El caos vehicular a los limeños a cualquier hora del día. (Imagen referencial/Archivo)
El caos vehicular a los limeños a cualquier hora del día. (Imagen referencial/Archivo)
Angus Laurie

El Congreso ha aprobado la Autoridad de Transporte Urbano (ATU) para Lima y Callao. Esta es una noticia muy positiva no solo para la capital, sino para el Perú.

La ley se aprobó en el Parlamento, en primera votación, sin ningún voto en contra. Esto representa un momento conmovedor en el que los poderes Ejecutivo y Legislativo han estado alineados, algo que parecía una utopía, sobre todo en el contexto en que vivimos recientemente.

Los pocos que se oponen argumentan que al mover las competencias para la planificación, gestión e implementación del transporte desde las provincias de Callao y Lima hacia el Ministerio de Transporte y Comunicaciones, se separarán las competencias de planeamiento urbano de las de transporte. La crítica es correcta en la teoría, pero completamente equivocada en la práctica.

Hoy en día, la planificación holística entre la ciudad y el transporte es casi imposible debido a la fragmentación de las competencias sobre este tema entre una plétora de entidades provinciales y nacionales. De hecho, con una sola Autoridad de Transporte Urbano para la gran Lima es mucho más factible combinar la planificación urbana con la planificación de transporte masivo, ya que las entidades responsables de planeamiento solamente tienen que conversar con una entidad de transporte.

La aprobación de la ATU por el Congreso ha ocurrido a poco menos de un mes de las elecciones municipales. Ha ocurrido en la estrecha final de una campaña muy populista en la que los candidatos principales solamente se han enfocado en seguridad y transporte.

Con la aprobación del ATU –aunque falta mucho para su implementación– la mitad de cada plan de gobierno ya está desactualizada. Sobre todo, el enfoque estrecho de estas elecciones ha resaltado una gran debilidad en los planes de gobierno que se proponen, ya que pocos han tocado el tema de la planificación urbana.

Hoy en día, Lima está produciendo zonas densas donde hay mayor valor económico (como las torres de Cerros de Camacho o frente al malecón en San Miguel) o donde hay un mayor ancho de vía (los nuevos proyectos de vivienda en la avenida Grau en Barranco). El desarrollo de nuevas centralidades a menudo ocurre sin tener una mezcla de usos y sin considerar la accesibilidad de estos lugares a las estaciones de transporte masivo.

El resultado es una ciudad con más tráfico y contaminación. Uno de los trabajos más críticos para los próximos alcaldes de Lima y Callao sería vincular la planificación de la ciudad con la de transporte. Junto con el trabajo archivado del PLAM 2035, el desarrollo próximo del plan maestro de transporte masivo de Lima y Callao al 2050 va a generar un norte, abriendo la posibilidad de planificar nuevas centralidades alrededor de las futuras estaciones del transporte masivo, y facilitar la transformación de Lima en una ciudad más compacta y más habitable.

Con la aprobación del ATU, la planificación es el tema más importante para debatir en estas elecciones, pero hasta ahora sabemos poco sobre las posiciones de los candidatos. 

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