(Foto: María del Carmen Yrigoyen / El Comercio)
(Foto: María del Carmen Yrigoyen / El Comercio)

Desde fines del 2015, la policía de detectó más de una decena de muertes violentas que, a primera vista, no tenían relación entre sí. “Creíamos que podían ser víctimas de ‘peperas’, pero cuando recibíamos los resultados de laboratorio daban negativos para drogas”, cuenta un agente.

Más tarde notaron que las víctimas compartían seis características: habían bebido una cantidad importante de alcohol la noche que las asesinaron. Los bares donde habían estado previamente se repetían. No tenían poder adquisitivo. Abordaron un mototaxi para ir a casa. Todas recibieron un golpe mortal en la nuca y todos los cadáveres fueron abandonados en canales de riego. Así, cobró fuerza la hipótesis de que en Huaral había un asesino en serie.

El 22 de diciembre del 2017, hubo otro ataque similar, pero la víctima, contra todo pronóstico, sobrevivió. Recordaba pocos detalles, pero estos permitieron que los agentes acortaran el espectro de búsqueda de un sujeto a quien apodaron el ‘Monstruo del Garrote’.

El sospechoso era Domingo Norabuena Espindola, de 55 años, un personaje extraño que se hacía pasar por mototaxista, pero ‘trabajaba’ solo de 10 p.m. a 1 a.m. y no realizaba más de tres servicios por noche. A veces no hacía ninguna carrera. Se iba a sitios oscuros, por la carretera, apagaba las luces de la moto y se echaba a dormir en la parte de atrás. A la mañana se iba a su casa, con su esposa y veía noticieros. Por la tarde se iba donde la amante. “No ganaba más de S/15 diarios”, indica un policía.

Huía de los pasajeros sobrios. Solo se ofrecía a llevar a los más borrachos. Si el potencial viajero rechazaba sus servicios, fingía irse. Daba vueltas y regresaba para entablar una nueva conversación con el mismo sujeto, como si fuera otro chofer.

—La caída del monstruo—
El domingo pasado, Norabuena estuvo merodeando por la avenida Huando, en Huaral. Allí divisó a su siguiente víctima: Victoriano Parisca, de 49 años, ebrio. Dio vueltas hasta que Parisca se quedó dormido. Hizo una parada. Se bajó del vehículo y le rebuscó los bolsillos. Le sacó un monedero con S/38. Luego siguió manejando y se lo llevó hacia el canal de riego del sector Jesús del Valle (donde la policía había hallado cuatro cadáveres).

Este es el vehículo en el que Norabuena movilizaba a sus potenciales víctimas.
Este es el vehículo en el que Norabuena movilizaba a sus potenciales víctimas.

“En cuanto descendió de la moto, lo interceptamos. Ya arrestado confesó que iba a matar al pasajero”, cuenta un agente. “También aceptó que asesinó a cinco personas [cuatro hombres y una mujer] e hirió a dos, que les sustrajo sus cosas y abandonó los cuerpos en canales de riego para que el agua eliminara las evidencias”, agrega. Pero hay 8 casos más, registrados desde el 2015, que coinciden con el ‘modus operandi’ del falso mototaxista. En total, se lo investiga por 13 asesinatos.

La policía ha encontrado objetos de los fallecidos en el vehículo de Norabuena: una billetera, un crucifijo (que ha sido reconocido por la madre de una víctima) y 14 chips de celulares. “Posiblemente, sus trofeos. No es un tipo que haga o reciba muchas llamadas”, dicen los agentes.

En el mototaxi de Norabuena, la policía halló también dos armas homicidas: un garrote de madera de 40 cm de largo con sangre seca en un extremo y un tubo metálico de 1,20 metros, también con rastros de sangre humana.

–¿Cuándo comenzaste a sentir necesidad de matar? –le preguntaron.
–No recuerdo.
–¿Cuando matabas a alguien, te imaginabas el rostro de alguna otra persona?
–(Breve silencio) No.
–¿Qué sentías cuando lo hacías?
–Odio.
Cuando le preguntaron por su infancia, la describió como “dura”. “Ni mi mamá ni mi papá me querían. Crecí con mi abuela. Cuando tenía 5 años, ella me devolvió a mi padre, que me encerraba en una habitación”, aseguró. Según fuentes del Ministerio Público, también denunció que su padre lo violaba cuando volvía ebrio a casa.

La esposa e hijos de Norabuena dicen que es violento. Nunca le preguntaron por qué volvía a casa con la ropa ensangrentada.
Ahora, por recomendación de su abogado, Norabuena guarda silencio en la carceleta de la División Policial de Huaral. No se inmuta ni ante las fotos.

OTROS CASOS

► También en Huaral
Pedro Pablo Nakada Ludeña, o el ‘Apóstol de la Muerte’, asesinó al menos a 18 personas en Huaral (aunque él se adjudica 25 muertes). Juraba que Dios le había encomendado deshacerse de drogadictos, alcohólicos y homosexuales. En el 2007 fue condenado a 35 años de cárcel y está internado en el pabellón psiquiátrico del penal de Lurigancho. Su hermano, Vayron, fue condenado este mes a morir por ahorcamiento en Japón por asesinar a seis personas en el 2015. Su defensa apeló el fallo.
► En San Marcos
El pasado 12 de diciembre, Huber Chacara Castro asesinó de nueve puñaladas a un estudiante de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, dentro de la casa de estudios. Días después, atacó a otra universitaria, que sobrevivió. Al ser detenido, dijo que una luz divina lo forzaba a matar. “Si no lo hacía, me iban a torturar en un submundo”, indicó. Planeaba otros tres crímenes.

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