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“Renovada”, pero con 17 fallas: los problemas de la vía Comandante Espinar en Miraflores
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El 12 de noviembre, los vecinos de la zona 6 de Miraflores y los ciudadanos que circulan a diario por la Av. Comandante Espinar vieron cómo esta importante vía era cerrada debido a una obra que prometía su mejoramiento y modernización. Carlos Canales, alcalde del distrito, aseguró que el proyecto brindaría un espacio más accesible, seguro y moderno; no obstante, los resultados parciales que se observan y padecen al transitar por esta avenida demuestran lo contrario.
El Comercio recorrió durante dos días la Av. Comandante Espinar y evidenció 17 problemas que afectan a peatones y choferes.
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Carlos Salas Abusada desglosa con rigor las noticias clave del día de lunes a viernes.
¿En qué consiste la obra?
Con una inversión de S/10′910.951,82, el proyecto abarca la intervención de 32 mil m2 a lo largo de ocho cuadras: desde la Av. José Pardo hasta el óvalo Gutiérrez, límite entre Miraflores y San Isidro.
De acuerdo con la municipalidad, comprende la renovación completa de la infraestructura vehicular y peatonal, un pavimento mejorado, veredas laterales con adoquines de concreto y elementos podotáctiles para personas con discapacidad visual, martillos adoquinados en intersecciones, así como una berma central con ciclovía, vereda para micromovilidad y peatones.
Además, incluirá estacionamientos, paraderos de autobuses, iluminación, bancas y papeleras. La comuna resaltó que esta obra beneficiará el flujo diario de casi 22 mil vehículos, aliviando el tránsito en ambos sentidos y favoreciendo a más de 650 mil pasajeros. También estima un impacto positivo para más de 35 mil residentes del noreste de Miraflores, quienes contarán con una ruta peatonal y ciclística segura, con áreas verdes ampliadas y arborización.
“Se está incorporando Comandante Espinar al tejido urbano de Miraflores para unirla con el resto de avenidas del distrito”, declaró a El Comercio Lino de la Barrera, gerente de asesoría jurídica de la municipalidad distrital.
En un principio, el municipio informó que el plazo de ejecución de la obra era de 150 días, es decir, cinco meses. Este período culminó en abril, pero el proyecto no ha terminado de construirse. El trabajo en las veredas ha culminado, pero la berma central todavía se encuentra en una fase inicial. De la Barrera indicó que los trabajos en este tramo terminarán a fin de mes.
Asimismo, los problemas que identificó El Comercio en las veredas y cruces de la avenida con otras calles no garantizan accesibilidad ni seguridad para los ciudadanos que la recorren.
Los problemas al detalle
En la primera cuadra de Comandante Espinar, se observa un piso podotáctil atravesado por un buzón de una empresa de telecomunicaciones; este obstáculo se repite diez veces a lo largo de la avenida.
Cabe recordar que los pisos podotáctiles son sistemas de señalización que sirven para facilitar la orientación y seguridad de las personas con discapacidad visual. Estas superficies con relieves pueden ser identificadas por el tacto de los pies, los bastones u otros elementos de apoyo.

Sin embargo, los pisos podotáctiles en las veredas de Comandante Espinar están colocados como adoquines, es decir, existe una separación entre cada uno. Max Paredes, persona con discapacidad visual, indicó a El Comercio que esta división impide que los bastones guías se deslizan. En consecuencia, prefiere no usar el pisopodotáctil. “No me sirve y no me guía, por eso no lo uso (...) Para mí no son accesibles”, declaró.

De acuerdo con De la Barrera, la interrupción de pisos podotáctiles por buzones se debe a que la falta de un catastro real de los servicios distritales de gas, telecomunicaciones o electricidad que existen. “Nosotros tenemos que acomodarnos a la realidad existente y a la presencia de estos elementos. No podemos cambiar la manera como están diseñadas estas redes”, sostuvo. “El proyecto es inclusivo”, aseveró. Agregó que la avenida tendrá un total de 2,4 km de pisos podotáctiles.
Una caja de desagüe corta el piso podotáctil en ambos sentidos del cruce con la calle 2 de mayo.

Por otro lado, al revisar el avance de la alameda central, se identificó que el carril para peatones tiene un tamaño angosto que pasa de medir 180 cm a solo 110 cm en el cruce con 2 de mayo. En consecuencia, solo habrá espacio para una persona y mayores dificultades para las personas en silla de ruedas o que muevan un coche de bebé.



En el mismo punto, los asientos de cemento están al filo de la pista: su respaldar se encuentra a una distancia de 20 cm. De la Barrera indicó que, de las 34 bancas de concreto en la berma central, se han detectado 3 que deben ser corregidas y reubicadas antes de la entrega final de la obra para la seguridad de los vecinos.

En la tercera cuadra, sobre la pista, se colocan montículos de tierra que ocupan uno de los dos carriles de la avenida en sentido hacia San Isidro.

Adicionalmente, en la tercera y cuarta cuadra se observan otros pisos podotáctiles atravesados por buzones y, pese a que la obra en la vereda ha terminado recientemente, se identificaron superficies desniveladas y con grietas.


En la cuadra cinco, un adoquín roto deja un espacio que es un riesgo para personas que llevan coches de bebes o que utilizan sillas de ruedas, pues si una rueda se incrusta allí, estos no podrán moverse.

En la cuadra siete, adoquines para la construcción de la berma central vuelven a limitar el tránsito a un solo carril.

En la cuadra ocho, se observó a un carro estacionado sobre un pisopodotáctil, una mala práctica que se repite con frecuencia.


Unos metros después, antes del cruce con la calle Lina Alarco, el piso podotáctil no tiene los patrones circulares de alerta para advertir a las personas con discapacidad que deben detenerse. Si una de ellas sigue su camino, podría tener una consecuencia fatal.

Voces de expertos
Santiago Dammert, arquitecto urbanista y vecino de la zona 6 de Miraflores, considera que la construcción de la obra de la Av. Comandante Espinar es “poco organizada”, incrementa la congestión vehicular y aumenta la inseguridad para peatones.
“Es una obra muy desordenada. Esto se ve en los materiales y montículos de arena tirados en la calle, y los camiones de carga y descarga bloqueando carriles. El cruce con Angamos es muy inseguro. Los carros pueden chocarse con los montículos u ocasionar problemas de visibilidad para los peatones”, expresó. También, recomendó a la municipalidad a mejorar la comunicación con los vecinos para informarles sobre el impacto y plazos de la obra, recoger sus reclamos.
Sobre el proyecto, Dammert destacó el rediseño de la berma central para el uso de peatones y ciclistas. Además, resaltó la colocación de bancas y que las veredas sean más anchas.
Para Dammert es importante la integración entre la Av. Comandante Espinar y espacios adyacentes, como la Av. José Pardo, el óvalo Gutiérrez o la ciclovía de la Av. Conquistadores. Por ejemplo, el arquitecto considera necesario colocar un semáforo en el cruce de la avenida con el óvalo para que los autos den paso a los peatones y señalizar la conexión con otras ciclovías.
Asimismo, recomendó la colocación de tapas de alcorque en los espacios donde se colocarán árboles. Estos elementos impiden que las personas caigan a estos huecos, protegen las raíces del árbol; también facilitan el almacenamiento agua de riego o de lluvia, y así aprovecharla.


Sylvia Vásquez, arquitecta especialista en accesibilidad, indicó que la obra tiene problemas de accesibilidad. “En el tema de accesibilidad y podotáctiles, existe una mala gestión de acabados que no hace accesible la avenida para las personas con discapacidad. No se cumple con el principio de accesibilidad por la presencia de diferentes obstáculos para las personas con discapacidad. Un obstáculo no solo es un elemento notoriamente sobresaliente, sino también los elementos menores como grietas o pequeños desniveles, como se ve en la Av. Comandante Espinar”, mencionó.
“Estos pueden ser los problemas más peligrosos, porque no se perciben con facilidad y pueden causar accidentes, como los desniveles y huecos. Pueden afectar a persona con discapacidad y también a adultos mayores“, precisó.
Vásquez mencionó que los buzones que interrumpen la continuidad de pisos podotáctiles deben reubicarse; tampoco deben colocarse rampas antes de los buzones. Consideró urgente medir los carriles para peatones y que también usarán personas en silla de ruedas para asegurar que tengan una extensión de 1.20 m ancho y estén libres de obstáculos.
Aldo Facho Dede, arquitecto urbanista, indicó que los problemas en la Av. Comandante Espinar están relacionados principalmente con la elaboración del expediente técnico y la gerencia de la obra.
Facho Dede sostuvo que el diseño debió considerar los buzones, postes y carteles de la avenida. “En el caso de los carteles y postes, se debió proponer su reubicación o remoción. Es por ello que para este tipo de proyectos se desarrollan plantas detalladas con niveles y elementos existentes, para que la obra sea compatible”, dijo.
Sobre las sendas podotáctiles, manifestó que el diseño de vías inclusivas y accesibles no se limita a colocar rampas y baldosas especiales, sino que se debe realizar un análisis de los recorridos, diseñando caminos seguros y libres de obstáculos. “Recorridos poco claros, con repetidas interrupciones y obstáculos, dejan de ser accesibles, y se convierten en un peligro para las personas que confían en el camino señalado por las baldosas”, aseguró.
Así también, el arquitecto urbanista destacó el trabajo en avenidas para convertirlas en corredores ecológicos y saludables que conecten avenidas y distritos con circuitos para peatones y ciclistas.