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Barranco busca retirar ficus de la Av. Pedro de Osma
Oscar Paz Campuzano

La aparatosa caída de uno de los 67 ficus que embellecen desde hace más de un siglo la Av. Pedro de Osma, en Barranco, ha levantado dudas sobre el trabajo que se está haciendo en Lima para evitar que, en una ciudad con déficit de áreas verdes, los árboles terminen, de pronto, por los suelos.

Según el ingeniero forestal Guillermo Gonzales, de la Asociación Peruana de Ecosistemas Urbanos y Arboricultura, los árboles de esta avenida están enfermos desde el 2001, luego de que Sedapal habría dañado las raíces.

Debido a los cortes, según el experto, los ficus se infectaron con ganoderma, un hongo que carcome la madera, como una especie de cáncer a los huesos. Gonzales afirma que en el 2017 detectaron que el 20% de los árboles de esta vía deben ser apuntalados antes de que caigan porque “están podridos por dentro y nunca se les dio tratamiento. Solo los podaron, pero eso no los cura”. El resto necesita un tratamiento químico-biológico para rehabilitarse.

Francisco Narrea, gerente municipal de Barranco, dijo que están esperando que especialistas de la Municipalidad de Lima (MML) y de la Universidad Agraria hagan un peritaje árbol por árbol.

“Estamos enviando documentos a la Municipalidad de Lima para que los evalúen y, segundo, para que nos autoricen el retiro y el reemplazo de los árboles. Fueron plantados hace 120 años y debieron ser cambiados cuando cumplieron 50. Además, estos no deberían pasar los 20 metros y tienen 30. Desde ya son un peligro”, declaró Narrea.

Esa idea, sin embargo, no ha sido bien recibida. Carmen Balarín, presidenta de la Asociación Peruana de Arquitectura del Paisaje, opina que eso sería un “arboricidio”. “Los árboles no se deben tocar.

Hay miles de formas de prevenir que se caigan. Se vienen abajo porque no los riegan, no los nutren, no curan sus heridas o sus enfermedades, o porque las obras civiles destruyen sus raíces”, dice. También se opone el ingeniero Gonzales. “Un ficus en la ciudad puede vivir hasta 350 años”, afirma.

–Labor municipal–
La Ordenanza para la Conservación y Gestión de Áreas Verdes (N°1852), aprobada por la MML en el 2014, establece los lineamientos para la gestión de las áreas verdes en la capital. Esta encarga a los distritos mantener, rehabilitar, vigilar e incrementar el número de árboles.

Sobre la base de esta ordenanza, los distritos están obligados a tener programas de poda, fumigación, limpieza y rehabilitación de las especies, siempre con permiso metropolitano. La norma contempla 26 infracciones.

San Isidro, con 30 mil árboles, ha extraído y reemplazado en lo que va del año más de 50 ejemplares enfermos y poda al día unos 80.

Pamela Peña, gerenta de Sostenibilidad de esta comuna, dijo que extraen un árbol si el daño y la pudrición es irreversible. Este distrito conserva en El Olivar uno de los árboles más antiguos de Lima: un olivo que sembró San Martín de Porres hace más de 350 años y que se conserva en buen estado hasta nuestros días.

Miraflores tiene 27 mil árboles y el año pasado extrajo 77 con inminente riesgo de caerse.

Surco tiene más de 200 mil árboles en su jurisdicción y el año pasado talaron unos 60 ejemplares enfermos o afectados por obras civiles.
Ana Mendoza, gerenta de Servicios a la Ciudad de Surco, dijo que la MML da autorizaciones a empresas de servicio de gas, de telefonía y electricidad para que caven zanjas en vías metropolitanas para instalar sus conexiones.

“Al no tener protocolos para el mantenimiento de árboles, estas obras dañan las raíces y provocan caídas. El mes pasado, una contratista de una empresa de telefonía dañó 14 árboles de 40 años en la cuadra 39 de la Av. Benavides. La Municipalidad de Lima debería asumir su responsabilidad”, dice Mendoza.

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