Pablo Marcos, una leyenda que se renueva
Pablo Marcos, una leyenda que se renueva
Adolfo Bazán Coquis

Es el más internacional de nuestros referentes en el mundo del cómic. Lo que comúnmente llamamos una leyenda viviente. Pablo Marcos. Escriban su nombre en Google y brotarán en la pantalla sus trabajos, las figuras cargadas de movimiento y belleza, los músculos que revientan sin necesidad de esteroides, la marca registrada de un peruano globalizado que ha entretenido a generaciones enteras de lectores. Un artista a página llena.

“Yo hacía cómics desde muy pequeño, desde los 4 años, y con mi hermano inventábamos aventuras de indios y vaqueros. Me acostumbré a narrar con imágenes, cuadernos completos de aventuras”, me cuenta don Pablo, mientras evoca esos primeros trabajos con un círculo que asemeja una cabeza, una línea que marca el cuerpo, cuatro líneas más cortas que configuran las extremidades, y un pedacito de hoja que simula una pluma. Un palitroque de antaño .

“Mi papá nos compraba revistas, pero yo quería saber lo que decían las figuritas… Obama también contó el otro día que él aprendió a leer con los cómics. Yo veía mucho a argentinos y norteamericanos. Me gustaba mucho Tarzán, y después de tanto tiempo es el personaje que dibujo ahora”, continúa el amable caballero que bebe una taza de té mientras contesta con inocultable timidez las preguntas.

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