Juan Pablo León Almenara

Esta es la historia del millonario negocio de las coasters piratas de Lima, contada desde uno de estos vehículos: la ‘bestia’ de Petit Thouars.

El segundo mejor distrito para vivir de Lima es, a su vez, la base de operaciones de la red de buses piratas más inseguros e ilegales de la zona central de la capital. Lima es la ciudad de las contradicciones.

Estamos parados afuera del palacio municipal de Miraflores. Son las 6:00 p.m. Alrededor nuestro hay turistas, restaurantes, hoteles de primer nivel y una ciclovía donde se hacen más de dos mil viajes al día en bicicleta. “Miraflores es una pequeña Ámsterdam en Lima”, nos dice un extranjero.

Una hora después, el panorama cambia, se oscurece. En los ojos de una inspectora de transporte con chaleco amarillo se acerca a toda velocidad una cuadrilla de coasters antiguas, destartaladas y a punto de desmoronarse, como salidas de una película apocalíptica.

Envueltas en el humo negro que ellas mismas emanan, la inspectora las observa y las deja circular como si su presencia fuera algo habitual.

Y lo es. Se trata una red de buses informales que opera una ruta de Miraflores hacia el Cercado de Lima desde el 2015, por la Av. Petit Thouars y, en menor medida, por la Av. Arequipa.

El punto de partida de esta red de coasters piratas es la avenida Larco, en Miraflores. Desde ahí toman toda la ruta hacia el centro de Lima.
El punto de partida de esta red de coasters piratas es la avenida Larco, en Miraflores. Desde ahí toman toda la ruta hacia el centro de Lima.

Hemos venido aquí para encontrar a una de ellas en particular: la coaster Toyota de placa B1B-741.

Esta es la ‘madre’ de todas las piratas: se trata de uno de los vehículos de transporte público que más dinero le debe al país en papeletas –S/3 millones– pero a la vez es una máquina ‘tragamonedas’ capaz de generar ganancias de S/300.000 al año. Todo ello, en la completa ilegalidad: sin SOAT, sin revisión técnica, sin autorización municipal y sin tributar un centavo, poniendo en riesgo la vida de miles de pasajeros y peatones.

Es el problema del transporte público de Lima resumido en cuatro toneladas de chatarra oxidada.

Cada media hora, comete hasta 20 infracciones equivalentes a 17 mil soles.
Cada media hora, comete hasta 20 infracciones equivalentes a 17 mil soles.

No se pasen Esta historia comienza, en realidad, hace cuatro meses. El equipo de la campaña #NoTePases de El Comercio desarrollaba una base de datos completa de taxis, buses, coasters, choferes y multas del transporte público. En medio de esta búsqueda, en nuestros expedientes apareció la placa de la coaster B1B-741, que debía en multas lo suficiente como para comprar tres buses del Metropolitano.

Decidimos buscarla porque hacia fines del 2018 era la coaster que más debía en multas en Lima Metropolitana.

Para encontrarla primero decidimos seguirle el rastro a través del registro de las papeletas que le impusieron a lo largo de estos años. En cada multa es posible ver el lugar donde se cometió cada infracción.

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Ha recibido papeletas en al menos siete distritos, entre ellos, Lince, San Isidro, Miraflores y el Cercado de Lima. La coaster fue fabricada en 1984 y opera en Lima desde los años 90.

Nuestra base de operaciones en la misión de encontrar a la coaster fue Miraflores, el distrito consignado en la mayoría de sus papeletas. Solo en los primeros días nos dimos cuenta de que en este distrito comienza la ruta de una red de coaster piratas que van al Centro de Lima. Dentro de toda la informalidad, esta mafia está más organizada que el transporte formal: entre la Av. Petit Thouars y la Av. Arequipa cubren la ruta hacia Lima quitándole los pasajeros a los corredores municipales formales. Todos los días, a toda hora.

Las piratas de la Av. Arequipa y Av. Petit Thouars le quitan todos 
los pasajeros al bus del corredor azul.
Las piratas de la Av. Arequipa y Av. Petit Thouars le quitan todos los pasajeros al bus del corredor azul.

El ex viceministro de Transportes Gustavo Guerra García cree que esta informalidad es consecuencia de dos factores: el mal funcionamiento del plan de chatarreo municipal y la falta de fiscalización en las vías. “De los 1.100 inspectores que había [después de la gestión de Susana Villarán], solo quedan entre 100 y 200. Esa combinación de efectos genera que prolifere la piratería”, señala. Luego de días de búsqueda, finalmente nos subimos a la coaster que buscábamos: la ‘bestia’ de Petit Thoars.

La bestia por dentro La coaster de placa B1B-741 ni siquiera necesitaría moverse para cometer infracciones. Pero en movimiento, cada media hora comete hasta 20 faltas equivalentes a 17 mil soles.

No tiene ningún documento en regla. Debe 3 millones de soles contando las papeletas impagas de los 6 últimos choferes. En los últimos 5 años, este bus pirata ha pasado cerca de cinco comisarías, tres municipalidades, cuatro centros de control municipal y al costado de decenas de autoridades del tránsito [ver infografía]. Circula al costado de inspectores de transporte todo el tiempo.

Su chofer, un extranjero sin licencia de conducir, nos dice que empezó como cobrador hasta que se ganó el derecho de tener acceso a un grupo de WhatsApp entre todos los choferes y ‘jaladores’. En este grupo, se comunican la ubicación de las autoridades del transporte para burlar los operativos.

Esta coaster es solo una de la flota de unas 40 unidades que opera de la misma manera.

El tesoro de las piratas Cada una de estas piratas, en cada tramo, transporta a unos 30 pasajeros que pagan S/1,50. A penas S/0,20 menos que el corredor azul. Eso da un total de 600 pasajeros al día, S/900 cada 24 horas y S/27.000 al mes.

Restando gasolina y la comisión del chofer y el cobrador, al año esta sola coaster es capaz de generar unos S/300.000. La flota de 40 puede generar hasta S/10 millones al año, el dinero con el que se podría pagar el sueldo por un año a 277 policías.

El millonario negocio de las coasters piratas (Infografía: Jean Izquierdo)
El millonario negocio de las coasters piratas (Infografía: Jean Izquierdo)

¿Por qué el programa de chatarreo de la Municipalidad de Lima no cumple su objetivo de retirar los vehículos de las calles? Porque el dinero que recibirían los propietarios por una combi antigua es el mismo dinero que podrían generar en apenas unos días haciendo transporte público. Para ellos es mucho más eficiente transportar a pasajeros que ‘chatarrearlo’.

El Comercio accedió al registro de modificaciones de la Sunarp de varias de estas coasters. En la mayoría de casos, durante años han recibido cambios de motor, carrocería y chasís, haciendo que su precio subiera y bajara en picada, convirtiéndolas en buses inmortales. Así de rentable es el negocio de los buses piratas.

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