Para Linhart, “Domingo” es una película satírica, pues hoy sabemos que los miedos que despertó Lula en su tiempo no tenían sentido.
Para Linhart, “Domingo” es una película satírica, pues hoy sabemos que los miedos que despertó Lula en su tiempo no tenían sentido.
Enrique Planas

América Latina es un territorio de entusiasmos y frustraciones. Quizás uno de los personajes políticos que mejor representan esta premisa sea Luiz Inácio Lula da Silva, quien gobernó el Brasil entre el 2003 y 2011. “Domingo”, comedia de Clara Linhart y Fellipe Barbosa presentada en el , ubica su historia el 1 de enero del 2003, cuando toda una familia converge en una añeja casa de campo para celebrar los 15 años de una de las chicas del clan. La reunión coincide con la celebración de la investidura presidencial de Lula, cuando el miedo y las expectativas por el cambio evidencian sus tensiones. Aquel rancho en decadencia, ubicado en la ciudad ganadera de Pelotas, en Río Grande do Sul, servirá de laboratorio para analizar los comportamientos de burgueses y obreros en tiempos de cambios políticos.



La cinta es dirigida por Clara Linhart y Fellipe Barbosa.
La cinta es dirigida por Clara Linhart y Fellipe Barbosa.

“La victoria de Lula fue tan potente que este solo hecho cambió las cosas en la cabeza de muchas personas”, comenta Clara Linhart. “Cuando Lula ganó las elecciones, toda la burguesía del Brasil sintió mucho miedo. Pensaban que el Movimiento Sin Tierra iba a invadir sus propiedades, que iban a perder todos sus privilegios. El no haber sucedido eso es lo que crea el efecto de comedia al ver la historia años después”, explica la cineasta. Curiosamente, reconoce Linhart, les tomó una década conseguir el dinero y preparar la producción del filme. Y cuando empezó el rodaje, ya el Partido de los Trabajadores había dejado el poder. Filmaron durante el gobierno de Michel Temer y estrenarán en octubre próximo, bajo el gobierno derechista de Bolsonaro y con Lula en prisión. “Lo que parecía una comedia, para nosotros se ha vuelto un filme de terror”, dice.

Michael Wahrmann calla a su hijo en la ficción. Ismael Caneppele, Augusto Madeira y Camila Morgado destacan en el elenco.
Michael Wahrmann calla a su hijo en la ficción. Ismael Caneppele, Augusto Madeira y Camila Morgado destacan en el elenco.

—¿Valió la pena la demora? ¿Le da más elementos históricos para que el espectador genere su propia lectura?
Pienso que las películas tienen un tiempo único. Los cineastas queremos que las cosas salgan de una manera y, muchas veces, por falta de dinero, no sucede como queremos. Pienso que valió la pena, pero veremos qué sucede en el estreno en Brasil, en octubre próximo.

—Desde la nueva conciencia política del personal de limpieza en la casa hasta el travestismo de uno de los niños de la familia, el filme tiene muchos símbolos sobre un mundo puesto al revés. ¿Crees que Lula llegó a voltear ciertas cosas en Brasil?
Sí, las personas no se consideraron nunca más ciudadanos de segunda clase. Cuando tú tienes un presidente que pasó hambre, resulta un símbolo muy fuerte. Significa que todos tenemos derecho, que todos podemos hacer lo que queremos, que no hay lugares donde no podamos entrar. El cambio más importante para la sociedad brasileña fue ese cambio de mentalidad.

—En la película abundan los encuentros sexuales entre patrones y sirvientes. ¿Es el cinismo de una burguesía que desprecia a los demás pero que sexualmente no tiene ningún problema en vincularse?
¡Es la historia de la colonización en Latinoamérica! Colonizan tu alma, tu cabeza, tu cuerpo. Pero lo que vemos en el filme es que son las mujeres las que, al final, seguirán el mandato de sus deseos.

—Lula hoy está asociado a notorios casos de corrupción. ¿Cuál es la deuda que deja en Brasil? ¿Qué expectativas defraudó?
No pienso que él no haya cumplido lo que prometió. Hizo acuerdos con todos los grupos políticos, y no sé si estuvo errado. Yo soy lulista. El hecho de sacar a 40 millones de personas de la miseria vale para mí todas esas concesiones. Sin embargo, parte de la izquierda le increpa no haber sido más radical.

—¿Crees que los cambios hechos por Lula son irreversibles? ¿El retorno del conservadurismo al poder podría desmontarlos?
Una vez que cambian las mentalidades no es posible volver atrás. Esta ola de conservadurismo es, incluso, una reacción a esos cambios. No es posible regresar a los tiempos anteriores a Lula. Sin embargo, lo que sucede en Brasil es la destrucción de todo lo que Lula dejó construido, lo más rápido posible. Bolsonaro está en el poder hace seis meses y ya ha privatizado los aeropuertos y la industria petrolera. Es un proyecto de destrucción del país.

"Domingo" será estrenada en el Brasil en octubre próximo.
"Domingo" será estrenada en el Brasil en octubre próximo.

—¿Y cómo ha sentido ese golpe el cine brasileño?
Una parte de los fondos de financiamiento ya no existen. Pero el más importante, el Fondo Sectorial del Audiovisual, público pero parte de la industria audiovisual, aún no ha caído en sus manos. No es dinero que podría ir a la construcción de hospitales o escuelas: es un fondo que se retroalimenta, que existe solo si hay actividad cinematográfica que lo sostenga. Pero claro, cuando un tipo quiere destruir una nación, lo primero que destruye es la cultura y la educación. Han convertido a los artistas en los grandes enemigos de la patria.

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