señala su traje], hay que quitarnos todo, mostrarnos como somos. Aunque te confieso que al final es una oportunidad tanto para ellos como para nosotros, ambos nos beneficiamos y nosotros también necesitamos de ellos, de su amor. Al final no sé quién es la población vulnerable [risas]. Siempre me preguntan si me cargo con todo esto…

—¿Y qué respondes?
Que tengo el doble de energía vital.

—¿Cómo es una visita a un hospital, por ejemplo?
Iniciamos con rituales holísticos entre nosotros, los payasos. Luego partimos hacia el hospital, por ejemplo, y jugamos. Tenemos técnicas de improvisación, de clowns, hay arteterapeutas, artistas plásticos. Para ser honesta, nunca tenemos dos visitas iguales, trabajamos con lo que tenemos en el momento.

Andrea Ampuero –a la izquierda– y Linda Velásquez son dos de los 25 miembros que forman la organización fundada por Sara Castro (centro). (Alessandro Currarino / El Comercio)
Andrea Ampuero –a la izquierda– y Linda Velásquez son dos de los 25 miembros que forman la organización fundada por Sara Castro (centro). (Alessandro Currarino / El Comercio)

—¿Y cómo miden los resultados?
Tenemos distintas formas: las tesis universitarias que hacen sobre nosotros, reportes diarios sobre las visitas, pero las más importantes son las anécdotas que parecen milagros.

—Cuéntanos alguna...
Hace tiempo visité a una niñita que estaba internada por un problema neurológico. Llevaba años sin hablar. Los médicos nos decían que entraríamos por las puras. Pero comencé a jugar con ella como si me entendiera todo, tocaba la armónica, otra payasa cantaba y de repente comenzó a tararear. La enfermera no lo podía creer, por cuatro años no había pronunciado una palabra. Actualmente, la niña sigue internada pero lleva clases en aulas hospitalarias, sabe el abecedario, puede comunicarse. Fue increíble.

—Actualmente son 25 clowns pero al inicio eran tres. ¿Qué requisitos hay para sumarse?
Todos podemos ser payasos de emergencia, porque todos amamos y tenemos luz. El 2 de setiembre comenzaremos la próxima formación, que dura un año y medio. Los primeros nueve meses son de sanación de nosotros mismos. Pero aparte hay voluntarios, que acompañan a los payasos a ver temas logísticos. Pueden ser alumnos, tomar un curso, hay miles de opciones.

Ficha del personaje

Sara Castro
Fundadora de Payasos de Emergencia
Tengo 32 años y en la foto salgo al medio de mis dos colegas. Soy comunicadora social de la Universidad Villarreal. Mis hobbies son tocar la armónica y surfear. Encuéntrenos en Facebook como .

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