"Dennis Angulo, poeta del Mundial", por Jaime Bedoya
"Dennis Angulo, poeta del Mundial", por Jaime Bedoya
Jaime Bedoya

No hay buena acción que no reciba un castigo. En este caso el que le toca a la clasificación mundialista tiene nombre y apellido, aunque ningún talento: Dennis Angulo.

Pensaba que jamás lo volvería a ver. Más que una idea era un ingenuo anhelo. Tomaba tranquilo desayuno apenas llegado al Hay Festival de Arequipa, celebrando un grato reencuentro con Iván Thays en la terraza de un hotel de la Plaza de Armas, cuando una voz desaforada llamó nuestra atención: gritaba rimas que contenían las palabras Gareca y maleta, Hay y Hawái.

Era Angulo. Comía queso helado de a sol de un vasito plástico mientras nos miraba fijamente. ¿Lo conoces?, preguntó Thays. No creo, respondí. No es la primera vez que niego a Dennis Angulo, poeta casmeño que hace 17 años me tortura con el no deseado cargo de difusor de su cuestionable obra poética.

Preséntame a Andrea Marcolongo, me diría cuando lo encaré en la calle horas después. Le dije que apenas había hablado con la escritora italiana acerca de Roberto Baggio y de su pasión por la cultura helénica. Su mirada parecía no tener fondo ni propósito. Sería el soroche. O algún estupefaciente.

El mayor problema de Angulo es la absoluta carencia de inteligencia emocional. Pacientemente he tolerado su obra más por curiosidad malsana que por admiración, arriesgándome inclusive a que se me atribuya fantasiosamente que el casmeño no sea más que un álter ego de quien no tiene el necesario valor para firmar sus poemas. Esto ha acarreado diversos malestares profesionales y personales. Por lo que mi gratitud hacia mi familia, que ha sabido llevar esto, será eterna.

Luego de advertirle a la Marcolongo que no aceptara queso helado de extraños, convine con Angulo en una suerte de Lava Jato incruento: le reseñaría su último poemario con tal de que me dejara en paz. Él llevaba un ajado sobre manila bajo el brazo. Dentro, un poemario mecanografiado intitulado “¡Maldito metabolito!”. Un libro horrible, aunque visionario.

Nos estrechamos la diestra en silencio. Mi mano quedó untada de una capa tibia de queso helado.

Dennis Angulo (Casma, 1969 ) irrumpió en la poesía peruana con “Un proceso transparente” ( 2000 ). El despropósito poético se confirma con su última obra, “¡Maldito metabolito!”.
Dennis Angulo (Casma, 1969 ) irrumpió en la poesía peruana con “Un proceso transparente” ( 2000 ). El despropósito poético se confirma con su última obra, “¡Maldito metabolito!”.

—El poemario—
Este poemario se apertura, no hay otra manera de decirlo, con uno de los típicos crossovers angulianos donde incorpora el momento político (Caso Odebrecht) al imaginario de lo cotidiano. Es de dudoso gusto su alusión al control de esfínteres, así como su desleal crítica al gremio del periodismo deportivo con quien tiene una cuenta pendiente desde los días del Sport Casma:

Aumentar 11 e eu fazer visita
Once valientes incas
Raspando eliminación
A Gareca le hacen ermita
Y al mundial invocación:
¡Rusia, eu fazer visita!
--0--
Una hinchada penitente
De trajinado asterisco
Celebra jugada fortuita
Que merece un obelisco
Les nace decir, de repente:
¡Rusia, eu fazer visita !
--0--
Periodistas deportivos
A punto de entrar a Uber
Federación, gestión bendita
Gritan con ilusión púber:
¡Rusia, eu fazer visita!

Evidenciando su torvo oportunismo, Angulo no tiene reparos en treparse descaradamente al éxito ajeno hasta los linderos de la indignidad. Este poema pinta de cuerpo entero una catadura moral socavada por la confusión cromosomática propia de la ideología de género:

Yo lo dije
Nunca dudé, siempre lo supe.
Me alejé del pesimismo como Pizarro del gol
Fue un tema de convicción
Lo puedo firmar de nuevo, lo creo más que en mí mismo
Gareca ha tomado el control
Siempre creí, mano al fuego,
¡La vida por mi selección!
--0--
Cuevita eres inmenso,
Culebra nadie te alcanza,
Oreja escucha claro el cantar de mi alabanza:
Guerreros que nunca tranzan
Ni ante el mito refrito del maldito metabolito
--0--
Se acabó el pericoteo
Se abolió el banal hueveo
en mi sentir soy prolijo:
Soy varón, soy poeta
Pero hazme un hijo,
Tigre Gareca

A propósito de premoniciones, Angulo no escatima sobonería hacia quien abriría la puerta de la clasificación a Rusia, la ‘Foca’ Farfán:

Resurrección de una foca
Lo digo caiga quien caiga
–escucha Tigre Navarro
presten oídos Yahairas–
quien lo toca, me tocó.
Por él me embarro, saco la chaira
Déjalo ser un bravo. Déjalo con su totó.
--0--
Primero lo vio Gareca
¡Esa roca, ese chamán!
Mientras Jefry se perdía
donde la envidia ardía
esa foca en discoteca
Era un crack, era un galán,
Bebiendo fino champán desde su Porsche sedán.
--0--
Yo lo dije, siempre lo supe,
En Matute había un titán
Insisto en mi retintín
Antes de nombrarlo, escupe:
¡Él es Jefferson Agustín!
¡Él es Farfán Guadalupe!

En un giro medianamente simpático, Angulo celebra la renacida tradición de la caravana. Aunque inevitablemente se deja ganar por la procacidad, trastocando además las virtudes anticalambre de un alimento como el plátano:

Caravana
Familiar paseo triunfal, Gloria urbana victoriosa
Yo te canto, caravana, ruidosa senda gloriosa
Que revive tan lozana peruanidad peatonal
--0--
Vuelve ahora tu caricia
Haces del antro delicia
Recuperemos la honra
Del lugar que se nombra
como calle de las pizzas.
Hay una sola manera:
¡Hoy no chambean, peperas!
--0--
Caravana, camiseta
peruana,
Te hablo de tú a tú:
Caminemos hasta Moscú
Hazte una: lleva a tu
hermana
llevo presta la banana, el potasio lo pones tú.

En el siguiente poema derrapa hacia lo libidinoso, evidenciando su obsesión por la literata italiana Andrea Marcolongo, autora de “La lengua de los dioses”, quien visitó el Perú para presentar su hermoso alegato a favor del idioma griego y del valor actual de la cultura helénica. Angulo pasa esto por alto para ubicarse dentro del perfil de denunciable por Ni una Menos.

Marcolongo, vente a Atocongo
Andrea habrás escuchado
Por Grecia y por todo lados
Algo que suena rotundo, una verdad que no niego
Así me enfrente al recato, al prudente y al pacato
Repito en tono profundo:
Olvida el desnudo griego
Piensa en cholo calato
--0--
Por ti estudio a Platón,
me encomiendo a Poseidón
Sin ser jamás Castrillón
(vaya tremenda joya)
Ya me siento cerca a Troya.
Envuelto en filosofía
solo te digo confía:
Te ofrezco mi verso y mi cucharón
ven con hambre Marcolongo, cáete por Atocongo
Lo digo de corazón:
hay fiambre y hay mondongo.

Angulo cierra el libro con el poema que le da título, alegoría respecto al resultado adverso en la prueba antidopaje de Paolo Guerrero. Como es su costumbre, abusa de la rima de tono preescolar, atribuyéndole un poder pagano a la mascota de España 82, Naranjito:

¡Maldito metabolito!
Fue peor que un meteorito.
Fue decir: me inhabilito.
Por más que recapacito
Solo digo, casi grito,
¡Maldito metabolito!
--0--
Así orines rapidito
La ruin prueba del delito
Se aferra como un piojito
(¿Qué pensabas, Paolito?)
¡Maldito metabolito!
--0--
Estando todos contritos,
Elevemos una oración
Al gran todopoderoso
Que Paolo salga airoso
De tan mendaz situación
--0--
De ti depende, Naranjito
Que se coman cualquier cuento
(La tarea que no encuentro, el perrito la comió)
¡Que sea el mate coca, fue alguien que se lo dio!
Naranjito, a ti te invocan
¡Maldito metabolito, la puta que te parió!

La obra no se presentará en la próxima edición de la Feria del Libro Ricardo Palma ante el unánime desinterés de todas las editoriales peruanas, más unidas que nunca.

Contenido sugerido

Contenido GEC