Transporte público: ¿continuidad o ruptura?, por Gino Costa
Transporte público: ¿continuidad o ruptura?, por Gino Costa
Redacción EC

El es el segundo problema más importante para los habitantes de Lima, solo superado por la delincuencia. Según Lima Cómo Vamos, este ha sido el caso en los últimos cinco años, pese al funcionamiento del Metropolitano y del metro, los dos primeros sistemas modernos de transporte masivo. 

Dos indicadores dan cuenta de que el problema se ha agudizado. Primero, quienes consideran que sus desplazamientos en la ciudad les tomaron más tiempo el último año (36%) duplican a quienes sostienen que se redujeron (18%). Segundo, los que percibieron un deterioro en el transporte (29%) superaron largamente a quienes sintieron que este mejoró (20%).

Aunque aún hay una mayoría insatisfecha, también existe una minoría bastante satisfecha, aquella que se beneficia del metro y del Metropolitano, cuyos niveles de aprobación llegan al 70% y al 60%, respectivamente. Estos usuarios satisfechos, sin embargo, apenas representan el 2,5% y el 5,3% del total, mientras que los que viajan en combi/coaster y microbuses –cuyos niveles de satisfacción oscilan entre el 10% y el 22%– representan casi el 60%.

El desafío, entonces, es cómo incorporar al mayor número de usuarios a un sistema de transporte moderno. Destacan dos esfuerzos en curso. 

Primero, la ampliación del sistema de transporte masivo con la construcción de la línea 2 del metro, que unirá Ate con el Callao en un recorrido de 35 kilómetros bajo tierra. La obra estará lista en el 2019 y tendrá un costo aproximado de US$6.000 millones, elevado si se compara con los 1.800 y los 500 de las dos primeras líneas del metro y del Metropolitano, respectivamente. En estudio hay otras cuatro líneas del metro, cuyo costo total ascendería a unos US$22.000 millones. 

Segundo, el reemplazo del actual sistema de combis/coaster y microbuses, y sus más de 500 rutas, por uno de buses modernos con un número significativamente menor de rutas. Las 31.500 unidades actuales serían reemplazadas en un período de cinco años por 16.000 buses patrón que operarían en los corredores complementarios y los de integración y aproximación. La compra de las nuevas unidades requeridas ascendería a US$1.500 millones, que correrían por cuenta de los concesionarios privados. 

Los son cinco, ya han sido concesionados y –una vez implementados– atenderán casi el 40% de la demanda de viajes en Lima. Ya entraron en funcionamiento los de las avenidas Arequipa y Javier Prado. Los de integración y aproximación, diseñados para atender el 60% restante de la demanda, debían licitarse este semestre, pero el proceso ha sido cancelado por la nueva administración metropolitana, sin que se sepa aún por qué serán reemplazados.

Sería un retroceso que lo avanzado en diseñar e implementar un nuevo sistema de transporte público se echara por la borda. Bienvenidos sí los ajustes y las mejoras a una estrategia que ha costado varios años de esfuerzo, ha sido concertada con los transportistas y está en fase de implementación.

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