(Foto: El Comercio)
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Redacción EC

Quizá la culpa la tengan los noticieros. Quizá hemos visto tantas muertes, sangre y llanto en pantalla que se ha endurecido nuestra capacidad de indignación. Tal vez por eso los 131 muertos en lo que va del año en las pistas de Lima no generan mayor interés.

Casi un fallecido al día por la imprudencia de choferes y peatones no ha sido suficiente para despertar a las autoridades. Tampoco los 539 muertos del año pasado o los 517 del 2016. Si nos quedamos revisando las estadísticas de la policía, veremos que desde 1969 hasta la fecha han perdido la vida 46.588 personas por accidentes de tránsito en la capital. Un Estadio Nacional lleno de víctimas.

En la ciudad donde los camiones quedan atrapados en puentes de menor altura que la del vehículo, no sorprende que los choferes sean los principales responsables de este caos, como lo certifica la base de datos del Ministerio del Interior. En el 2017, al menos 250 muertes se debieron a la imprudencia de quien está al volante. En el 2016, la cifra fue peor: 293.

En el segundo lugar en la cadena de culpables está el peatón. Conocida es la vocación suicida del caminante limeño, que cruza por donde no debe y casi siempre le niega la mirada al chofer que está a punto de atropellarlo. En el 2017 se registraron 54 muertes por imprudencia de transeúntes y otros 46 fallecieron por meterse a la pista en estado etílico.

En el 2015, la Asociación Cruzada Vial calculó que todos los días son atropellados unos 27 peatones y ciclistas en las calles de Lima. Es decir, 810 personas al mes o 9.720 al año. En el 2010, el Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC) inició una campaña para multar a los peatones imprudentes, pero fue un fracaso.

–En detalle–
Según la policía, cerca del 67% de las muertes que ocurrieron el año pasado en las calles de Lima fueron atropellos. Casi el 70% de estos accidentes, en los que perdieron la vida 539 personas, fueron ocasionados por conductores que cometieron una conducta imprudente, iban a excesiva velocidad o no hicieron caso a una señal de tránsito.

La tasa de personas que quedan lesionadas por choques, despistes y atropellos en Lima es de 250 por cada 100 mil habitantes, según datos del Consejo Nacional de Seguridad Vial del MTC. En el último lustro, el promedio anual de heridos por siniestros vehiculares en Lima oscila entre las 23 mil y 25 mil personas.

Los distritos que registran la mayor cantidad de muertes son Ate, Lurín, Cercado, Surco, Los Olivos, Puente Piedra, Comas, San Juan de Miraflores y San Juan de Lurigancho.

–Trabajo pendiente–
Un grupo de especialistas en transporte y tránsito consultados por El Comercio enumeró las problemáticas alrededor de la seguridad vial que deben ser cambiadas para reducir estas cifras.
En primer lugar, critican el débil sistema de entrega de licencias de conducir y el deficiente sistema de puntos, además de la inexistencia de zonas de descanso para choferes de carga y la falta de regulación de las jornadas de conducción.

Asimismo, aducen que el parque vehicular de pasajeros y carga en la ciudad es obsoleto, y que existe un inadecuado sistema de inspección técnica vehicular.

En relación a las empresas de transporte, informan que estas registran un alto nivel de informalidad. Sobre la infraestructura vial, sostienen que hay una necesidad de implementar auditorías de seguridad de las pistas y que urgen vías con correcta señalización y cálculo de velocidades. Finalmente, sobre los peatones, aseguran que los niveles de educación en seguridad vial son extremadamente bajos.

El factor institucional no es ajeno al trabajo pendiente. Los expertos indican que hay una débil coordinación entre la policía, la Sutrán y los municipios, además de un inadecuado levantamiento y procesamiento de la información de accidentes de tránsito y del esquema sancionador. Las consecuencias de ello son multas sin criterios técnicos y una baja probabilidad de detección de conductas infractoras. A esto se suma una baja probabilidad de hacer efectiva la cobranza, lo que logra que la impunidad siga al volante.

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