(Imagen: Alfonso Huamaní)
(Imagen: Alfonso Huamaní)
Angus Laurie

El 11 de febrero pasado, El Comercio publicó un artículo sobre una propuesta arquitectónica para convertir la Base Aérea de Las Palmas en un nuevo parque para la ciudad de Lima. El día 19 del mismo mes, publicaron otra propuesta para la creación de un puente peatonal para unir Barranco con Miraflores desde la avenida Armendáriz hasta la avenida San Martín, en Barranco.

Al nivel conceptual, ambos proyectos tienen mucho sentido. Las Palmas tiene un terreno con un área comparable a la de los mejores parques metropolitanos en el ámbito mundial, y tiene una ubicación céntrica y estratégica en la ciudad. En ocasiones anteriores, he mencionado, en esta columna, algunos de los beneficios de convertir Las Palmas en un parque metropolitano. También, al tener una ubicación estratégica entre distritos, se podría pensar en la utilización de Las Palmas para albergar equipamientos públicos, incluyendo un hospital, un centro de convenciones y un complejo deportivo. Algunas de estas ideas formaron parte del PLAM 2035, plan metropolitano que quedó en papeles después de las últimas elecciones municipales del 2014.

También, en el 2011, en el evento Limapolis, un taller de arquitectura internacional organizado anualmente en la PUCP, un grupo de alumnos propuso la idea de convertir Las Palmas en un parque bicentenario para Lima. La idea de hacer un puente peatonal para unir el malecón de Miraflores con el de Barranco también es algo que ha estado en discusiones por años o quizá décadas entre los vecinos y las municipalidades de los distritos.

Los argumentos para justificar la conversión de Las Palmas en un parque resaltan que el terreno es una gran oportunidad para generar nuevos suelos, crear espacio público, vivienda y equipamientos. Lo que yo agregaría es que, tal como está, la base aérea es la causa de múltiples problemas urbanos para Lima. Al ser un terreno baldío y amurallado, no genera actividad a su alrededor, es el claro ejemplo de lo que Jane Jacobs denominó un vacío urbano. Un gran tapón que funciona como principal desarticulador de la parte central de la ciudad, bajando el valor y desactivando la vida urbana de los terrenos que lo circundan.

La publicación de nuevas propuestas para estos lugares nos sirve para recordar que existen otras posibilidades, y para generar una presión política necesaria para lograr cambios importantes en la ciudad, nada más.

Una cosa es la formulación de las ideas a nivel de planificación conceptual y estratégica y otra el desarrollo del proyecto de arquitectura a nivel de expediente técnico.

El diseño final de proyectos públicos de tal importancia debe surgir de un concurso que nos ayude a garantizar la calidad de estos.

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