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Lourdes Fernández Calvo

Al niño de 12 años, que hoy ha sido clasificado por la fiscalía con el número 12218, no solo lo engañaron diciéndole que ganaría plata por lavar unos platos, también lo doparon y, luego, lo violaron dejándolo en un estado de inconsciencia que casi lo mata.

La historia de horror, que este niño probablemente no pueda olvidar, empezó el 3 de mayo del 2018.  J. A. P., su amigo de la misma edad, le dijo que sabía cómo podían ganar dinero: solo tenían que lavar platos y les pagarían S/ 100. Él no lo dudó mucho y aceptó. No sería la primera vez que trabajaría, antes lo hacía vendiendo alitas broster cerca a su casa, así es como conoció a J. A. P. 

El plan era el siguiente: irían a la casa de Kevin Marcos Mori, de 22 años, y él los llevaría al restaurante dónde tenían que hacer el trabajo. Por eso, ese 3 de mayo, luego de salir del colegio a eso de las 3 de la tarde, ambos amigos se encontraron en el paradero Los Viñedos, en la cuadra 12 de la Av. Los Próceres, en Surco. Juntos caminaron unas cuadras hasta la casa de Kevin Marcos. Cuando llegaron, él les dijo que el dueño del restaurante en donde lavarían los platos, 'Miguel', los esperaba en la Av. Angamos. Tomaron un taxi hasta Surquillo.

Cerca de la Av. República de Panamá, encontraron a ‘Miguel’. Para este momento, los niños estaban hambrientos y con sed. Miguel aprovechó eso y los invitó a su casa a comer y a ver una película: “Allá les pago y les explico el trabajo”, les dijo. Ya en su casa, también les invitó licor. “A él le dio tres vasos, por eso se mareó”, cuenta J.A.P. El niño de 12 años estaba mareado y empezó a sentirse mal. En ese momento, en el que estaba más vulnerable, Kevin y J.A.P. lo dejaron solo junto a Miguel. Lo que el niño narró ante la Cámara Gessell de la fiscalía fue comprobado con los resultados que arrojó el examen del médico legista: había sido violado de manera violenta y traumática.

“Kevin cogió los S/100 del señor y cuando nos fuimos me dio unas pastillas y me empecé a sentir mal”, contó la víctima. Pero su calvario no terminó ahí. Kevin los llevó a un hostal ubicado frente al Mall del Sur, en San Juan de Miraflores. Para ese momento, el niño ya había perdido la noción de dónde estaba. En el hostal, Kevin le ofreció a J.A.P. pagarle S/20 para que lo dejara solo con su amigo que ya estaba dormido. J.A.P. dijo que no y se fue cargándolo en hombros. Tomó un taxi y lo dejó en la puerta de su casa, en donde lo esperaba su abuelo. Ya era la medianoche. El niño solo logró decir que un hombre lo violó, luego perdió el conocimiento. El abuelo lo llevó a la comisaría para denunciar a violación.

En paralelo, su familia había padecido esas horas buscándolo. Su mamá empezó a preocuparse desde las 3:30 de la tarde, al ver que no llegaba de clases. Fue hasta la comisaría de Surco, donde le dijeron que no podían recibir la denuncia de desaparición porque debía asentarla en Chorrillos. Cuando se dirigía a ese distrito, le avisaron que el niño estaba en la comisaría de Sagitario. Cuando lo vio, el niño estaba desarreglado y balbuceando. Él la abrazó y le contó que se quedó dormido y un hombre lo violó, que él solo quería ganar ese dinero, pero que lo violaron. Lo siguiente que el niño recuerda es que despertó en el hospital. Estuvo internado en el hospital María Auxiliadora por más de una semana. Tenía intoxicación aguda por una “sustancia desconocida”. Además, estaba afectado emocionalmente.

A inicios de año, la Fiscalía Especializada en Trata de Personas de Lima pidió la detención preliminar contra Kevin Marcos Mori por el delito de trata de personas en modalidad de trata de personas agravada con fines de explotación sexual. El Poder Judicial aceptó el pedido y dispuso la requisitoria de Mori. Sin embargo, recién el 2 de abril fue detenido por los policías de Huaycán y enviado a la División de Trata de Personas de la Policía.

La fiscalía formalizó la denuncia en su contra y pidió 9 meses de prisión preventiva. Este fin de semana, el Poder Judicial aceptó el pedido.

—El delito invisible que no cesa—

“Los tratantes emplean a menores de edad para captar a otro menor. Le dan alguna propina como de 10 o 20 soles. En este caso, les había dicho que podían trabajar para él y que ganarían 100 soles por lavar platos. Estos menores, sobre todo el agraviado, aceptaron pensando que era un trabajito que iban a conseguir y que les iba a dar cierto ingreso. Ambos son de familias humildes y eso es lo que buscan los tratantes: niños que tengan carencias ya sean económicas o afectivas, y de eso se aprovechan”, cuenta la fiscal Berenice Romero, titular de la Fiscalía Especializada en Trata de Personas de Lima.

Solo en lo que va del año, esta fiscalía ha recibido 60 denuncias por trata de personas. De ellas, solo 6 han tenido sentencias condenatorias.

Desde enero hasta setiembre del 2018, el Ministerio Público registró 991 denuncias por el delito de trata de personas. Es decir, un promedio de 100 denuncias por mes.

El último registro elaborado por el Observatorio de la Criminalidad de la entidad revela que la mayoría de casos se presentó en Lima (227), Puno (88), Madre de Dios (71), Arequipa (70) y Loreto (65).

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