“La gente no debe tener miedo; vengan y cuando lo hagan, prueben el arroz taipá, el pollo con duraznos o el enrollado con verduras, son la especialidad”, dice Liu Xiunhuan, quien fue agredido el 18 de enero. (Juan Ponce / El Comercio)
Renzo Giner Vásquez

Una decena de personas persiguen al dueño de un chifa hasta el interior de su local. Lo golpean, insultan y amenazan acusándolo de vender carne de perro en su restaurante. Pese a sufrir esta agresión, Liu Xiunhuan y su socio Li Fang Min son detenidos. Medios y autoridades no dudan en dar por sentada la acusación, pese a que no existe ninguna prueba.

Quince días después, en los que no pudieron atender, un análisis toxicológico demostró que la carne incautada era de res.
Pese a ello, hasta hoy algunos transeúntes no dudan en insultarlos o amenazarlos, cuchillo en mano, como sucedió antes de iniciar esta entrevista.

— Todos vimos las imágenes del 18 de enero, ¿cómo empezó este lío?
Liu: Regresábamos de Canta, habíamos ido a comprar carne y la dueña me regaló una mascota a la que llamé Negro.
Li: Cuando abrimos la puerta del carro, la gente vio la carne y al perro vivo.
Liu: De inmediato se indignaron, no revisaron ni preguntaron nada. Abrieron las bolsas, se amontonaron y me comenzaron a pegar.

— La policía los detuvo, ¿qué pasó luego?
Liu: En la comisaría nos dijeron que llevarían la carne al laboratorio y debíamos esperar una semana para saber de qué era.

— No es difícil diferenciar la carne de res de la de un perro, desde el tamaño uno se da cuenta. ¿La policía no les dijo nada al respecto?
Liu: No dijeron nada. La policía sabía que era carne de res pero la gente que estaba afuera del restaurante gritaba que era carne de perro. Por eso nos llevaron.
Li: Y estaban equivocados. Ahora salieron los resultados, es 100% carne de res. Hubo gente que golpeó a mi socio, le destruyeron el auto y nos amenazaron con que quemarían el chifa.

— ¿Nadie se ha disculpado?
Li: No, ninguno ha venido a pedirnos disculpas o a reconocer que estuvieron equivocados.

— ¿Cuánto perjudicó esto a su negocio?
Liu: Antes de esto recibíamos a unas 200 personas al día. Ahora ha bajado…
Li: Además tuvimos que cerrar más de 15 días, los muchachos [que trabajan aquí] son chicos que estudian, necesitan el trabajo.

— ¿Cuánto dinero significó eso?
Li: Un montón. Se publicó que perdimos casi 14 mil soles en un día. Pero por más de 15 días no abrimos. Además del auto destruido, se han robado las cosas.

— ¿Los han vuelto a agredir luego de ese día?
Liu: Sí, ni siquiera me quieren prestar servicio los taxis. Me dicen que mejor venda carne de chino.

— ¿Cómo llegaron al Perú?
Li: Yo tenía familia que había venido, me dijeron que se podía trabajar tranquilo y la gente era buena.
Liu: Yo también vine porque mis paisanos me dijeron eso. Ahora mi familia vive acá.

— ¿Quedan ganas de quedarse tras todo esto?
Li: Claro que sí, solo que se deben rectificar los errores.
Liu: A mí me gusta el Perú, me gusta trabajar aquí, mi esposa quiere tener un hijo peruano.

— ¿No ven este ataque como un acto de xenofobia?
Liu: En China hay casos de personas que comen carne de perro, no todos.
Li: La gente está equivocada, nosotros nunca hemos comido perro. Nos gusta criarlos como mascotas. Yo ya tengo 11 años acá y sé muy bien que la gente no comería perro, ¿cómo crees que me equivocaría en eso? Lo que pasa es que la gente piensa mal… aunque no todos. El domingo muchos amigos vinieron a decirnos que nos apoyaban, que sabían que la gente estaba hablando mal.

— ¿Van a presentar alguna denuncia?
Li: No sabemos, le tenemos que pedir ayuda a la policía.

— Gastón Acurio, Mitsuharu Tsumura y otros chefs anunciaron que los visitarán. ¿Cómo toman eso?
Liu: Muy contentos, estamos esperando esa visita. Estarán bienvenidos.

— ¿Creen que el daño es reversible o la imagen se quedará siempre con esa idea?
Liu: El daño ya está hecho. A nosotros solo nos queda seguir luchando y dando trabajo a nuestros colaboradores.

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