(Andina)
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Juan Guillermo Lara

Cinco horas es el tiempo límite de vida que tiene un corazón desde que es extraído del cuerpo de un donante hasta que logra ser trasplantado en un paciente. Luego de ese plazo, el órgano vital comienza a necrosarse; es decir, muere por la falta de oxígeno y queda inservible.

Luis Palma, doctor encargado del traslado a Lima del corazón de una niña de 6 años, quien falleció en Piura por una lesión cerebral grave, sabía que no había margen de error en los tiempos de entrega.
Más aun en un país donde el rango de donación es de un órgano por cada 1,6 millones de habitantes, el promedio más bajo de Latinoamérica, según Essalud.

“Pese a ser la primera vez que hacíamos un viaje tan largo, decidimos asumir el riesgo porque las donaciones de corazón de niños son muy escasas”, contó el médico.

El pasado martes por la tarde, Palma recibió el corazón en el hospital Cayetano Heredia, en Piura, y recorrió más de 1.000 kilómetros en vuelo comercial hasta el aeropuerto Jorge Chávez del Callao, donde los esperaría una ambulancia que los llevaría hasta el Grupo Aéreo N° 8.

Una vez allí, un helicóptero de la Fuerza Aérea del Perú (FAP) los trasladó hasta el hospital Guillermo Rebagliati para luego ir hasta la sede del Instituto Nacional Cardiovascular (Incor) donde los cirujanos habían iniciado la preparación quirúrgica a un niño de 9 años que esperaba el corazón.

“El tiempo total desde que el corazón salió del cuerpo de la donante hasta que volvió a latir en el receptor fue un poco más de cuatro horas”, aseguró Palma.

El menor que recibió el órgano ayer continuaba bajo observación en el Incor.

—Nuevas oportunidades—
Además del corazón, los padres de la menor de 6 años
–quienes prefirieron reservar sus identidades–, decidieron donar el hígado y los dos riñones. Con ello, se pudo trasplantar a otros tres niños en la capital. Estos órganos fueron traídos a Lima en otros vuelos comerciales.

El doctor Carlos Carvallo, gerente de trasplantes de Essalud, manifiesta que existe un déficit en la donación de órganos y tejidos en nuestro país.

En el 2017, se beneficiaron 419 pacientes, en el ámbito nacional, con el trasplante de órganos y tejidos.

Sin embargo, según datos de Essalud, esta cifra disminuyó en comparación con el 2015, cuando se practicaron 453 trasplantes.
“Existen muchos mitos alrededor de la donación de órganos. Existe una supervisión rigurosa tanto en el cuidado de los órganos como de los pacientes que conforman la lista de espera”, explicó Carvallo.

El médico también advierte que son los familiares quienes tienen la última decisión en la donación de órganos, incluso si en el documento de identidad del paciente este figura como donante.

“Muchos creen que si uno es donante se les va a dejar morir, pero ningún doctor revisa el DNI para atender una emergencia o creen que el cuerpo terminará malformado”, explicó.

—El traslado—
Los órganos se transportan en contenedores que mantienen el órgano en una temperatura de 4 grados, que es la adecuada para que las células se mantengan sin oxígeno durante un tiempo y así se preserve la funcionalidad del órgano.

“En el caso del corazón, este es transportado en una sustancia cardioprotectora. Es un líquido especial y estéril”, puntualizó Palma.

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