Hernán Medrano Marin

Hubo una época en el Perú donde el recinto penitenciario más temido por los delincuentes se encontraba muy lejos de los 4.600 metros de altitud y los 20 grados bajo cero de Challapalca. El incesante calor, la espesura del bosque y un terreno realmente agreste hacían de este un lugar tan inaccesible que no hacían falta muros para mantener a raya a los reclusos. Se trata del SEPA (Colonia Penal Agrícola del Sepa), el cual funcionó el siglo pasado en la selva de Ucayali, un modelo penitenciario con las más severas normas de conducta cuyo relanzamiento es propuesto cada cierto tiempo por alguna autoridad.