Fiorella Ramírez

—Cuando Maite Vizcarra empezó a informar sobre periodismo tecnológico, los teléfonos inteligentes eran una novedad. Era fines de la primera década de los 2000, pero ella ya investigaba para esta casa periosítica temas relacionados a la digitalización y las redes sociales.

Más de 15 años después, continúa explorando y cuestionando los desarrollos e innovaciones en el campo bajo el seudónimo de Techtulia, un juego de palabras entre “tecnología” y “tertulia”. “Lo que me parece interesante de mi trabajo es que es como adelantarse al futuro o escribir ciencia ficción. Me causa gracia que hace años hablaba de lo que hoy ya existe, lo que parecía irreal se está dando”, comenta en entrevista con El Comercio.

—En tus inicios como periodista de tecnología, ¿como se percibía temas como la innovación y la digitalización?

En ese momento había un problema de que la gente no entendía a los expertos en tecnología. Entonces pensé que debía entrar un ámbito político y construí un blog en la revista Semana Económica. Ahí empecé a escribir como Techtulia, y si bien al inicio era técnico, traté de hacer un esfuerzo para que ser más comrpensible. En verdad, creo que ese es el valor de lo que he hecho en estos temas. Por ejemplo yo no era ingeniera, pero trabajaba como ingeniera. Entonces lo que debía hacer era “vulgarizar” lo que ellos hacían, para que todos pueda comprenderlo.

—Desde la televisión, en TV Perú condujiste el programa “Umbrales”, donde continuabas con esta faceta de divulgación.

Así es. Ese programa cumplió un ciclo. Siempre estuve muy vinculada con la tecnología, pero ya no pudo continuar en señal abierta y lo que hacía era publicar artículos. Hasta que llegó la pandemia, donde curiosamente se produjo el auge de los contenidos científicos. Todos queríamos entender que él nos estaba pasando y tuve la oportunidad de tener un programa propio con La República. También durante ese tiempo surgieron muchas noticias falsas sobre tecnología que se propagaron rápidamente. Creo que ahora comenzará a expandirse la desinformación en temas de inteligencia artificial, ya que se está convirtiendo en la nueva tendencia.

—¿Cómo cambia la percepción de los avances tecnológicos a través de los años? Se dice que los niños y jóvenes tienden a encontrar fascinante las innovaciones hasta que crecen y se vuelven recelosos.

Bueno, soy un caso especial porque no pertenezco a la generación millennial, pero siempre he creído que, a pesar de que la tecnología también tiene su lado negativo, en general es positiva. Me siento atraída por personas como Elon Musk o Bill Gates, que son revolucionarios y visionarios. A pesar de su edad, lideran lo que creo será el futuro de la humanidad con emprendimientos sólidos. Es cierto que los jóvenes se sienten más cercanos a la tecnología porque es su entorno de acción. Todo lo hacen utilizando sus teléfonos móviles o redes sociales, por lo que no es solo un tema más para ellos, sino parte integral de su vida. En cambio, a las personas mayores les cuesta más adaptarse, ya que vienen de una generación analógica, el cambio los convierte en migrantes digitales. Tienen que salir de su zona de confort para adentrarse en una tierra desconocida, la era digital. Lo importante es que nuestra actitud ante la tecnología no tiene edad. Aquellos interesados en lo tecnológico suelen ser curiosos y están dispuestos a explorar. Gran parte de lo que se encuentra en el ámbito digital se aprende por cuenta propia, es decir, implica mucho autoaprendizaje.

—¿Crees que los más jóvenes, los “centennials”, están poco interesados en problematizar su consumo en redes sociales? ¿Son blanco de manipulación?

Es cierto, especialmente en política hoy en día. En mi columna de El Comercio hablé sobre el papel que están desempeñando los políticos influencers, con sus mensajes incendiarios y su habilidad para utilizar la lógica narrativa de esa plataforma. Los jóvenes, que están inmersos en la tecnología, no tienen una concepción crítica. Para ellos, es como respirar aire. Tú no te detienes a pensar en los componentes del aire, simplemente lo respiras. Sin embargo, eventualmente pueden caer en un círculo negativo. Por eso, es importante que existan personas que escriban y hagan divulgación científica sobre estos temas, para que las personas se den cuenta de que no todo es fantástico y color de rosa. No hay que ser tan ingenuos. Mi punto es que, al no haber un sentido crítico intrínseco, los estímulos externos deben provocarlo, y ahí es donde entra en juego el papel de los divulgadores.

—¿Y cómo evalúas el rol de los divulgadores de contenido tecnológico que están en TikTok u otras plataformas digitales?

Estoy de acuerdo en que hoy en día cualquiera puede convertirse en creador de contenidos con facilidad, gracias a plataformas como TikTok, que permiten editar, poner música y voz en off sin necesidad de ser un experto. Esto ha llevado a que muchas personas sin conocimientos específicos se sientan protagonistas y expresen sus opiniones. El problema radica en cómo se comunican esas opiniones. A veces, aunque sean tonterías, las expresan de manera convincente y la gente les cree. Por lo tanto, la forma de comunicación se vuelve cada vez más relevante en estos espacios. Creo que es importante valorar el rol de los periodistas y comunicadores, pero de una manera diferente a como solíamos hacerlo tradicionalmente. Ahora se requiere que tengan la capacidad de discernir y filtrar información, convirtiéndose en curadores de contenidos. La gente está asustada de que las inteligencias artificales, como Chat GPT, nos dejen sin trabajo, pero no es así. Los medios de comunicación deben hacer una buena curaduría para que estas personas puedan discriminar entre lo bueno y lo malo. Como ciudadanos también es importante ampliar nuestro consumo de contenido, no limitarnos a una sola fuente, plataforma o burbuja informativa. Debemos diversificar nuestras fuentes y consumir de manera más amplia.

—¿Y cuáles son los retos que enfrentamos desde Perú?

Es importante no autoexcluirnos. Es cierto que el Perú es una sociedad en general muy conservadora, en todas sus clases sociales, tanto en Lima como en las regiones. Eso implica que ciertas capas de gente adulta tenga temor a estas novedades. Creo que, por ejemplo, podríamos empezar una campaña que ayude a la alfabetización digital, que es lo más trascendente de esta charla. Porque si mañana quisiéramos generar servicios de salud masivos en el Perú usando la digitalización, tendríamos que partir de la idea de que la gente sabe usar las herramientas. Que la abuelita en casa sabe cómo usar Zoom, porque sino, ¿qué sentido tiene digitalizar las consultas médicas si no sabrán cómo interactuar? Durante la pandemia se dio un gran salto por la necesidad y necesitamos recobrar eso, buscar modelos a seguir. Hay muchas facilidades, definitivamente no es un tema de edad. No habría que autodestruirse.

—¿Trasladas estos temas a tus dos programas en TV Perú? Acabas de regresar a la televisión.

Sí, tengo la suerte de volver a la televisión en TV Perú. Uno se trasmite de lunes a viernes [”Diálogo Abierto”], donde abordamos temas nacionales, política y economía desde una perspectiva diferente, evitando los temas triviales. En mis entrevistas, busco ser más provocadora y abordar también temas como inteligencia artificial e innovación tecnológica para plantear una nueva agenda noticiosa. En el otro programa, llamado “Pensando en el Perú”, exploramos temas nuevos y antiguos desde otra óptica. Por ejemplo, hemos discutido temas sobre el racismo y la usurpación cultural. Lo bueno es que en TV Perú tenemos más libertad editorial y no estamos tan preocupados por el rating.

Además…
Programación de TV Perú

Maite Vizcarra conduce el programa en vivo "Diálogo abierto", de lunes a viernes de 10 a 11 p. m. "Pensando en el Perú" va los domingos a las 9 p. m. Los programas también pueden verse a través de YouTube.

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