(Imagen: Googlemaps)
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Angus Laurie

El 28 de diciembre, Lima entregó la buena pro para la ampliación de la de dos a tres carriles en cada sentido, entre la Vía Expresa hasta la avenida Parque Sur, en San Borja.

A raíz de esto hay ahora un conflicto entre la Municipalidad Metropolitana de Lima y la Municipalidad de San Isidro. La primera dice que la obra no afectará las áreas verdes, mientras que la segunda ha previsto que la obra resultará en la pérdida de 100 árboles maduros a lo largo del corredor. A pesar de las protestas de San Isidro, la comuna metropolitana tiene las competencias para el planeamiento y la ejecución de obras en las vías metropolitanas, incluyendo Aramburú, y así puede avanzar con sus planes unilateralmente.

Más allá del debate sobre el área verde, hay razones para cuestionar si la obra tendrá un impacto positivo, incluso para el tráfico. Para los que manejan por Aramburú hacia San Isidro y sufren diariamente el infierno del tráfico limeño, puede parecer algo positivo. Sin embargo, la capacidad de una vía no está definida solamente por el número de carriles. El factor más importante son los cruces.

Para dar un ejemplo, después de la ampliación de la Costa Verde de dos a tres carriles, el tráfico durante la hora punta sigue paralizado porque las subidas desde el circuito de playas hacia la ciudad, donde siempre había una gran congestión, no fueron modificadas.

En el caso de Aramburú, es probable que el problema no sea el ancho de la vía, sino la intersección con la Vía Expresa y sus otros cruces con avenidas. Si hoy en día el cruce con la Vía Expresa funciona como un gran cuello de botella, la generación de un tercer carril solamente va a exacerbar este problema. El resultado de la obra será que las personas van a poder apurarse y acelerar el paso únicamente para luego esperar más en este punto.

Para justificar la ampliación de Aramburú, se hará necesaria la construcción de una cadena de obras innecesarias como un viaducto para cruzar la Vía Expresa, un paso a desnivel en Arequipa, talar los árboles en Santa Cruz para crear dos carriles en cada sentido adicionales también allí, y hacer un viaducto sobre el óvalo Gutiérrez. Pero con cada obra adicional, simplemente se mueve la congestión al próximo punto.

El efecto en general de estas obras es la generación de más tráfico para una ciudad que ya tiene el peor nivel de contaminación del aire en todas las Américas.

En una ciudad de 10 millones de habitantes, las ampliaciones de vías en zonas urbanas solamente van a resultar en más tráfico, más contaminación y la misma congestión de siempre. Para responder a este desafío, necesitamos una reforma de transporte: reemplazar las combis y micros con un sistema integrado de transporte público masivo que incluya trenes, buses de tránsito rápido y otros ómnibus. Lo necesitamos para ayer.

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