(Fotos: Anthony Niño de Guzmán / El Comercio)
(Fotos: Anthony Niño de Guzmán / El Comercio)

La central 116 de los Bomberos Voluntarios del Perú recibe a diario unas cinco mil llamadas. De ellas, solo el 5% corresponde a emergencias reales. El 95% son silencios, emergencias ficticias y bromas pesadas. Algunas de estas son tan absurdas como: “Me estoy muriendo. Me estoy muriendo de amor por ti” o “Mándame un camión de bomberos... strippers”.

“Hay un sujeto al que le decimos ‘molestoso’. Nos dice cosas como ‘ricotona’. Le hemos asignado otro tono de llamada para estar alerta y no contestarle”, cuenta Lucy Ramírez, la supervisora de los operadores.

El pasado 27 de marzo, entre las 5:47 p.m. y las 8:03 p.m., ella respondió 42 llamadas perturbadoras. Ni el partido amistoso de Perú contra Islandia disuadió a los bromistas de saturar su línea. Luego de que Renato Tapia anotara el primer tanto del encuentro, un entusiasta llamó para gritarle: “¡Gol!”.

“A veces nos dejan el partido de fondo o nos reproducen el grito de ‘gol’ del comentarista deportivo”, dice la supervisora. En cuanto corta, entra la llamada de un interlocutor silente. “Ya tenemos registrado su número”, lo reprende. La persona ni se inmuta. Pasan cuarenta segundos antes de que corte. En la siguiente llamada, se escucha solo un pito agudo, ensordecedor. “Menos mal lo tenía en altavoz”, suspira Ramírez.

La central 116 puede atender hasta 35 llamadas de manera simultánea y mantener otras 30 en espera. “Las llamadas perturbadoras no permiten que entren otras de emergencias reales. Alguna persona con un paro cardíaco podría sufrir las consecuencias”, se queja el vicecomandante CGBVP Larry Lynch Solís.

#95%

de las 5.000 llamadas diarias que recibe la central de emergencias del CGBVP, la línea 116, son falsos reportes, bromas o silencios.

#202.838

llamadas perturbadoras ha recibido la central 105 de la PNP entre el 13 y el 28 de marzo pasado.

De acuerdo con cálculos de los operadores, el 60% de los que llaman son niños y lo hacen principalmente entre las 3 p.m. y 6 p.m. El 30% son adultos que molestan a sabiendas y el 10% serían enfermos psiquiátricos. “A veces los mismos adultos envían a los niños a hablar. Escuchamos que les hablan bajito. Les decimos que vamos a reportar su número para que les corten la línea”, dice Lynch.

También hay ciudadanos que interrumpen a los operadores con temas domésticos: “No sé cómo cambiar el balón de gas”, “Necesito bajar a mi abuelita al primer piso”, “Se ha ido la luz en mi casa”.

Otros inventan emergencias para que los bomberos vayan a hacerles favores. “Nos ha pasado que al llegar a un supuesto incendio, la persona que pidió el auxilio nos ha dicho: ‘Lo que pasa es que se me han quedado las llaves adentro y necesito que me preste su escalera para entrar por la ventana’. Esa no es una emergencia”, se queja el comandante Iván Paredes.

También hay una señora mayor que los llama cada vez que está por agotársele las reservas de oxígeno. “No quiere pagar la reposición de oxígeno y nos llama para que nos llevemos el balón vacío y le dejemos uno nuevo. Nos amenaza con denunciarnos ante la defensoría”.

Pueden ser sancionados por el MTC

El Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC) está facultado para sancionar con multas de media UIT (S/2.075) a los titulares de las líneas de donde provengan las llamadas perturbadoras. Según el MTC, en coordinación con las entidades afectadas por ese tipo de comunicaciones (PNP, Bomberos Voluntarios del Perú, SAMU, Línea 100, etc.), se elabora un registro de incidencias que consigna la hora en la que se hizo la llamada, el número telefónico, una grabación de lo hablado y su calificación.
Consultado por este Diario, el MTC ha preferido no brindar detalles sobre este registro y se niega a decir cuántos son los sancionados a la fecha. “Solo podemos decir que hay procesos en curso”, dijeron.

—“Una sociedad inmadura”—
Entre el 13 y el 28 de marzo del 2018, la central de emergencias de la Policía Nacional, la línea 105, recibió 202.838 llamadas perturbadoras. De estas, 161.669 fueron de gente que no dijo una sola palabra, que puso música o cortó la llamada inmediatamente. Las otras 39.682 fueron innegablemente malintencionadas: bromas pesadas, invitaciones torpes (“Señorita, un cebiche”) y ‘piropos’ provenientes de 11.202 adolescentes, 11.108 niños, 7.505 adultos y 1.371 ancianos de ambos sexos.

–105, buenas tardes. ¿Cuál es su emergencia?
–Buenas tardes, señorita de la policía.
–Sí, ¿cuál es su emergencia?
–Quiero darle un beso en la boca, señorita policía.
“El 105 no es para jugar, pero somos un país adolescente, una sociedad inmadura”, dice el coronel Ely Villavicencio, jefe de la central 105. Añade: “La gente no es consciente de que por sus bromas perdemos tiempo para salvar a una mujer de un feminicidio o a un niño de una violación. Cuando llegamos, a veces ya es tarde”.
El oficial se queja de la cantidad de dinero que se pierde por estas conductas. Hemos movilizado lanchas y equipo de salvamento acuático por falsos ahogamientos. Una vez mandé a la policía aérea porque nos dijeron que había un asalto en un banco de Lurín y no había tiempo para perder. Esos asaltos no toman más de 1 minuto con 10 segundos. Y era falso”.

También, de los peligros a los que se exponen innecesariamente los agentes. “Por acudir a una emergencia pueden sufrir accidentes. Sobre todo los motorizados, que por ir rápido pueden chocar o ser chocados”.

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