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La peor de mis bodas 2

Si bien es su tercera película, Adolfo Aguilar todavía no se siente tranquilo al momento de dirigir. Se trata, dice él, de la pesada carga de tener la última palabra en todo. "Que si pones la luz así, que si actúas de esta forma, que si el color está bien...", señala Aguilar, quien reconoce haber tenido ronchas en los brazos como producto del estrés del rodaje.

Lo cierto es que en esta cinta, que se acaba de estrenar en nuestra cartelera, Aguilar ha adquirido cierto oficio. No solo se lo confirmó personalmente la cineasta Ani Alva Helfer ("No me digas solterona"), sino que el paso hacia adelante se puede comprobar en la pantalla grande.

Pero no solo es eso. Al igual que la primera entrega de "La peor de mis bodas", Aguilar opta por desligarse de las comedias románticas nacionales y apostar por escenas sin música y en las que predomina el sonido ambiental. "Creo que las escenas deben tener su propio momento. Yo trato de bañar las películas de mucha música, pero sin llenar los espacios innecesariamente. Soy consciente de que eso puede hacer que la cinta pierda intensidad, pero creo que es importante tener momentos de paz por lo mismo que hay otros muy álgidos y de mucha comedia. Ahora me he soltado. He arriesgado y algunas cosas me han salido bien y otras, evidentemente, no", comenta el director.

REFERENCIAS E INSPIRACIÓN
Las telenovelas –particularmente las mexicanas– han sido una gran influencia para "La peor de mis bodas 2". Así lo afirma Aguilar, quien se reconoce como fan de Laura Zapata, reconocida actriz que interpretó a algunas de las malvadas más recordadas de la pantalla chica y quien, justamente, es parte de esta cinta.

Aquí, Zapata da vida a Doña Leonor, una histérica ex jueza que llega de improviso a la casa que comparten su hijo (Gabriel Soto) y su esposa (Maricarmen Marín). Ellos, para evitarle contratiempos y para que les regale un dinero que los puede salvar, harán hasta lo imposible para falsear su propia boda.

Sobre ella, Aguilar comenta: "Cuando la veo, no puedo evitar pensar en Malvina del Olmo de 'María Mercedes' o Dulcina Linares de 'Rosa salvaje'".

—¿Podrías decir que tu película es una novela llevada a la pantalla grande?
No sé si es algo así, pero en el caso de que lo fuera, creo que no tendría nada de malo. En todo caso, el hecho de que los referentes telenovelescos sean bastante obvios es a propósito. Es imposible no hacerlo de esa forma al tener a la primera actriz de telenovelas mexicanas y al galán por excelencia. Por ejemplo, la escena en la que se presenta a la suegra, se la ve, literalmente, acostándose con maquillaje.

—Lo decía porque una de las críticas al cine nacional es que se valen del lenguaje televisivo y se olvidan del cinematográfico.
La televisión es una gran influencia para todos nosotros. Hoy más que nunca con todas las series a las que tenemos acceso. Yo no creo que esté mal; creo, más bien, que es cuestión de imitar, igualar y mejorar, fundamentos que aplico en mi vida.

—¿A qué otras partes de tu vida los aplicas?
En todo. En la conducción siempre he intentado imitar e igualar al argentino Julián Weich, quien es mi referente más importante. Obviamente tengo más, como Ferrando, Kiko Ledgard y otros compañeros a mi alrededor. Ahora ya no pienso en hacer lo mismo que Weich, sino en mejorar lo que ya he aprendido.

— ¿Y como director?
No hay nadie en específico. Todos tienen algo. Trato de imitar las referencias que tengo, ya sea del cine, televisión o de la vida real, luego voy a tratar de igualarlas y, más adelante, de mejorarlas.

—¿Cuál es tu opinión sobre los críticos de cine?
Me parece que siempre es bueno escucharlos, siempre y cuando lo que digan sea constructivo. Un profesor de la universidad decía que los críticos son críticos y no hacedores de lo que critican. A lo que voy es que uno debería criticar en base a lo que ha hecho. Es mucho más fácil hablar de algo cuando no lo estás haciendo.

—Cambiemos de tema. Se supo que el año pasado y a partir del estreno de "La paisana Jacinta", el alcalde de Cusco te denunció por discriminación. ¿Fue verdad?
Sí. Lo hizo por ignorancia porque no vio la película y aun así, me denunció. Imagino que fue por una necesidad del momento. Decían que la cinta era racista, que iba en contra de la mayoría de la población peruana, en contra de la mujer, cuando era todo lo opuesto. La película es pro mujer peruana y convierte a la paisana en una heroína. Cuando fui a declarar, las personas que me hicieron el careo sí la habían visto y me dijeron que me fuera nomás.

—Hace poco una iniciativa logró que ya no se pueda emitir la ficción. ¿Cuál es tu opinión?
Me parece que está bien controlar las cosas que pueden ser mejoradas. Creo que la paisana es un gran personaje, creado con cariño no para ofender ni atacar. Después de esto, creo que la paisana volverá con más fuerza y un poquito más regulada para que sea mejor.

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