“12 horas para sobrevivir: el inicio”
“12 horas para sobrevivir: el inicio”
Sebastián Pimentel

una de las sagas fílmicas más originales de los últimos años es una creada por James DeMonaco. Autor de los guiones de “Jack” (Francis Ford Coppola, 1996) y de “El negociador” (Gary Gray, 1998), así como del ‘remake’ del 2005 de “Asalto al precinto 13”, pasó a la dirección con “Staten Island” (2009). Luego escribe y dirige “La noche de la expiación” (2013), que dio origen a la saga y que se vendió como un filme de horror, pero que contrabandeaba una crítica sociopolítica verdaderamente perturbadora.

Es así que, después de un par de entregas sucedáneas –en Lima solo se estrenó la segunda, "12 horas para sobrevivir" (2014)–, llega esta precuela con el título en español de “12 horas para sobrevivir: el inicio”. En la dirección, esta vez DeMonaco prefirió al realizador afroamericano Gerard McMurray, para contar el origen de este experimento social llamado La Purga: doce horas de ausencia de la legalidad en la población pauperizada de un distrito de Nueva York. La idea es que los ciudadanos liberen sus frustraciones con violencia, lo que incluye la posibilidad de asesinar.

Llama la atención el material simbólico que nutre esta aparentemente sencilla película de acción y horror. La coyuntura de la película remite al colapso de la economía del 2008 y a la corrupción de la institucionalidad democrática. Es así que, gracias a la siniestra alianza entre los políticos de derecha y los científicos –con una psicóloga conductista interpretada por Marisa Tomei–, las capas más pobres de Nueva York se convierten en conejillos de indias de un supuesto ensayo de psicología social.

McMurray es un director que radiografía todo un sistema de control del subconsciente, el uso de la desesperación a la que lleva la miseria: Dmitri (Y’Lan Noel) es un narcotraficante; y su ex novia Nya (Lex Scott Davies), líder de un movimiento de protesta contra La Purga. Ambos se enfrentan a la estrategia estatal que consiste en pagarle a la gente para que acepte no solo participar en el experimento, sino también para que lo registren y transmitan, gracias a unos lentes de contacto especiales.

El gobierno restaurador de talante fascista –en clara alusión a Donald Trump– no solo pretende lograr que los sectores pobres, compuestos sobre todo por negros y latinos, se eliminen entre ellos, en un programado salvajismo de “estado natural” a lo Thomas Hobbes.

También quiere aprovechar esas 12 horas de locura para gratificar a una sociedad hecha a partir del consumo pornográfico de la crueldad: la sociedad como espectáculo televisivo del formato de ‘reality’ de horror.

Si bien hay un aspecto convencional en el talante heroico que caracteriza a Dmitri –especie de versión afro del Bruce Willis de “Duro de matar”–, esta es más una película de un grupo humano. Junto a Dmitri está Nya, pero también su hermano adolescente y los amigos sobrevivientes de la parroquia del vecindario. Una resistencia que se ha dado cuenta de la farsa: no hay más liberación que la de los blancos enriquecidos que, como sea, tratarán de eliminar a la población excluida de Norteamérica.

Grabada sin manipulación digital y con el espíritu urbano de la serie B más imaginativa y crítica de los años setenta y ochenta –vienen a la mente las películas de Roger Corman, John Carpenter o George Romero–, esta es una cinta aparentemente ligera, pero que habla con agudeza de la biopolítica del presente: la manipulación y el control de los cuerpos, de las multitudes. Detrás de su disfraz de cine de entretenimiento, “12 horas para sobrevivir: el inicio”, esconde un enjundioso diagnóstico, no exento de sarcasmo e ironía, de un probable fracaso de los valores democráticos en Estados Unidos.

Puntuación: 3.5 / 5
Título original: "The First Purge".
Género: acción, horror, ciencia ficción.
País y año: EE.UU., 2018.
Director: Gerard McMurray
Actores: Y’lan Noel, Lex Scott Davies, Joivan Wade.

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