Paz de la Barra es abogado y ha vivido toda su vida en el distrito, el que considera carece de identidad. (Alonso Chero / El Comercio)
Paz de la Barra es abogado y ha vivido toda su vida en el distrito, el que considera carece de identidad. (Alonso Chero / El Comercio)
Cristina Fernández

Álvaro Paz de la Barra, abogado de 35 años, fue invitado por el partido Acción Popular para las elecciones del pasado 7 de octubre. Ganó los comicios en el distrito de con 29,84% de votos válidos.

—Según su hoja de vida no asumió cargos de elección popular ni integra movimientos políticos, ¿cuál es su experiencia en política?
Yo me formé en política desde los 13 años. Vine al mundo con un trastorno del habla muy agudo, era casi imposible que pudiera hablar. Tuve el compromiso, sobre todo con mi abuela y Dios, que si me daba la oportunidad me iba a entregar en cuerpo y alma a servir al país.

— ¿Tiene experiencia en gestión municipal?
Pese a que me han llamado en regiones y provincias, nunca he querido ingresar en esta corrupción. Me preparé desde afuera con otra visión.

— ¿Cuáles serán sus principales acciones para los primeros 100 días de gobierno?
Queremos convertirnos, en menos de dos años, en el primer distrito educador y para ello convertiremos al municipio en una escuela de ciudadanía. En mi primer concejo municipal se aprobarán los tres ejes fundamentales de mi gobierno: política pública de desarrollo humano, política pública de desarrollo sostenible y política pública de economía local.

—¿Cuáles son sus propuestas ante el caos vehicular que preocupa a la mayor parte de vecinos de La Molina?
Creo que desde el distrito se puede solucionar al 100% el tema de la transitabilidad sin tener que rogar a Lima Metropolitana o al Gobierno Central. Vamos a tener el primer centro de gestión de tráfico. También desplegaremos inspectores de tránsito capacitados en gestión y seguridad vial que trabajarán de la mano con la capacidad tecnológica. Seremos como una especie de Waze.

— ¿Qué medidas tomará ante la inseguridad ciudadana?
La Molina está rodeada sobre el 72% de cerros que colindan con distritos que se encuentran en pleno proceso de expansión demográfica informal, vale decir invasiones. No hemos tenido líderes municipales que comprendan este fenómeno. Mi propuesta es generar fronteras vivas, y eso va por forestar todos los cerros. En seguridad también se desplegarán puestos de auxilio y vigilancia, eso significa aumentar el presupuesto de seguridad al 10%, reduciendo los gastos corrientes.

— ¿Qué hará con el llamado ‘muro de la vergüenza’?
Lo vamos a sacar, va a desaparecer. La única forma de poder frenar las invasiones es teniendo un sistema legal disuasivo y persuasivo, no habrá traficante ni invasor que tenga la osadía de invadir una zona protegida.

[El llamado ‘muro de la vergüenza’ es un cerco de 4,5 km que separa el asentamiento humano La Florida, en Villa María del Triunfo (VMT), de la urbanización Las Praderas, en La Molina. Este cerco de piedras y púas tiene una altura de 1,5 metros. Según dirigentes de VMT, su construcción se habría iniciado en el 2011. En la zona se La Molina se está ejecutando un proyecto de reforestación y un parque ecológico].

—El tratamiento a los problemas limítrofes y a las invasiones ha sido visto, por algunas personas, como discriminatorio, ¿qué mensaje espera dar su gestión?
Viví en La Molina durante mis 35 años de vida y tengo la suficiente autoridad para decir que lamentablemente en el distrito existe discriminación. Esto ocurre porque La Molina nunca tuvo una sólida y verdadera identidad. Tendremos una política pública de inclusión social, acá hay asentamientos humanos y yo quiero que en tres años se conviertan en zonas consolidadas.

— Usted habla de transitabilidad, pero La Molina es un distrito con muy pocas veredas.
El distrito fue concebido bajo una visión caduca, no hemos construido un distrito para las personas. Mi equipo viene trabajando todos los días, haciendo el levantamiento de la información para integrar el distrito mediante un circuito peatonal que permita acceder fácilmente dentro de las vías locales.

—¿Qué obras de infraestructura ejecutará y cómo las financiará?
Sabemos que hay presupuesto y queremos ser parte receptora para poder construir obras de gran impacto, sobre todo orientadas a poblaciones vulnerables, el empoderamiento de la mujer, lucha contra anemia infantil, entre otros. Las obras que esperamos tener son el instituto politécnico municipal, el geriátrico municipal, el centro preuniversitario mundial, el teatro mundial. Como no todo es cemento, también impulsaré un programa de reinserción laboral para los adultos mayores y crearé un seguro municipal de salud. Durante nuestra gestión no se subirán los arbitrios.

—No quiso involucrarse con corrupción, pero fue abogado de César Álvarez, ex presidente regional de Áncash sentenciado y procesado por varios casos de corrupción.
Yo fui su abogado desde mediados del 2010 hasta mediados del 2012. En ese tiempo, yo me hice conocido a nivel de informes orales. Desfilaban autoridades de todo tipo y les gustaba mi trabajo. Es ahí donde conocí al presidente regional y fui su abogado.

—Pero ya había serios indicios de corrupción.
Yo no fui abogado de esos procesos, lo fui solo en temas contenciosos y administrativos. Nunca lo defendí en temas de corrupción. Tengo mis razones por las cuales dejé su defensa, por secreto profesional no puedo revelarlo.

—¿Qué medidas implementará para evitar casos de corrupción?
Desde el 2 de enero pondremos en práctica la contraloría vecinal. En los ocho primeros meses desplegaremos una plataforma digital para que los casi 200 mil vecinos molinenses puedan ver en tiempo real la ejecución del gasto corriente y de inversión pública.

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