"Manchester by the Sea": opinamos de la cinta nominada al Oscar
Sebastián Pimentel

Si hubo dos dramas crudos y ásperos que brillaron entre las películas nominadas de la reciente edición del Oscar, estos fueron "Moonlight" ("Luz de luna") –ganadora del premio a Mejor película– y "Manchester by the sea" ("Manchester junto al mar"). El primero combinaba el pase de viñetas de estilo documental y cierto estilizamiento aprendido del hongkonés Wong Kar-Wai. "Manchester by the Sea" es una cinta más apegada a la tradición, con vínculos más notorios con el estilo transparente del cine clásico, aunque se atreva a ser moderna respecto a ciertas normas –sobre todo en cuanto a la estructura narrativa– en función de una expresión propia.

El realizador estadounidense Kenneth Lonergan, quien comenzó su carrera como dramaturgo en Broadway, presenta en "Manchester by the sea" la historia de Lee Chandler (), quien trabaja como gasfitero y limpiador de casas de un pequeño suburbio de Boston. Tras enterarse del deceso de su hermano mayor, Lee debe mudarse a su pueblo natal. A pesar de una tragedia del pasado que ha sumado a Lee en la depresión, este debe afrontar su nuevo rol como tutor de su sobrino adolescente, Patrick (Lucas Hedges), y así cumplir el pedido testamentario de su hermano.

A diferencia de "Moonlight", que propone la mirada frontal a un dolor abierto, a un desgarramiento sin cortapisas, "Manchester by the sea" funciona a través de un montaje que muestra, poco a poco, los signos del drama, pero a condición de mantener oculta, hasta bien entrado el metraje, toda la dimensión de la memoria trágica de Lee. Lonergan crea así un limbo lleno de tristeza en el que cada secuencia se completa con un breve deslizamiento sorpresivo a otro tiempo, el vacío del luctuoso pasado, con una violencia muda a veces acompañada de los hirientes y líricos adagios de Lesley Barber.

Y siguiendo con las comparaciones, si "Moonlight" es una película nocturna sobre el temprano descubrimiento del amor en un contexto adverso, "Manchester by the sea" es una película diurna sobre el forjamiento de una nueva vida adulta después de una tragedia del pasado. Los flashbacks inadvertidos suspenden la existencia compungida de Lee, hombre sumido en un hermetismo feroz y que tiene raptos de furia de cuando en cuando.

Lo formidable del trabajo de Casey Affleck está en ese comportamiento estático, de mirada perdida y a punto de estallar, de movimientos lentos y quebrados, con una actuación que rehúye las manifestaciones melodramáticas, para expresar un dolor interno que lo paraliza en un estupor del que no parece haber salida. Los flashbacks, en ese sentido, son muy logrados, ya que tienen un cariz más siniestro y oscuro que termina por potenciar el drama interior.

Pese a su tono depresivo, Lonergan hace una película que evita el miserabilismo, el subrayado y cualquier tipo de efectismo. Algunos toques de humor también ayudan a matizar el deambular del protagonista. Quizá la crítica más pertinente que se le podría hacer al filme es que no ahonda mucho en el caso de Patrick, siendo este un personaje que cobra cierta relevancia en el desarrollo del filme –que es, casi exclusivamente, la historia de Lee–.

Con "Manchester by the sea" Kenneth Lonergan avanza firme en su carrera como cineasta explorador del alma. Su cámara se mueve poco, para captar en sutiles claroscuros o a cielo abierto, la aventura existencial de su héroe. En esta odisea de mínimos pero profundos movimientos, cuentan también las actuaciones de Michelle Williams, como la ex mujer de Lee, y Lucas Hedge, como el sobrino atormentado. 

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LA FICHA
“Manchester junto al mar”
Título original: “Manchester by the sea”.
Género: Drama. País y año: EE.UU., 2016.
Director: Kenneth Lonergan.
Actores: Casey Affleck, Michelle Williams, Kyle Chandler, Lucas Edges.
Calificación: 3,5 de 5.

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