El presidente Enrique Peña Nieto decretó luto nacional por el terremoto en México. (Foto: AFP/Pedro Pardo)
El presidente Enrique Peña Nieto decretó luto nacional por el terremoto en México. (Foto: AFP/Pedro Pardo)
Pedro Ortiz Bisso

La leche se movía como un mar encrespado en los tazones que usábamos para desayunar. Esa mañana no había clases en los colegios porque el país estaba obligado a celebrar los seis años del inicio del llamado Gobierno Revolucionario de las Fuerzas Armadas.

Eran poco más de las 9 a.m., y aunque ocurrió hace ya 43 años, no puedo sacar de mi cabeza las imágenes de los muebles del comedor zamaqueándose, el llanto incontrolable de mi hermano menor y la desesperación de mi madre por abrir la puerta de la casa para hacernos ganar la calle.

El 3 de octubre de 1974, Lima tembló por interminables 135 segundos. El sismo de 7,6 grados en la escala de Richter dejó 78 muertos, unos 3.000 heridos y millones de soles en pérdidas materiales.

Desde ese momento, esperamos que se repita un terremoto igual o peor. Lo advierten sismólogos y especialistas en seguridad. Insisten cuando suceden desgracias como la que acaba de sufrir , que ha padecido un sismo peor al que casi borra del mapa al DF en 1985, cuando se preparaba para organizar el segundo Mundial de fútbol de su historia.

Aunque el número de muertos y heridos seguirá cambiando conforme transcurran las horas, la desgracia mexicana no ha tenido una dimensión mayor gracias a su sistema de alerta sísmica.

Este consiste en un grupo de sensores que al detectar un movimiento de tierra superior a los 6 grados, enciende decenas de altavoces que alertan a la población con el tiempo suficiente para ponerse a buen recaudo.

Cuenta, también, con una alarma que funciona a través de una aplicación que se puede bajar en cualquier smartphone, a cambio del equivalente a 3,5 dólares anuales.

¿Tenemos algo parecido por acá? Además de simulacros que tomamos a broma y señales de evacuación a las que no hacemos caso, nuestra cultura sísmica es tan vasta como nuestros conocimientos de astrofísica, pese a que, como sabemos desde el colegio, el Perú se encuentra en el cinturón de fuego del Pacífico.

El largo silencio sísmico en Lima es preocupante, ¿pero y el resto del país? En los últimos 25 años, Pisco, Camaná, Nasca, Moyobamba y otras ciudades han pagado con decenas de vidas la ausencia de una cultura de prevención.

Esta semana, un adolescente falleció por un derrumbe en un cerro de El Agustino. ¿La causa? Al parecer, una fuga de agua debilitó el suelo. Imaginen si ocurriese un sismo con una intensidad similar a la que acaba de soportar México.

El ministro de Defensa, Jorge Nieto, ha anunciado que el Gobierno “está viendo la posibilidad” de adquirir un sistema de alerta similar al mexicano.

¿Mientras tanto? ¿Cuándo empezaremos a tomar en serio la importancia de una cultura de prevención ante los desastres naturales?

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