Los médicos del hospital de Guillermo Almenara, que atendieron a la joven Shirley Meléndez durante la hospitalización en que le fueron amputados sus manos y pies, explicaron hoy que nunca abandonaron a la paciente y la salvaron de un cuadro infeccioso que amenazaba su vida.

Según refirió la médico internista Rosa López, Meléndez estaba con un daño irreversible en el riñón izquierdo y el derecho tenía cálculos coraliformes “debido a una infección de hace mucho tiempo”.

Acotó que la paciente fue sometida a un procedimiento complejo de alta tecnología denominado Nefrolitotripsia percutánea. En ese sentido, consideró que ello ha sido un “desafío inmenso” para salvarle la vida a Shirley Meléndez. Sin embargo, lamentó que se generara tantas especulaciones y “no haya sido tratado de manera científica y respetuosa”.

“Shirley regresó al Almenara porque hizo una infección urinaria complicada debido a un cálculo residual por la naturaleza de su enfermedad. A su ingreso por emergencia se presenta en anuria y con evidencia de un cálculo enclavado que requiere la desobstrucción, como urgente medida, pues era el único riñón que funcionaba. No hacer este procedimiento hubiera ocasionado el rápido deterioro de vida de la paciente”, dijo López.

La doctora detalló que fueron necesarios hasta 4 vasopresores para mantener la presión arterial y las funciones vitales de Shirley, quien registraba falla de todos los órganos, “acidez en la sangre incompatible con la vida  y severos signos de mala circulación”. Así, remarcó, se le colocó a la paciente una sonda en el esófago para el monitoreo minuto a minuto del gasto cardíaco y el volumen de sangre que expulsa el corazón.

“Lamentablemente en este tipo de shock, la circulación terminal a los vasos más pequeños es insuficiente, y en casos muy aislados se produce la necrosis de los tejidos. Además, se produce micro coágulos en la circulación distal, lo cual se conoce como purpura fulminas de origen infeccioso”. Rosa López indicó que ello obligó a que se amputen las extremidades de Meléndez para mantenerla con vida.

Los médicos afirmaron que después de una amplia conversación con la familia de la paciente, tuvieron el consentimiento de su padre, Nilce Meléndez, y de su pareja, Carlín Alexander Regalado Díaz.

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