Pilar Mazzeti, la nueva ministra de Salud. (Foto: GEC)
Pilar Mazzeti, la nueva ministra de Salud. (Foto: GEC)
/ JUAN PONCE VALENZUELA
Pedro Ortiz Bisso

Mitigar los efectos de la pandemia y afrontar la mayor crisis económica de los últimos años son los grandes retos del gabinete que preside Pedro Cateriano. Para salir airoso, más que cintura política, necesita recuperar la confianza de una población empobrecida, cansada de escuchar discursos repletos de falsos triunfalismos mientras hace malabares para ganarse el pan o conseguir un balón de oxígeno.

La fórmula, como señala la periodista Patricia del Río hoy en El Comercio, es una sola: decir la verdad. La gente está harta de escuchar el cuento de que existen camas disponibles en los hospitales o que les hablen de falsas mesetas mientras los contagios no se reducen y sus familias se destruyen.

En esa línea, la inclusión de Pilar Mazzetti en el gabinete es un acierto. Su actitud frontal, sin perder la sensibilidad, le granjeó simpatías desde su incorporación al Comando COVID. El Ministerio de Salud lleva semanas clamando por nuevos bríos para afrontar la etapa que viene, que puede ser igual o peor que la inicial, por un aumento mayor de las infecciones como consecuencia del desconfinamiento. La doctora Mazzetti llega en el momento oportuno.

Además de una mejor gestión de sus recursos para que hospitales y centros de atención cuenten con lo necesario, el Sector Salud necesita un fuerte envión anímico. Médicos, enfermeras y demás personal asistencial requieren recuperar la confianza, sentirse respaldados por su ministerio, saberse que no están solos.

La doctora Mazzetti no solo tendrá que ser una gran gestora, sino usar sus dotes comunicacionales para ser persuasiva, sin dejar de decir la verdad. Y conseguir que el personal médico la vea como un aliado, no como un enemigo. Su éxito será el éxito de todos. Que le vaya muy bien.

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