Christian Bale en Vice
Christian Bale en Vice

Emprender viajes extremos para esquivar la banalidad y enfrentarse
a los demonios interiores de los personajes: algo parecido es lo que hace  con la actuación. La obsesión mimética o física puede llevarlo a adelgazar y adquirir la apariencia de un faquir, o
a engordar para ser fiel a los referentes de la realidad. Es lo que acaba de ejecutar en "" ("" en inglés) , por la que subió más de 20 kilos para transformarse en Dick Cheney, quien ejerció ese cargo en EE.UU. del 2001 al 2009, durante el gobierno de George W. Bush.

Es difícil hallar una única respuesta sobre el origen de su vocación en un actor que no teme asomarse al abismo. Bale ha comentado más de una vez que, si no se dedicara a la actuación, probablemente la gente diría que él necesita ayuda médica.

En la misma sintonía, ¿qué lleva a alguien a meterse en política y a mantenerse en las altas esferas? La sensación que deja “” es que tampoco hay una única explicación al respecto. Entonces, asoman las respuestas genéricas: el poder seduce o envicia, la adrenalina de la política le da sentido a su vida o las ansias por no ser un mediocre. Según el mito, Lynne, la mujer de Dick Cheney, le llegó a decir a su marido: “Prométeme que tendrás el coraje de ser alguien en la vida. Si no, te dejo”

En la película, Lynne es interpretada convincentemente por Amy Adams, lo que le da consistencia a esa noción de que detrás de
un hombre frío, calculador y ambicioso, puede haber una mujer tan estratégica como él.

Cheney ejerció un poder vasto en el mandato de Bush. Las controversias sobre la invasión a Iraq tras los atentados del 11 de setiembre o la instauración de la tortura en el Ejército como un método de interrogatorio recaen sobre él. No sorprende que “El vicepresidente. Más allá del poder” sea un retrato de la polémica
carrera de un hombre que llegó a esas instancias.

—Dimes y diretes—
La controversia también persigue a la película. En los Globos de Oro entregados en enero de este año, Christian Bale subió al escenario para recoger el trofeo de Mejor Actor en Comedia o Musical por encarnar a Cheney. Ahí él indicó: “Gracias a Satán por inspirarme para este rol”.

Entonces, Liz Cheney, congresista republicana e hija del ex vicepresidente, le respondió por Twitter: “Es probable que Satanás lo haya inspirado a hacer esto también”, en alusión a un confuso incidente de violencia en un hotel que involucró al actor, a
su madre y a su hermana. La distancia entre ellos persistió por cerca de una década. Hasta que, hace unos días, aparecieron señales alentadoras: la madre comentó al diario “Daily Mirror” que ha retomado el contacto con su hijo. Ojalá haya un final feliz para
un intérprete que ya sabe lo que es ganar un Oscar (Bale lo obtuvo en el 2011 por “El peleador”), y que ahora apunta a su segunda estatuilla dorada con esta propuesta.

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