
Hubo un tiempo en que la Feria del Hogar era sinónimo de grandes espectáculos y las últimas novedades. Cada julio, el escenario principal del recinto se iluminaba con artistas de talla mundial que hacían vibrar a un público ansioso por vivir el show del año. En paralelo, el Coliseo Amauta, imponente y ruidoso, acogía multitudes, mientras que la Concha Acústica del Parque Salazar, con su vista al mar, ofrecía un escenario único para disfrutar de conciertos bajo las estrellas. Hoy, estos lugares son solo un recuerdo para quienes vivieron su época dorada, y un misterio para las generaciones más jóvenes que nunca los conocieron.
El cierre de estos espacios no solo marcó el fin de una era en el entretenimiento en vivo en Lima, sino que también evidenció un cambio en las dinámicas culturales de la ciudad. La masificación de eventos en estadios o locales más modernos desplazó a estas locaciones icónicas, que quedaron atrapadas en la memoria colectiva como reliquias de un tiempo en que los conciertos eran más íntimos, los accesos más cercanos y las experiencias, quizás, mucho más personales.

Feria del Hogar
Durante mucho tiempo, la frase “Te llama la llama” anunciaba, a principios de julio, el inicio de la Feria del Hogar, uno de los eventos más esperados de Lima. Comenzó como una simple exposición en 1966, pero pronto se transformó en un fenómeno que marcó la historia de la ciudad. En sus vastos terrenos de la avenida La Marina, en San Miguel, miles de personas se reunían. Aunque no sería hasta su época de esplendor en la década de los 80 que surgiría El Gran Estelar, un espacio dedicado a grandes conciertos que se convertiría en uno de sus principales atractivos.
Sobre el escenario del Gran Estelar pasaron artistas de renombre como Héctor Lavoe, Celia Cruz, Charly García, Shakira, Ricky Martin, Maná, Los Fabulosos Cadillacs, Óscar D’León, Fito Páez, Los Pericos, Frankie Ruiz, Antonio Cartagena, Enanitos Verdes, Ricardo Arjona, Andy Montañez, Marc Anthony, El Puma, Wilfrido Vargas y muchos otros grandes artistas que pisaban por primera vez el país.
Sin embargo, la historia de la Feria del Hogar llegó a su fin en 2003 [con una sola reaparición en 2014]. El trágico incidente de 1997, cuando cinco adolescentes murieron asfixiados durante un concierto de Servando y Florentino debido al incumplimiento del aforo, marcó el comienzo de su declive. A esto se sumaron una crisis económica y una ordenanza municipal que exigía la demolición del predio para la construcción de nuevas vías públicas. Así, el evento que había sido un emblema de la ciudad cerró sus puertas para siempre, y hoy en su lugar se erige el Open Plaza San Miguel.

Concha Acústica del Parque Salazar
Ubicada al final de la avenida Larco, el parque nombrado en honor a un piloto peruano, fue durante décadas el corazón de los conciertos al aire libre en Lima. Inaugurado en 1953, comenzó como un espacio familiar, pero no sería hasta mediados de los 60 cuando la pista de patinaje se transformó en la icónica Concha Acústica. Este nuevo escenario albergó las tradicionales veladas musicales de los jueves con la Sinfónica Nacional y las célebres “retretas dominicales” a cargo de las bandas de las Fuerzas Armadas.
A principios de los 70, la ex Radio Miraflores comenzó a organizar conciertos de rock, convirtiendo al parque en el epicentro de la movida rockera de Lima. Bandas legendarias como Traffic Sound, The New Juglar Sound, Mad, Pax (que hicieron covers de Led Zeppelin), y Pepper Smelter subieron al escenario. Además de conciertos, el lugar fue sede de festivales como el Súper Concierto Ave Rock, organizado por la revista homónima, en el que se presentaron Narcosis, TV Color, y muchas otras agrupaciones. También acogió el festival El Rock Subterráneo Vuelve a Atacar Lima, con artistas como Autopsia, Zcuela Crrada, Guerrilla Urbana, Leusemia, Miki González, y Del Pueblo. Y en 1981, recibiría al icónico Raphael en un concierto que demostró todo el potencial del lugar como espacio para grandes presentaciones musicales.
Sin embargo, la historia de la Concha Acústica llegó a su fin en 1996, cuando el parque y su emblemático escenario fueron demolidos para dar paso al Centro Comercial Larcomar. Hoy, en el espacio que una vez fue el centro musical que acogió a jóvenes de todas partes de la ciudad, se alza un Tanta. Como dijo Mario Vargas Llosa: “Adiós, parquecito Salazar de antaño: descansa en paz”.

Coliseo Amauta
Lo que hoy se recuerda como un lugar de eventos musicales, números circenses y programas de televisión fue, en sus inicios, la Plaza Monumental de Chacra Ríos, cuya construcción comenzó a principios de la década de 1940. Su propósito original era ser un espacio para las corridas de toros, pero debido a los fuertes vientos que azotaban la zona, la plaza fue finalmente abandonada, hasta que encontró una segunda vida como espacio para grandes eventos.
En la década de 1980, la cadena televisiva Panamericana Televisión lo convirtió en el epicentro de sus producciones y un icónico escenario musical, recibiendo a algunos de los artistas más grandes de la época. Entre las presentaciones más memorables se encuentran Raffaella Carrá, Soda Stereo, GIT, Indochine, Miguel Mateos, Los Abuelos de la Nada, Menudo, Ricky Martin, Enrique Iglesias y la banda nacional Arena Hash, por mencionar solo algunas.
A pesar del éxito del lugar, debido a la crisis que sufrió Panamericana Televisión, el Coliseo estuvo prácticamente abandonado desde 2002. En 2008, la empresa Raza Peruana Producciones SAC tomó la concesión del recinto para convertirlo en el Gran Centro de Convenciones Amauta. Sin embargo, este plan no tuvo éxito. Fue entonces cuando el emblemático espacio encontraría su tercera oportunidad con la iglesia Comunidad Cristiana Agua Viva, que desde 2009 hace uso de este recinto para eventos religiosos y políticos, manteniendo su capacidad de alrededor de 20,000 espectadores. Y aunque perdió su protagonismo en la escena musical, sigue siendo un testigo de su rica historia que aún se mantiene en pie.

La Carpa Grau
Si alguien se pregunta a dónde bajaban las personas cuando cantaba Chacalón, la respuesta es la Carpa Grau, aquel emblemático recinto que, en sus inicios, fue destinado a los circos. En la década de 1980, gracias a la visión del productor musical Jorge Lozano y otros empresarios, este espacio mutó en un epicentro de la música chicha, abriendo sus puertas a grupos emergentes del género tropical andino que hicieron historia desde sus tablas.
El momento cumbre de la Carpa Grau llegó con el II Festival de la Cumbia Peruana en 1987, donde desfilaron figuras legendarias como Los Shapis, Naranja, Manzanita y su Conjunto, Los Destellos, Los Ecos y Pintura Roja. Pero el verdadero ícono del recinto fue Chacalón, quien no solo estrenó algunos de sus mayores éxitos aquí, sino que llenó cada rincón del lugar con un público que bailaba entre cervezas y polvo al ritmo de su música. En más de una ocasión, compartió escenario con su hijo Chacal, añadiendo un toque familiar al fervor de sus conciertos.
Sin embargo, la Carpa Grau sucumbió ante la creciente delincuencia en sus alrededores, los disturbios que empañaban los espectáculos y la disminución de asistentes. Finalmente, en 1996, se suspendieron las presentaciones musicales y el recinto dejó de latir al ritmo de la chicha. Hoy, el terreno permanece vacío, mientras la promesa de un centro comercial en sus alrededores espera redefinir el destino de este icónico espacio.

La Máquina del Sabor
Si alguien se pregunta dónde resonaba la mejor salsa en Lima, la respuesta está al sur de la ciudad, en la entrada de La Herradura, Chorrillos, donde se encontraba un espacio innovador que albergó un escenario giratorio, el primero de su tipo en Sudamérica. También en la avenida Nicolás Arriola y en la avenida Venezuela, frente a la Urbanización Palomino, se encontraban los icónicos salsódromos, conocidos como La Máquina del Sabor 1 y 3, respectivamente.
Creada por Boris Gómez, conocido como “el loco”, esta serie de locales se convirtió en auténticos templos del ritmo tropical durante la década de 1980, siendo el epicentro de la música tropical en Lima. Durante su época dorada en los años 80, La Máquina del Sabor acogió a los mejores exponentes de la salsa, tanto nacionales como internacionales. Grandes figuras como Frankie Ruiz, quien dio sus últimos conciertos en Perú en estos locales-, Andy Montañez, Paquito Guzmán, Son Durissimo, La Fragua 87, Peru Salsa All Stars, el grupo Niche, Irakere, y Marvin Santiago hicieron vibrar el escenario junto a nombres locales como Camagüey, Laura Mau y su Orquesta Original, y la Orquesta Saraguey. Además, su impacto quedó inmortalizado en el LP “Estrellas de la Máquina”, patrocinado por el mismo Gómez.
Sin embargo, con el paso del tiempo, el esplendor de La Máquina del Sabor se vio opacado por constantes problemas entre asistentes, disturbios y los cierres recurrentes por parte de las autoridades municipales. A pesar de intentos de reapertura, la sede más popular en La Herradura fue clausurada definitivamente en 1995, mientras que los otros locales también fueron cerrando progresivamente. Hoy, el edificio en La Herradura se encuentra en ruinas, mientras que los otros locales cambiaron de dueño.

Hotel Crillón
Cuando Zavalita se cuestionaba cuándo se había jodido tanto él como el Perú, sus pasos lo llevaron frente al Hotel Crillón, inaugurado en 1947 por el empresario suizo Domingo Bezzola. Ubicado entre la avenida La Colmena y la calle Rufino Torrico, el hotel, inicialmente de ocho pisos, se transformó con el tiempo en una torre de 22 pisos, convirtiéndose en un referente de lujo y exclusividad. En su interior, el Sky Room y, afuera, en el Tropical Garden, cubierta por una gran carpa blanca, se presentaron como un espacio único donde la música en vivo era la protagonista, atrayendo a lo más selecto del panorama musical internacional.
En sus noches de esplendor, el Sky Room recibió a artistas de renombre como Leo Dan, Nat King Cole, Charles Aznavour y los miembros de la Sonora Matancera, quienes ofrecieron pequeñas presentaciones durante su estadía. Por otro lado, en el Tropical Garden se presentaron músicos como Raphael, Luis Miguel, Menudo, Manolo Otero y Miguel Bosé, quienes también fueron parte fundamental de las veladas en este icónico lugar, especialmente durante las tradicionales fiestas de Año Nuevo y cenas de gala.
Sin embargo, con el paso del tiempo y la transformación del centro de Lima, el Hotel Crillón comenzó a declinar. La llegada de nuevos establecimientos en zonas como Miraflores y San Isidro, junto con la crisis económica y el terrorismo de los 80, contribuyó al ocaso de este legendario lugar. En 1999, el Hotel Crillón cerró sus puertas, ahora albergando a la Sunat. Por su parte, en el Tropical Garden se alza un Sodimac, pasando a ser solo un recuerdo de la Lima que vivió sus noches de mayor esplendor musical.

Vértice del Museo de la Nación
A mediados de principios de siglo este espacio fue acondicionado para albergar espectáculos de todo tipo, convirtiéndose en un lugar emblemático para el público limeño. En pleno centro de la ciudad, junto a la avenida Javier Prado, en el corazón del Museo de la Nación, el Vértice se presentó como una alternativa al vacío dejado por otros espacios más tradicionales.
Durante su corta pero vibrante existencia, el Vértice fue testigo de una enorme diversidad musical. Desde el rock más crudo de bandas como Leuzemia y Rata Blanca, hasta la salsa de Rubén Blades y Eva Ayllón. Incluso el concierto de Bjork en 2007 marcó uno de los hitos más importantes en la historia de este lugar. Los conciertos de Toto, 3 Yardas, Dios Salve a la Reina (la banda tributo a Queen), y Fragil completaron una agenda de lujo que convirtió al Vértice en un referente cultural de la Lima de principios de siglo.
Tras la inauguración del Gran Teatro Nacional en 2011, el Vértice del Museo de la Nación vio desaparecer la posibilidad de seguir siendo un escenario de conciertos. A pesar de su gran oferta, las dificultades para obtener la licencia de funcionamiento y las exigencias legales hicieron que el espacio cerrara sus puertas, dejando buenos recuerdos en el pequeño espacio.

Otros espacios:
La Jato Hardcore
Este espacio, ubicado en Barranco, era conocido por su ambiente cerrado y aspecto abandonado, especializado en conciertos de hardcore y punk, convirtiéndose en un punto de encuentro para bandas como G-3, Kaos, Sentido Común, D.R. Hardcore, Bazofia, Enemigo Público, Situación Hostil, Desarme, entre otras, que tocaron entre 1988 y 1989. Ofrecía una alternativa a los circuitos comerciales, promoviendo la autogestión y la independencia musical. Sin embargo, un incidente ocurrió cuando un botellazo lanzado desde el patio atravesó la ventana de un vecino, quien acudió a la comisaría. La policía evacuó el local y puso fin a los conciertos. Hoy, el lugar que albergaba la Jato Hardcore es una cevichería.
El Hueko de Santa Beatriz
A diferencia de la Jato Hardcore, El Hueko de Santa Beatriz era un mítico local que albergaba al grupo “Eutanasia” y servía de punto de encuentro para los misiopunks o punks de barrio. El local, propiedad de la familia de Pepe Asfixia, bajista de Eutanasia, fue un lugar de conciertos, conversatorios, fiestas y confrontaciones. Hoy en día, el sitio donde se encontraba El Hueko es una escuela para niños de educación inicial.

El Bertolotto
Situado en San Miguel, este espacio se destacó no solo por su gastronomía, sino también por su propuesta de música en vivo. En su apogeo, el local albergaba conciertos de artistas como Vicky Jiménez, Charanga Habanera y La Orquesta Internacional. El famoso lema publicitario del restaurante, en diciembre de 1989, rezaba: “Ven y diviértete en el palacio de los momentos inolvidables, donde usted es el rey”.
No Helden
En 1984, No Helden se consolidó como un ícono de la escena alternativa de Lima. Ubicado cerca de la Av. Wilson, en el Centro de Lima, su ambiente relajado y su enfoque en música electrónica e indie atrajeron a una audiencia diversa. Desde los ‘wavers’ de Jesús María y Barranco hasta turistas europeos y norteamericanos con sus botas militares y casacas de cuero. Con una programación que incluía DJ sets y conciertos en vivo, bandas como Maria T-Ta, El Empujón Brutal, Eutanasia y Voz Propia fueron algunas de las que marcaron su escenario.
Biz Pix
Biz Pix, ubicado en el sótano del Banco de La Nación, en la segunda cuadra de la Av. Pardo en Miraflores, fue otro de los lugares emblemáticos de la Lima de los 80. Conocido por su ambiente íntimo y su enfoque en la música alternativa y el rock independiente, el club se convirtió en un espacio de referencia para las bandas emergentes y los artistas locales. Durante 1984, la inscripción “Biz Pix” se veía pintada en diversas avenidas de Lima, señalando el camino hacia uno de los lugares más frecuentados de la época. Allí se presentaron bandas como Dolores Delirios y otros grupos que definieron el pulso de la escena local.
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