Paolo Guerrero: las conclusiones de su abogado tras juicio. (Foto: Agencias)
Paolo Guerrero: las conclusiones de su abogado tras juicio. (Foto: Agencias)
Pedro Ortiz Bisso

Ay de quien niegue que detrás de la sanción a está la mano mafiosa de la FIFA, capaz de castigar por una sustancia prohibida al capitán peruano, apenas unos días después de tener al protagonista del caso de dopaje más famoso de la historia, Diego Armando Maradona, como invitado especial del sorteo para Rusia 2018.

Pobre de quien se atreva a disentir de quienes afirman que la suspensión a nuestro mejor delantero es parte de una conspiración urdida por Argentina que, ante la eventualidad de enfrentar a Perú en la segunda ronda del Mundial, ha empezado a mover sus hilos para tener el camino libre hacia el tercer título que tanto ansía.

Traidor a la patria es quien no crea que detrás de este injusto castigo se encuentra Francia que, como potencia futbolística, ya empezó a mover sus hilos para que su paso por el Grupo C mundialista no le represente demasiado esfuerzo.

Estas y otras disparatadas historias repletan las conversaciones, verbales y virtuales, desde que se conoció la suspensión por un año a Guerrero, el hombre más querido del país.

Y quien intente refutarlas o deslice la posibilidad de que haya actuado adrede o de forma negligente, corre el riesgo de perder amistades muy queridas, quedar en visto eterno en sus grupos de WhatsApp (¡qué horrendo castigo!) o ser echado a esa cueva de víboras y leones conocida también como redes sociales.

La posibilidad de que Guerrero sea absuelto era infinitesimal por las responsabilidades que señala el reglamento antidopaje de la FIFA. Y lo que había trascendido en los últimos días era que su defensa buscaba un castigo moderado (la suspensión pudo haber sido de hasta 4 años), a fin de conseguir una reducción al momento de apelar.

¿El comité disciplinario quedó convencido de que no consumió cocaína? En función de la pena, puede inferirse que sí, pero no hay manera de contrastar esta versión, esgrimida por sus abogados, ya que el comunicado de la FIFA carece de detalles. En lo que sí coinciden especialistas en legislación deportiva, como Percy Wilman, es que habrían logrado convencer al comité de “que no hubo uso intencional o completamente negligente” de la sustancia prohibida. De ahí la ampliación del plazo para resolver y la duración del castigo.

El siguiente paso de Guerrero es convencer de su versión al Comité de Apelaciones de la FIFA y, si no tiene éxito, al Tribunal Arbitral del Deporte (TAS por sus siglas en francés).

Que Paolo juegue el Mundial es algo que perseguimos todos, pero hay algo más importante: aquí está en juego el honor de un deportista admirado, ejemplar. Y el de otras personas (dos médicos, un periodista, un mozo, una nutricionista) a las que se ha involucrado sin que, a la fecha, existan pruebas que sostengan su responsabilidad.

Nuestras ligerezas no salvarán a Guerrero. Solo lo hará la verdad. 

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