Cerca de 1’400.000 vehículos constituían el parque automotor de Lima y Callao según cifras del 2012 del Ministerio de Transportes y Comunicaciones. De este total, unos 180.000 automóviles son taxis formales e informales, de acuerdo con cálculos de la Municipalidad de Lima y la Fundación Transitemos. Alfonso Flórez, gerente de Transitemos, añade que cerca de 100.000 de estas unidades corresponden a la sobreoferta de este mercado, es decir, ocupan las pistas de Lima sin brindar servicio. Y ello no es poca cosa: en una cuadra de 100 m, en promedio, pueden avanzar 18 automóviles por carril, a 16 km/h, la velocidad promedio en Lima según el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF). Más de 550 kilómetros ocuparían estos taxis alineados, casi la misma distancia entre la capital y Trujillo.
Así, tomar un taxi en hora punta (para muchos, al entrar o salir de trabajar) es una apuesta casi segura a enfrentar congestión vehicular, por la abundancia de unidades en las vías, y la negativa de algunos taxistas que, ante la alta demanda y congestión, evitan dar el servicio. En este escenario, surge el ‘carpooling’ como una alternativa de ahorro que podría reducir el número de taxis en las calles, su efecto contaminante y el gasto de cada pasajero.
El principio es el mismo que el de los ilegales taxis colectivos (ver nota vinculada), plasmado en una plataforma web o en aplicaciones para el celular: compartir el destino o la ruta con uno o más usuarios registrados. Esta idea es motor de una ola de empresas tecnológicas que invierten millones de dólares en conectar entre sí a usuarios que van por la misma ruta.
Opciones en Lima
Firmas como Lyft, Blablacar y Uber han logrado que la gruesa división entre transporte público y privado sea cada vez menos perceptible en Europa y Estados Unidos, según la revista americana “Time”. Uber habilitará el próximo año el servicio de taxi compartido en la capital. Ello implicará un significativo descuento –de hasta 50%– en la tarifa del servicio. Uberpool, como se llamará el servicio, tendrá desvíos en rutas compartidas que no tomen más de cinco minutos, y el pago será electrónico.
En la capital ya existen algunas iniciativas de viajes compartidos, como Pusakuy o Carpooling Empresarial.
Sin embargo, Lima no es una ciudad sencilla para que un servicio basado en la colaboración entre extraños funcione: según encuesta de El Comercio elaborada por Ipsos, el 90% de peruanos se siente inseguro ante la delincuencia y más del 50% ha sido víctima de la misma en el último año.
De ahí que las alternativas actualmente disponibles en el mercado estén enfocadas en empresas o centros de estudios, donde compañeros de oficina o aulas puedan compartir el taxi y la relación con sus instituciones sume a la confianza hacia esta opción. Para las organizaciones, el ahorro en cocheras y la mejora en la puntualidad de sus miembros también se cuentan entre los beneficios.
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