Pusimos a prueba la ruta de Jorge Muñoz para comprobar el estado de las ciclovías y vivir en carne propia las peligrosas calles de la ciudad.
Pusimos a prueba la ruta de Jorge Muñoz para comprobar el estado de las ciclovías y vivir en carne propia las peligrosas calles de la ciudad.

Jorge Muñoz a la Municipalidad de Lima en su primer día como alcalde. El Comercio quiso poner a prueba la misma ruta pero sin seguridad con el objetivo de comprobar el estado de las ciclovías de la capital y vivir en carne propia los peligros de la ciudad.

El burgomaestre eligió un camino inusual para llegar al Cercado desde Miraflores: salió de la avenida Roca y Boloña, continúo por las calles Ricardo Palma, Alfonso Ugarte, Gonzales Prada. Posteriormente viajó por la avenida Arequipa y las calles Guillermo García y García, Antero Aspíllaga, Paz Soldán, Andrés Belaúnde, Jorge Basadre, Eucaliptos, Aurelio Miró Quesada, la avenida Salaverry, Washington, Quilca, Rufino Torrico, Colmena, Plaza San Martín, Carabaya y Plaza Mayor.

¿Por qué fue un trayecto inusual? Porque viajó más de 12 kilómetros (la vía más directa es de 10 kilómetros) desviándose del camino regular para cualquier ciclista hacia Lima (toda la avenida Arequipa hasta 28 de Julio, Av. Wilson, Paseo Colón, el jirón Lampa y Huallaga).

Realizar el trayecto de Muñoz nos demoró cerca de 60 minutos. Al ser hora punta, sin embargo, fue probablemente más rápido que haberlo realizado en auto o en transporte público. No obstante, se detectaron varias desventajas que complicaron el viaje, sobre todo, vinculadas a la seguridad del ciclista. 

Una vez que concluye la Av. Salaverry, tomada por el alcalde ayer, el paso exclusivo para ciclistas se termina y no existe una vía segura para ir pedaleando hasta el Centro Histórico. El ciclista debe serpentear vehículos particulares, combis, colectivos informales y motos. 

En el jirón Washington, una zona con poca iluminación y sin vías para ciclistas, el recorrido fue altamente riesgoso, pues los buses de transporte público improvisan paraderos en cualquier esquina, dejando y recogiendo pasajeros con maniobras peligrosas.

Una red por ordenar
El ex alcalde de Lima, Luis Castañeda Lossio, dejó una ciudad con un déficit de ciclovías. En la capital hay más de 50 vías para ciclistas habilitadas a lo largo de 14 distritos de Lima, pero muy pocas han sido construidas de manera articulada. Vista en un mapa, la red de ciclovías de la capital es como un rompecabezas sin armar.

Eso explica por qué en Lima existen cerca de 180 kilómetros de vías exclusivas para ciclistas, pero al final solo el 0,8% de viajes de la población económicamente activa (PEA) hacia el trabajo o centro de estudios se hace en bicicleta; es decir, 40.000 personas de un total de 5,7 millones las utilizan al día.

Según la asociación de ciclistas urbanos Cicloaxion, para integrar estas ciclovías es necesario construir unos 300 kilómetros más. De lograrse, se pasaría del 0,8% al 10% de los trayectos, equivalente a más de medio millón de limeños.

Las ventajas de ir en bicicleta circulan por sí solas. Además de ser un medio saludable y que ayudaría a descongestionar las calles, también es el más rápido. Un estudio de la consultora holandesa Decisio señala que la velocidad en auto en Lima en hora punta es, en promedio, de 10 a 12 km/h, y en bicicleta de 16 km/h; es decir, un 25% más veloz.

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