Chantal pidió utilizar un seudónimo y que su rostro fuera difuminado para evitar represalias en la calle. (Foto: Hugo Pérez / El Comercio)
Chantal pidió utilizar un seudónimo y que su rostro fuera difuminado para evitar represalias en la calle. (Foto: Hugo Pérez / El Comercio)
Jorge Malpartida Tabuchi

Las marcas de la violencia no se borran del cuerpo de Chantal, una mujer trans que hace 15 años se dedica a la prostitución en La Victoria. En sus muslos siguen los hematomas que se formaron luego de que unos serenos de ese distrito la golpearon en el piso durante una intervención cerca de la Av. Javier Prado. La persiguieron por varias cuadras para subirla a su camioneta.

“Cuando me alcanzaron, se ensañaron conmigo porque dijeron que les había hecho correr mucho”, cuenta Chantal, quien nació como hombre pero en su adolescencia hizo su “transición” para ser una mujer trans.

Pese a que la agresión sucedió hace ocho años, la sangre coagulada y la hinchazón en sus extremidades no desaparecen debido a que los varazos que le cayeron dispersaron la silicona líquida que se había inyectado tiempo atrás para estilizar su figura. Chantal cuenta que luego del ataque la silicona se reventó y esparció creando deformaciones oscuras que ahora esconde con unas leggins. “No puedo estar parada por mucho tiempo porque el dolor es insoportable”, dice.

Las otras cincuenta mujeres trans que laboran con Chantal en el puente Quiñones han sufrido abusos similares o peores. Incluso, algunas fueron dejadas en descampados, luego de ser desnudadas.
Estas agresiones se reflejan en el Informe Anual del Observatorio de Derechos LGBT 2016 –publicado en setiembre–, que recopila casos de vulneración de derechos de lesbianas, gays, bisexuales y trans. Según el reporte, hecho por el Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Salud, Sida y Sociedad de la Universidad Peruana Cayetano Heredia (UPCH), la población trans es la más vulnerable porque es víctima de violencia sistemática.

—Identidad visible—
De los 416 casos reportados entre enero y diciembre del 2016, 191 (46%) corresponden a población trans femenina. En este grupo de personas, se registraron 7 homicidios, 78 casos de violencia física, 42 de discriminación por parte del Estado, 28 de acoso, 12 de discriminación en instancias privadas y 2 vulneraciones del derecho a la salud que culminaron en muerte. El resto se refiere a casos de violencia indirecta.

Manuel Forno, coordinador del Observatorio de Derechos LGBT, explica que las mujeres trans son agredidas porque han decidido hacer visible su identidad de género. “Una persona trans hace cambios físicos para sentirse cómoda consigo misma. En una sociedad conservadora estas acciones pueden ser castigadas con violencia por las autoridades”, indica.

Transgénero

Este término se usa para describir a alguien cuya identidad de género difiere de su sexo de nacimiento. Esta sensación interna y profunda de ser hombre o mujer lo motiva a hacer una serie de cambios.

Discriminación

El Comercio comprobó que en al menos once planes de seguridad ciudadana vigentes de municipalidades de Lima Metropolitana se contemplan estrategias y acciones para la “erradicación de homosexuales” o “travestis”. precisiones

—Abuso de autoridad—
Son muchas las madrugadas en las que los serenos de Lince le han lanzado agua fría a Alondra mientras intentaba captar a un cliente en la calle. “Se acercan en sus camionetas con las luces apagadas cargando baldes y botellas. Luego, se bajan del carro y nos empapan”, dice esta trabajadora sexual trans que hace 11 años labora en la avenida Arequipa.

Otras veces los agentes la han rodeado y acosado con las luces y sirenas de las motos. También ha recibido insultos. Para disuadir a los serenos registra los abusos con su celular. En una de las grabaciones, hecha hace dos semanas, se escucha a un sereno decirle a Alondra que no quiere que trabaje en la calle porque “tiene miedo de que contagie a la gente de sida”.

Según el Observatorio de Derechos LGBT, se registraron 104 casos de violencia hacia trabajadoras sexuales trans en el Cercado de Lima, La Victoria, El Agustino, Los Olivos, Miraflores, San Juan de Lurigancho, San Juan de Miraflores, San Isidro y Surco entre octubre del 2015 y octubre del 2016. El 70% de los abusos los cometieron serenos o policías. Las agresiones más frecuentes fueron insultos (37%), golpes (34%), mojarlas con agua (21%) y ataques con armas (7%).

Aunque la prostitución no está penada, las comunas justifican las intervenciones aduciendo que es una forma de controlar el crimen. Pero el adjunto para los Derechos Humanos de la Defensoría del Pueblo, Percy Castillo, advierte que no puede usarse la fuerza de forma desproporcionada para mantener el orden. “Se están cometiendo delitos de abuso de autoridad y exposición de personas al peligro”, dice.

Los agentes no son los únicos agresores. Chantal cuenta que un transeúnte le disparó perdigones en la calle. Alondra dice que en cinco ocasiones sus clientes le apuntaron con un arma para no pagarle. Ninguna puso una denuncia. La vergüenza y, sobre todo, la rabia por los abusos recibidos no las dejaron acercarse a pedir ayuda a las autoridades.

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