Los vecinos que se convirtieron en los héroes del barrio
Los vecinos que se convirtieron en los héroes del barrio

“Hay que tenerles miedo”, dice una vecina con risa cómplice en plena sesión de fotos. Todos en el barrio los conocen bien. Juana, Olga y Luis Fernando no son de esos vecinos que se quedan mirando por la ventana cuando los problemas pasan por su calle. Ellos caminan armados con un Código Civil, salen y entran a la fiscalía y las sesiones de concejo, defendiendo los derechos de sus vecinos a tiempo completo. A Olga, Juana y Luis Fernando hay que tenerles miedo: , en La Victoria, uno de los distritos más inseguros y caóticos de Lima. “La casa se protege”, dicen.

Es de noche y estamos en medio del parque Unión, una rotonda oscura rodeada de ocho calles que la cortan y una parroquia al centro. Como cada miércoles, estos tres victorianos, junto a otra decena de vecinos, se organizan para presionar a la gestión del alcalde Elías Cuba a desistir de algunas medidas distritales que estarían afectándolos.

Su siguiente objetivo es evitar que se construya el ‘by-pass’ y el viaducto que el municipio proyecta hacer –por 200 millones de soles–, ya que estas obras reducirían las áreas verdes del distrito (que ya son pocas) en las avenidas Las Américas y Palermo.

“Irá de la avenida Arriola y terminará en el Paseo de la República. Le quitará espacio al peatón, traerá tráfico y contaminación. Ni siquiera sabemos si será subterráneo o aéreo porque nunca convocaron a ningún vecino”, señala Juana, dirigenta del frente. 

Héroes de barrio como Juana, Olga y Luis Fernando hay en más de 20 distritos de Lima, según la defensoría. La mayoría de juntas vecinales y colectivos ciudadanos –se calculan 29.000 personas en toda la capital– se organiza para cuidar las calles de la delincuencia, pero su nivel de presión es tal que incluso han llegado a cambiar este tipo de decisiones municipales. 

En La Molina, por ejemplo, que, de concretarse, hubiera permitido levantar edificios de más de seis pisos. Sucedió el último jueves 22, cuando el alcalde Juan Carlos Zurek retiró el pedido de zonificación integral que proponía el incremento de la altura de las viviendas.

Los vecinos, preocupados por el eventual colapso del tránsito y el impacto ambiental, salieron a protestar contra lo que consideraban un atropello.

—Guardianas del ombú—

El único ombú vivo de Lince tiene guardianas que lo cuidan. De estos enormes árboles no quedan más de diez en toda Lima: fueron sembrados cuando este distrito era parte de una hacienda y los edificios fueron robándoles espacio hasta casi quedar solos.

Hoy jueves por la mañana, como todos los días, un colectivo de más de 15 mujeres se organiza bajo la sombra de este ejemplar para planear cómo seguir defendiendo el parque Elías Aguirre, donde descansa desde hace más de 80 años junto a otras especies. 

La amenaza sobre estas ahora viene desde abajo: según el proyecto de estacionamientos subterráneos que pretende realizar la Municipalidad Metropolitana de Lima, muchas raíces alcanzan los 10 metros de profundidad y tendrían que perderse. La remoción tampoco sería viable debido a la avanzada edad de algunos.

La lucha de las vecinas organizadas para que el parque no sea alterado ha hecho que este proyecto se postergue desde el 2012, “y seguiremos en nuestra lucha porque no pueden quitarnos calidad de vida a cambio de un parqueo vehicular”, dice.

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