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Exposición "El monte": Naturaleza, influjos mágicos y violencia en la Amazonía [FOTOS]
Juan Carlos Fangacio

La formación de Sebastián Solari se ha desarrollado en dos campos: el arte y los estudios forestales. Ambos son pura creación. No puede ser coincidencia.

Pero lejos de llevar estos intereses por cuerdas separadas, Solari ha sabido conectarlos en su obra. Desde hace años viaja constantemente a la selva para empaparse de ese mundo tan recóndito como enigmático. En algunos casos, se ha quedado a vivir allí por varios meses. Tarapoto o la zona de Madre de Dios cercana al río Piedras han sido dos de sus puntos claves. En ese tiempo ha producido una cantidad de trabajos que ahora le permiten inaugurar la muestra antológica que titula “El monte”, término con el que se denomina a ese espacio de naturaleza limpia y profunda.

“Para mí el monte es un lugar donde la gente va a adquirir conocimientos –afirma Solari–. La gente de la zona lleva a sus hijos al monte para enseñarles lo que ellos conocen sobre las plantas o los animales, por ejemplo. Y pasa lo mismo con los curanderos, que van allá, se quedan una temporada y salen llenos de energía. Es un lugar de aprendizaje. Solo el hecho de estar allí, te transforma”.

Podría decirse que la audacia de Solari para introducirse en esas tierras es doble: si para un hombre de ciudad el monte es un reto, él remonta ese desafío sobre la silla de ruedas en la que siempre se moviliza. “Antes me gustaba más la selva alta, con más cataratas y menos zancudos. Pero últimamente prefiero la selva baja, que es más plana, me permite mucha más movilidad, y el riesgo es menor. Además, siempre se puede contar con el apoyo de la gente de la zona”, explica.

—Conservación y violencia—
“El monte” agrupa varios trabajos de Solari de los últimos 10 años, en diversos formatos: esculturas, pinturas, videos, instalaciones. Todo esto, dice él, responde a la enorme diversidad de inspiraciones que te propone el lugar. Sus esculturas en madera, por ejemplo, son toda una historia aparte. Para realizarlas afirma no haber talado ningún árbol, sino que aprovechó troncos encontrados o árboles caídos con los que se topaba en el camino. Casi sin quererlo, lo suyo es algo así como una creación ecológica. “Ecoarte”, la llamaría algún marketero si la trabajara como campaña de responsabilidad social.

“En el Perú hay 6.000 tipos de árboles, pero las maderas comerciales son solo 10. Son una o dos especies las que reciben todo el peso del mercado. Imagínate lo que estamos desperdiciando”, explica él. Entre las que ha usado para sus obras están el mashonaste y el estoraque, este último una madera muy dura y pesada, llamada hierro vegetal, que no se pudre con el agua.

Exposición "El monte": Naturaleza, influjos mágicos y violencia en la Amazonía [FOTOS]
Exposición "El monte": Naturaleza, influjos mágicos y violencia en la Amazonía [FOTOS]

La muestra también se posa en la otra cara de la selva, menos agraciada. Helicópteros, armas de fuego y mensajes beligerantes llenan una de las salas de la galería Pancho Fierro. Solari explica que esta serie, Objetos de Guerra, no iba a formar parte de la exposición, pero que a última hora decidió incluirse porque, aunque cueste aceptarlo, grafica la violencia que se vive en dicha región y que no puede obviarse. El narcotráfico, la minería ilegal, la tala y la trata de personas son algunos de esos problemas.

Para Vera Lauer, curadora de la muestra, la mirada íntima sobre la violencia de Solari tiene una justificación. “Una pieza como ‘El río’ también es una ráfaga de balas –sostiene–. Y las tallas son arrancadas con motosierra y sin piedad. No hay estética benevolente o gratuita”.

—Espacio de salvación—
Ese juego de miradas entre el arte y la naturaleza ha tenido, a lo largo de la historia, varios representantes. Solari menciona a artistas como la cubana Ana Mendieta o el estadounidense Walter de María como dos exponentes referenciales. También cita al poeta Javier Heraud, caso extremo de compromiso y entrega, que murió asesinado en la selva. Su cuerpo de 21 años, baleado, se fue flotando sobre una canoa por el río Madre de Dios.

La experiencia de la selva, como bien dice el artista, es difícil de explicar con palabras. “Es una realidad paralela, difícil de contar sin que parezcas un loco. Hay cosas que suenan fabulosas, pero que cuando estás allá responden a una lógica muy clara”, asegura. Por eso precisa también que “El monte” es solo un pequeño acercamiento que trata de aportar algo de conocimiento y que sirve como invitación para que el espectador se interese por ese universo.

“En la selva encontré toda una posibilidad, un espacio propicio en muchos sentidos”, dice Solari, aunque ni él mismo puede definir a qué responde su influjo. ¿Fuerza intrínseca? ¿Cualidades de la desconexión? ¿Hechicería? “Creo que responde más a un estado de conciencia –agrega–. Y para mí, ha sido una salvación”.

MÁS INFORMACIÓN
​Lugar: Galería Pancho Fierro. Pasaje Santa Rosa 116, Lima. Temporada: Del 21 de setiembre al 22 de octubre. Ingreso: Libre.

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